lunes, 23 de septiembre de 2013

EL MITAYERO


En la selva, se llama mitayero al cazador, también se le conoce como montaraz. El mitayero, es un hombre que conoce el secreto de los animales, su vida, sus costumbres y características, sabe donde viven, donde paran y como se reproducen, sabe imitar sus gritos, sus cantos y silbidos.

Es un experto, tiene temple y nervios de acero y no conoce el miedo. Tiene super desarrollados  los órganos de la vista, el oído, el olfato y tiene un sexto sentido : la intuición.

Es un hombre sereno, tranquilo, paciente, observador, con gran dominio de si mismo y de reacciones rápidas. Sale al monte diariamente y regresa cargado de diversas piezas de caza..

Sus únicos compañeros son la escopeta, retrocarga y el machete. Sin embargo hay otro tipo de mitayero, especializado en la caza de ciertos animales, que se hace acompañar  por perros entrenados en la cacería de ciertos animales: añujeros, venaderos, carachuperos, etc.

                                                C U E N T O

Julio Sánchez era el mitayero del campamento, diariamente salía solo y recorría grandes extensiones de la selva en busca de caza. Con las primeras sombras de la noche regresaba, trayendo venados, huanganas, sajinos, conejos, achunis, sachacuyes, ardillas, paujiles, pavas, trompeteros, panguanas, loros, palomas, etc.

Cuando tenía la suerte de encontrar una manada de huanganas, se subía a un árbol para librarse de la furia de dichos animales y desde arriba mataba varios ejemplares. En este caso, regresaba a pedir ayuda para el transporte de los animales muertos, en igual forma procedía cuando cazaba una sachavaca grande o un otorongo.

Una vez pasando cerca de un matorral, escucho un ruido de galope a gran velocidad, entonces se escondió tras un árbol, con el arma lista a disparar, era una sachavaca, que tenia prendido en su lomo a un enorme otorongo que le trataba de dominar y Julio le disparo al otorongo, hiriéndolo pero escapo.

Luego saliendo de su escondite comenzó a seguir los rastros de sangre que fue dejando la sachavaca, de la terrible herida que le había causado el tigre, hasta que encontró a la sachavaca recostada en un tronco caído, mal herido y sin fuerzas para levantarse y correr.

El mitayero se compadeció de la pobre bestia y la llevo al campamento para curarle y domesticarle, no sin antes cubrirle sus sangrientas heridas con barro con el fin de aliviarle el dolor y paralizar la hemorragia.

Poco tiempo después, era la mascota el campamento completamente curada y domesticada.

Y es así como el mitayero abastecía diariamente de carne fresca del monte al campamento.

Carlos Velásquez Sánchez

LA LEYENDA DE LA YUCA


Los antiguos nativos no conocían la yuca, solamente existía el plátano y lo preparaban asado, cocinado, crudo o disuelto en chicha, pero esta alimentación era deficiente para los nativos y por eso salían cada día al monte en busca de frutas y de hojas.

Un día salió un nativo al monte a buscar alimentos vegetales, buscaba y rebuscaba en los arboles y debajo de la tierra, pero no encontraba nada y hambriento y decepcionado se sentó en la orilla de una quebrada, cuando de pronto escucho un ruido que parecía decir :” GIMEKA” que en castellano significaba “yuca”.

Y vio una sachavaca que parecía decir “GIMEKA” y que caminaba dentro de la quebrada, le iba a disparar su flecha, cuando la sachavaca estornudo diciendo “GIMEKA”. El nativo se asusto, pero observo que la sachavaca movía la cabeza, como indicándole que le siguiera y repitiendo los estornudos :”gimeka”, “gimeka” o sea “yuca “yuca” la empezó a seguir.

La sachavaca entro en una gran chacra, limpia y cultivada, cruzaron y llegaron a una casa, allí habían varias sachavacas grandes y pequeñas, pintadas y negras. A un lado se veía un montón de yucas, en otro lado estaba una yuca que se estaba asando y una olla cocinando mas yuca. Mas allá una tinaja con masato o chicha de yuca.

La sachavaca invito al nativo a comer yuca asada, cocinada y a tomar masato, el nativo comió y tomo y le pareció muy agradable todo.

La sachavaca le entrego un panero de yucas y una olla de masato para que se los llevara a su Caserío, le dio también una carga de palos de yuca para que siembren en sus chacras. Y el nativo regreso contento e iba diciendo :”gimeka” “gimeka” “gimeka”(yuca-yuca-yuca) para que no se olvidara el nombre de dicha planta.

Por fin el nativo llego a su casa, le esperaban su mujer e hijos, impacientes y con hambre, el les mostro las yucas, los palos, el masato y les conto todo lo que había sucedido.

La mujer contenta y admirada exclamo:”GIMEKA”, entonces recordó el nativo que el nombre que su mujer le puso era el mismo que estornudaba la sachavaca, desde se le llamo GIMEKA (yuca).

El nativo cocino parte de la yuca, otra la aso y otra la hizo masato. Dio de comer y beber a  su familia e hizo probar a todos los de su Caserío y a todos les agrado. Inmediatamente sembraron los palos de yuca, la yuca creció y se propago en la selva, gracias a la sachavaca.

Carlos Velásquez Sánchez

EL MONO Y EL TIGRE


Cierto día un mono estaba pescando en el puerto de su casa en compañía de su hermano. Había pescado 04 bagres y un tigre se le acerco, le olio, le hizo caricias y le dijo: ”Sobrino, déjame el anzuelo que quiero pescar” y el mono le dijo:” Tío, no me fastidies y déjame pescar”. El tigre seguía fastidiando al mono y el mono enfadado, le prestó el anzuelo.

Pero el tigre echaba el anzuelo y los pescados no picaban, el tigre se enfado, entonces el mono le dijo .” Tío, tus manos huelen mal, por eso no puedes pescar”.

Volvió a pescar el mono y cogió 08 sábalos, el tigre dijo al mono:” Yo quiero comer pescado y si no me das, te comeré a ti”. El mono temeroso, se puso a cocinar el pescado y el tigre estaba a su lado.

Cuando el pescado estuvo ya cocinado, dijo el mono:” Tío, primero voy a comer yo y después comerás tu”. El tigre acepto la propuesta. El mono tapo la olla con una piedra y subió a un árbol a comer.

El tigre le dijo :” ¿ Porque te subes al árbol?  y el mono le contesto : “ Porque mi casa es el árbol y aquí como siempre”. El mono comió, mientras tanto el tigre esperaba debajo del árbol.

El mono dijo al tigre :” Tío, tengo un sábalo, abre tu boca y cierra tus ojos, que voy a tirar al sábalo a tu boca”. El tigre abrió la boca y cerró los ojos. El mono le tiro una piedra y le rompió todos los dientes.

El tigre se enfureció, subió al árbol, el mono huyo y el tigre le persiguió, después de mucho correr el tigre alcanzo al mono y se lo trago sin masticarlo.

El mono llevaba en su cuerpo un cuchillo, con el se abría camino dentro del cuerpo del tigre para salir. El tigre se enfermo, los demás tigres curaban su enfermedad. Pero, un día el mono logro salir.

Y cuando salió, le dijo al tigre :” Tío, ves como no puedes comerme”. El tigre se asombro al ver de nuevo al mono. El mono huyo y subió al árbol y el tigre no lo persiguió mas porque estaba “mangasho”( sin muelas).

Carlos Velásquez Sánchez

EL OSO


Una vez una joven soltera, de unos 16 años de edad, llamada Mariela, se fue al monte a buscar leña, seguía caminando por la selva hasta que se perdió en un barranco de una quebrada, la joven pensó que el camino continuaría al otro lado de la quebrada y la atravesó en su búsqueda, miro de una lado a otro, sin hallar huellas de nada.

Llego la noche y Mariela, no podía continuar ni sabia regresar a su casa, estaba perdida, se sentó al lado de una copaiba a llorar y esperar el amanecer para volver a su casa, En esos momentos se le presento un joven vestido con una cushma y le pregunto .” ¿Qué haces aquí? ¿Por qué lloras? Mariela le contesto :”Me perdí en el bosque” y el joven le invito a que le siga y le siguió.

La luz de la luna entraba por entre las ramas de los arboles iluminando sus pasos. El joven desconocido iba adelante y Mariela detrás, pisando sobre las huellas del hombre, pero en un claro de la selva, la luna ilumino de una manera clara las pisadas del joven, no eran pisadas de hombre sino de oso con dedos delgados y uñas largas.

La joven se asusto, se detuvo y pensó en regresar, pero el oso la miro con sus ojos encendidos y la obligo a seguirla. No tardaron en llegar a la casa del oso, que estaba en la aleta de un árbol y metió en ella a Mariela.

La joven debería vivir como mujer del oso, tenía toda clase de comodidades y comería ricas carnes que su marido el oso cazaría y nunca más se le ocurrió escaparse de la casa del oso. Llevaba ya 10 años alejada de la casa de sus padres y tenía con el oso 08 hijos, los padres le habían buscado, pero inútilmente y la dieron por muerta.

Cierto día, un nativo fue al monte de caza, se interno tanto en la selva que fue a parar a la casa del oso, allí oyó hablar a la mujer. El cazador pregunto a la mujer:¿ Qué haces aquí?. Ella le contesto .” El oso me secuestro y soy su mujer”.

Entonces el nativo que conocía a Mariela y su desaparición, disparo una flecha al oso y lo mato. De este modo pudo llevar con él a Mariela para entregársela a sus padres.

Pero esta mujer , ya no podía vivir fuera de la selva, ni en casa, ni en compañía de sus paisanos.

Huyo de nuevo al monte y hoy vive dentro de la selva como una mujer errante buscando la felicidad, pero sin encontrarla.

Carlos Velásquez Sánchez

LA YACUMAMA


En lo profundo de un bosque impenetrable por su exuberante vegetación había un lago muy poco conocido por los que vivían en las proximidades de ese lugar y simulaba ser un sitio tranquilo, un remanso de paz, pero lamentablemente era lo contrario.

Así lo aseveraban quienes habían llegado a él, pues sabían que tenia “madre” y que ella celosamente cuidaba ese lugar, persiguiendo sin piedad al que por desgracia se atrevía a pescar en sus aguas.

Así llego cierto día un pescador, que siguiendo el curso de un riachuelo desemboco en él y desde el primer momento que lo vio se sintió feliz porque creía que era el primero en llegar y pensó ya en una pesca milagrosa en esta laguna que debe estar llena de peces.

Pero no fue así, al penetrar en el lago, lo primero que hizo fue en ubicar un lugar para arrojar su tarrafa, pero se sentía intrigado por el movimiento de las aguas, siguió remando confiado, pero el vaivén continuo de su canoa siguió preocupándolo, hasta que sintió que algo salía del fondo de las aguas de ese lago.

Rápidamente volteo para averiguar que era eso y vio una terrible cabeza suspendida en el aire a casi dos mtrs. de altura sobre la superficie del agua. Moviendo su monstruosa figura de orejas paradas y sacando su lengua puntiaguda.

Inmediatamente dio vuelta a su canoa, metió su remo con fuerza al fondo del lago para impulsarse mejor y en esos instantes apremiantes para colmo de males, noto que las plantas de la orilla venían a su encuentro, cerrándole el paso como si obedecieran algo.

Terriblemente asustado giro su cabeza para ver que ocurría con la yacumama y comprobó que ella le perseguía a toda velocidad, en ese momento aterrorizado levanto los ojos al cielo y clamo ayuda al Dios Todopoderoso, convencido que él no podía hacer nada para librarse con vida de ese monstruoso yacumama.

Y realmente el Señor escucho sus suplicas, porque inexplicablemente cayeron al agua cuatro sachavacas peleando y mordiéndose, produciéndose un tremendo ruido, que asusto a la yacumama, que velozmente se sumergió en su lago.

Incomprensiblemente las plantas acuáticas también volvieron a su posición inicial y todo quedo en calma, pues hasta las sachavacas se escaparon viendo a la horrible yacumama.

El pescador que veía estupefacto todo cuanto sucedía, no quiso perder un segundo más y se alejo de este fatídico lago, antes de que la yacumama le cerrara el paso nuevamente.

Lamentablemente no llevo ni un  solo pez, porque la madre de esa laguna no quiso regalarle sus pacos, gamitanas, sardinas, sábalos, bujurquis, lisas y paiches.

Al respecto se cuenta que cuando una persona se acerca a las orillas y penetra a esos lagos encantados, se desata sorpresivamente una tormenta infernal que hace zozobrar las embarcaciones y las personas se ahogan inmediatamente.

Carlos Velásquez Sánchez

viernes, 6 de septiembre de 2013

EL RENACAL


El renaco, planta que crece en los lugares muy húmedos o en los pantanos donde forma compactos bosques. De sus primeras ramas surgen raíces que se desarrollan hacia abajo buscando la tierra, pero si cerca de ellos hay un árbol de otra especie se extiende hasta dar con él, se enrosca una o varias veces en el tallo y sigue su trayecto hacia la tierra.

Desde entonces el renaco enroscado como una larga serpiente va ajustando sus anillos estrangulando al árbol y lo divide hasta echarlo a tierra. Esta operación la ejecuta con todos los arboles que tiene cerca y termina por quedarse sola.

Poco a poco el renaco va formando bosques donde no permite la existencia de ninguna otra clase de arboles. E n los lugares muy pantanosos, donde no existen condiciones para que pueda prosperar hundiendo sus raíces, el renaco se amolda y logra desarrollarse admirablemente.

Sus ramas y raíces se entretejen y cubren la fangosa superficie con un tupido y fortísimo enrejado, bajo el cual viven boas de extraordinario tamaño.

                                       L A S    B O A S

Continuamos por la orilla, examinando a cada paso el bosque de renacos, llegamos al borde de un riachuelo de aguas tranquilas y claras que se perdían bajo el renacal. Allí, nos detuvimos, en efecto, con bastante equilibrio, agilidad y suerte, podía intentarse vadear por ese sitio.

Pasamos allí la noche y al día siguiente provistos de largas y fuertes cañas, saltábamos sobre el enrejado de raíces que cubrían el agua fangosa. Bajo nuestro peso temblaba todo el renacal, era difícil el avance, cada paso de uno ponía en peligro a los otros.

Nos internamos sobre esa gigantesca red de raíces, apoyándonos en las cañas y en los troncos y de entre las raíces comenzaron a salir innumerables cabezas de boas, que daban gritos horripilantes y para defendernos, las heríamos con las agudas puntas de nuestras cañas.

De pronto, Sangama que iba adelante, nos grito que nos detuviéramos y al mirarle, vimos que disparaba contra una boa que venía hacia nosotros. El efecto del disparo si bien suprimió de pronto la amenaza, resulto pavoroso, porque centenares de serpientes salieron de todas partes amenazantes.

Felizmente todas estaban un tanto alejadas de nosotros y poco a poco se iban acercando pesadamente con sus cuerpos ondulantes que nos iban  cercando. Ante situación crítica, solo nos quedaba subir a los renacos y Sangama nos aconsejaba subir.

Cuando mire hacia abajo, me encontré con una boa que se enroscaba en el tronco donde yo estaba y le di varios lanzazos que la hirieron, entonces la boa se desprendió adolorida.

Sangama nos llamaba del otro renaco que era mas corpulento y viejo y por las ramas pasamos al otro renaco de Sangama y pudimos ver que se habían aglomerado muchas boas con las cabezas levantadas pugnando por enroscarse y subir para darnos caza.

Sangama nos dijo .” Hemos caído en el más grande vivero de boas del Amazonas”. De pronto sentimos que el árbol se hundía. “Ahora sí, que no escapamos” grite lleno de espanto.

El matero agarrado a una rama decía:” María Santísima, nos hundimos, vamos a caer directamente en las bocas de las boas”. Cuando de pronto, Sangama, usando la nariz empezó a imitar los gritos de las mismas boas. Mientras nos decía:”Agárrense bien y no se muevan” . Y observamos con asombro que las boas se aquietaban lentamente y detuvieron su avance y se dejaron caer en los charcos.

El renaco, libre del enorme peso de las boas, recobro su posición. Y quisimos dispara a las boas y Sangama nos advirtió:” Si disparan, vendrán más boas y se alborotara todo el renacal”.

Sangama seguía imitando la gangosa sinfonía infernal de las boas, permanecían allí quietas y adormecidas sin tener cuando alejarse.

El matero dándome un codazo, me dijo :” Si no se van, estamos en lo mismo”. Sangama nos dijo :” Solo un milagro nos salvara” y de pronto, el milagro se produjo, el renacal se lleno de gritos, las boas despertaron asustadas y huyeron, al rato no quedaba ni una boa.

Las huanganas, las huanganas, gritaba el matero alegre y Sangama dijo : “ Es lo que me falto imitar el grito de las huanganas”.

Carlos Velásquez Sánchez

EL CURIYACU


Antiguamente el rio Cumbaza, se llamaba CURIYACU( Curi : oro y Yacu : agua), porque en ese lugar aparecía de cuando en cuando una vaca lamiendo una piedra grande y que al caer sus babas en el suelo, se convertían en filamentos de oro.

Los conquistadores españoles al llegar a Lamas se admiraron de los indios motilones que llevaban macizos aretes de oro en las orejas. Y deseosos de conseguir el precioso metal, preguntaron a los indios el ligar de donde extraían el oro, estos mostrándose solícitos, les dieron noticias del CURIYACU.

Al día siguiente , una expedición marcho a explorar a dicho lugar, guiados por tres indios. Al llegar rodearon la piedra viendo con sorpresa al poco rato, aparecer del fondo de las aguas una vaca, la que dirigiéndose a la piedra empezó a lamerla, dejando caer gruesas babas en el suelo, convirtiéndose en filamentos de oro, que a su vez los indios recogían y regalaron a los españoles.

El jefe de la expedición  maravillado y sin ocultar su ambición, con sus acompañantes ordeno amarrar a la vaca y cargar a la piedra para llevarla al campamento. Y cuando los soldados iban a cumplir la orden, de pronto el cielo se cubrió de espesas y negros nubarrones, descargándose una torrencial lluvia con truenos, relámpagos y vientos huracanados que remecían los arboles.

Asustados los expedicionarios, soltaron a la vaca, la que por arte de magia desapareció para no volver a verla nunca más.

Y siempre retornaban los españoles al Curiyacu, pero nunca más apareció la vaca.

Carlos Velásquez Sánchez

EL OJE


Árbol de resina medicinal, conocida en la selva como “leche de oje”. Es muy eficaz contra la parasitosis y excelente tónico reconstituyente en los casos de anemia. Abunda en las orillas de los ríos y cochas. Es el remedio infalible de los pobres.
                                                   C U E N T O

Entre los  primeros habitantes de la amazonia, había una humilde familia que vivía en el interior de la selva, muy alejado de los pequeños Caseríos. La familia tenía numerosos hijos y el último de estos era un chiquillo de 07 años, llamado cariñosamente como Pashquito.

Este chico tenía el vientre bastante abultado y los síntomas de una fuerte anemia que se revelaba en su carita, que tenía una palidez de muerte. Día a día sus males iban aumentando y su salud se veía bastante afectada, mientras sus padres impotentes para curarle, lloraban silenciosamente todas las noches, pidiendo a Dios que les ayudara a salvar la vida de su hijo querido.

Una tarde el niño, sobreponiéndose a los males que le dominaban se levanto de su cama, tomo su anzuelo y se dirigió lentamente a la quebrada donde pescaba siempre, se sentó bajo un frondoso árbol que le protegía de los rayos solares.

Estaba pescando, cuando de pronto se le apareció una viejita de cabellos blancos, carita blanca y ojos azules, con una sonrisa bondadosa y tocándole suavemente el hombro, le dijo con dulzura:”Mira hijito tu estas muy enfermito, yo te voy a curar. Deja el anzuelo y escúchame: Mira hijito, vas a tomar de mi leche en la forma como te voy a indicar. Dame tu cuchillo y acércate a este árbol que te está protegiendo del sol, pero antes lava ese pequeño pate en que has  traído tus empates”.

El chico hizo todo lo que le dijo la viejita, luego ambos colocados frente al árbol que le había señalado, la viejita pego un corte diagonal sobre la corteza y al instante comenzó a brotar una leche blanquísima, que ella iba recogiendo en el recipiente, hasta calcular el contenido de una cuchara grande.

Y le dijo al chico:”Tómalo de un solo trago y enjuágate la boca en la quebrada”. A su regreso le dijo:” Esto vas a hacer diariamente durante 08 días consecutivos y pronto desaparecerá ese abultamiento de tu barriga. Mañana vienes trayendo una vasija con tapa, allí recoges abundante leche hasta llenarle, dándole varios cortes al árbol.

Esa leche guárdala bajo tu cama en la misma vasija o en otro recipiente viene cerrado durante quince días. Después de ese tiempo lo sacas y comienzas a tomarlo en la misma medida que ahora te he dado, pero tienes que hacerlo tres veces al día, durante 30 días seguidos.

Esta bebida te devolverá tus fuerzas y volverás a ser como antes : activo y juguetón.

Y para que reconozcas siempre este árbol entre los demás de la selva, aquí voy a dejar estas marcas que lo identificaran por el resto del tiempo. Diciendo esto , con el cuchillo que tenía en sus manos, marco en la corteza del árbol muy claramente estos dos símbolos : O-G, cuyo significado hasta hoy sigue en el misterio. Hecho esto, la viejita desapareció como por encanto, tal como vino.

Pashquito no se asusto y regreso a su casa, a contar a sus padres y hermanos lo que le había dicho la viejita y fueron  a comprobar los hechos y efectivamente vieron el corte y la marca en el árbol, conocido ahora como el” árbol de oje” y su resina como la “leche de oje”.

A su regreso todos los familiares aseguraban que a Pashquito se le presento milagrosamente la “Madre del oje” para curarle con su propia leche.

Y así, Pashquito durante los días que tomaba la leche de oje. Arrojaba con las heces gran cantidad de lombrices (cuicas) y otros parásitos intestinales que estaban consumiendo a Pashquito.

Tres meses después de haber tomado la leche guardada como le había indicado su hada protectora, el chico se puso lleno de vida, robusto, pucacho, sano y alegre.

Así quedo consagrada para siempre la bondad de la “leche de oje” como remedio infalible de los pobres.

Carlos Velásquez Sánchez

LA YUCA


Para los aguarunas, muchos objetos y seres tiene espíritu o alma y estos objetos tienen gente (aento) o almas ( wakon).

La gente n o preparaba la chacra como lo hacemos nosotros actualmente.  Las mujeres antiguamente sembraban apenas una porción de la chacra. Es que a veces las yucas maduraban solo en una parte de la chacra, antes que la chacra entera fuese rozada.

Un día , un hombre talando árboles en una chacra, dijo a su esposa:” Si corto este árbol grande puede caer sobre la yuca.¿ Lo dejo o lo corto?.

El decidió talarlo, dijo a su esposa que prepare masato y luego el invito a sus familiares para que le ayuden con la tala del árbol grande.

Al día siguiente se pusieron a cortar el árbol, de repente las almas de las yucas se levantaron, eran personas, muchas personas y dijeron: “ Nosotros vamos a ayudar, para que no nos aplaste, cuando caiga el árbol”.

Cuando se levantaron las almas de las yucas, todos los hombres cayeron dormidos. La gente de la yuca, jalo una soga pegada al árbol, mientras las demás almas lo cortaban con hachas.

Ellos jalaron el árbol en otra dirección para que no aplastara a la yuca sembrada, cuando jalaron así, los viejos cantaron :”Hijos, jalen fuerte para no aplastar a nuestros hijitos. Después de talar el árbol, vamos a pelar la cabeza del maquisapa”.

Otros cantaron así:” Esta yuca se llama lanza yuca, porque tiene una lanza. Aquella yuca es su yuca”.

Cuando cayó el árbol, la gente de la yuca desapareció, los hombres dormidos se despertaron, el dueño de la chacra había oído las canciones de la yuca en su sueño. Y el conto a su mujer todos los nombres de las clases de yuca.

Por eso, sabemos que las yucas tienen las almas, tienen gentes, dicen los aguarunas.

Canción de la yuca: ”Nawanta japiktajum senchi ina uchijin dekekai. Numi ajaka washi buuke pakakmi tikichick.Nampetam dakamaidau atus… Juka nagki asantai tuja mamaitak.”

Carlos Velásquez Sánchez

LA VIEJITA Y LOS PAJAROS MALIGNOS


En una casita de techo de hojas de shapaja y cerco de cañas bravas vivía una anciana. Esta viejita vivía sola y no tenía miedo.

Un día la viejita estaba durmiendo y de pronto llegaron cerca de la casa bastantes pájaros malignos que cantaban así: tu-a-yu. Tu-a-yu.tu-a-yu. Tan fuerte cantaban que la pobre viejita no podía dormir y los pájaros seguían cantando su triste canción.

La viejita se levanto de su cama. Cogió un palo y lo tiro con rabia a los pájaros para que se callasen y ahí mismo los pájaros dejaron de cantar.

Después de lanzar el palo, la viejita regreso a su cama y se quedo profundamente dormida. Los pájaros malignos estaban callados, esperando que la viejita durmiese y cuando escucharon sus ronquidos, se acercaron entre todos, agarraron a la viejita con toda su cama, la levantaron y se la llevaron.

Y muy despacito, para que no se despertase, dejaron la cama sobre las ramas de un gran árbol.

Los pájaros malignos de nuevo empezaron a entonar sus canciones tristes : tu-a-yu.tu-a-yu-tu-a-yu. La viejita entonces se despertó otra vez y se dio cuenta que su cama estaba en lo alto del árbol.

Y pregunto en alta voz:¿ Quien me ha dejado aquí en este árbol? Creo que voy a morir de hambre por falta de alimentos. Y la viejita con mucho trabajo y sufriendo se fue bajando del árbol, cuando llego al suelo se puso a llorar fuerte y mientras lloraba miraba al cielo.

Los pájaros malignos escuchaban que lloraba la viejita y seguían cantando más fuerte. Al poco tiempo, la viejita se murió.

Y desde aquel día, cuando alguien de la selva escucha cantar por la noche al pájaro maligno, piensa que le esta avisando que pronto va a morir.

Al pájaro maligno, los habitantes de la selva le llaman también pájaro de mal agüero, porque siempre canta tristemente y anuncia que alguien va a morir.

Carlos Velásquez Sánchez