viernes, 31 de enero de 2014

UNA EXTRAÑA MAQUINA FOTOGRAFICA

La gente de Lamas, así como de otros sitios de la región amazónica, practica todavía una costumbre muy peculiar, suelen a partir de las 5.00 p.m. sacar sus sillas y perezosas a la vereda para sentarse placenteramente, desde donde miran a todo el mundo que pasa y de todo el que pasa exige actos de cortesía.

Hace unos años, Miquita cayó de la silla y murió. Hubo muchos comentarios al respecto, pero, yo vi ese percance y puedo decir que en efecto murió tras caer de la silla, mas no murió a consecuencia de la caída, ni por la cornada de un toro, sino que murió, pero de VERGÜENZA.

Miquita, de 45 años de edad, vestía pollera y no usaba bombacha (calzón) como todas las de su generación.

Una tarde, temprano , serian las 5.00 p.m. saca su silla a la vereda y se sienta a descansar, después de un rato, un toro grande y bravo aparece corriendo seguido por varios perros.

Miquita, a pesar de los esfuerzos realizados, logro ser atropellada y cogida por el toro, con la pollera arremangada hasta la cabeza, pataleaba y con las piernas en alto. Los curiosos corren a auxiliarla, pero para remate demoran en bajarle la pollera, pretextando en que se bahía atajado en los cuernos del toro.

Al final y luego de haber “fotografiado” a muchos curiosos fue conducida a su domicilio y luego falleció inesperadamente a los pocos días, después que prometiera no salir a la calle mientras estuviese con vida.

El pueblo, como era de esperar, comenzó a comentar en torno a su extraño deceso. Pero, todo aquel que se mostraba preocupado e inquieto por dicho acontecimiento decía :” De vergüenza ha muerto”. “La vergüenza  también mata “ . “ Ha muerto de vergüenza Miquita”.

Carlos Velásquez Sánchez