domingo, 31 de mayo de 2015

LAGRIMAS POR YARA

Es 1975 y el Barrio Iquitos, al que algunos llaman la Venecia pucallpina, todavía existe. En uno sus bares, frente a la puerta del entonces Petro Perú, Juanito Shuña llora un amor que no será suyo para siempre, mientras un long play habla de desamores que el hombre no escucha.En otra mesa, dos hombres lo miran con lástima. Ese Juanito Shuña está más loco que una cabra. Dice que se ha vivido con una Yara, allá por el río Callería. ¿Una mujer hermosa en la selva? ¡Eso no existe!
Juanito Shuña tampoco creía que existían. Alguna vez había escuchado decir a su abuelo que la yara era un ave o pájaro silvestre que tiene la propiedad de transformarse en una bella mujer, tan bella que los otros seres la consideran “la reina del bosque”.
A sus veinte años, en su oficio de “matero”, es decir buscador de madera preciosa, jamás había visto una mujer hermosa en el bosque. Para él, como para muchos, la yara era un ser mitológico al que su abuelo, alguna vez describió como una mujer de extraordinaria belleza. El nombre “Yara”, es de origen tupí-guaraní la lengua de los kokamas de Tushmo, y se traduciría como “maga del bosque”.
Su abuelo también había contado que era una mujer de color verde, con el que se camufla en el bosque; aunque otros la describían como una mujer que tiene el color de la piel de los troncos de madera de los bosques amazónicos, y con una cabellera verde que el viento agita constantemente. Una mujer así, podía vivir fácilmente en el bosque sin que nadie la vea.
Decía el abuelo que, a veces, se presentaba con una cabellera dorada como los pelos del maíz. Y que trae buena suerte cuando es ella la que busca el acercamiento con un hombre, pero, mala suerte si el hombre la descubre por casualidad en la orilla de una quebrada o en el norde de algún camino del bosque. Cuando se la encuentra por casualidad, mejor es no darse por enterado y seguir de frente, decía el abuelo, haciendo el ademán de caminar.
También contaba que cuando la hermosa Yara se enamora, canta y ejerce poderosa sugestión en el hombre que la oye y al cual dirige su canto. La sugestión es mayor cuando mira con sus ojos parecidos a los de un ave. La persona queda inmediata e irremediablemente magnetizada y atraída por la mujer que goza con el encuentro.
Todo eso lo había escuchado Juanito Shuña y, muchas veces, cuando recorría el monte virgen en busca de cedros y caobas, había pensado que las yaras no existen y que el abuelo sólo había alimentado su imaginación, porque casi siempre terminaba sus relatos, diciendo: “cada vez que la recuerdo, me pongo a llorar” y, efectivamente, el abuelo lloraba como si alguna vez se hubiese encontrado con una yara. “Abuelo loco”, decía Juanito, recordando lo bueno que había sido el viejo hasta que se murió envenenado con la mordedura de un fiero shushupe.
Una tarde que Juanito regresaba a su campamento, estando cerca de un riachuelo, escuchó un extraño y bello canto. Cuando se acercó al lugar de donde brotaba la canción, encontró dos hermosos ojos verdes que lo miraban insinuantes.
De repente, Juanito fue atrapado por la llama inextinguible del amor. Se sintió atraído por esa misteriosa mujer que apareció de la nada. Y vivió con ella, momentos placenteros. Durante ese tiempo, jamás se preguntó quién y cómo había llegado esa mujer hasta lo más profundo del bosque.
Sus compañeros del campamento no lo buscaron porque Juanito desaparecía por varios días buscando los manchales de madera.
Pero lo que su abuelo no le había dicho a Juanito es que el amor de la Yara dura apenas el tiempo de la luna llena. Y así fue.
Pasados esos días, era como si Juanito hubiera despertado de un sueño. La Yara había desaparecido y recién, el matero se había dado cuenta que esa mujer era la Yara.
Triste, la buscó y no la encontró. Por eso, cuando Juanito volvió a Pucallpa, lo primero que hizo fue emborracharse en los bares del puerto, para contar a los demás su aventura.
Péro nadie le cree. Y está allí, solitario, escuchando música que no escucha, llorando por la Yara.
Lo que tampoco sabe Juanito es que pasado un año, la Yara volverá al mismo lugar y que de su pasada unión habrán nacido chullachaquis.
Pero esa, es otra historia.


LA LUNA Y LA RUNAMULA

Cuando en las noches, las familias se reunen alrededor de la fogata, después de haber cenado, los viejos empiezan a hilvanar sus historias. Se cuenta, por ejemplo, que la mujer que hace el amor con hombres prohibidos está maldita. Por eso, en las noches de luna llena galopa frenéticamente convertida en Runamula. Ese extraño animal, es el alma de una mujer pecadora convertida en briosa mula por acción diabólica sale a trotar, resoplando fuego por la boca.
Cuentan que, en esas noches de luna llena, ella se viste de novia y va hasta un puerto. Allí, ella espera a aquel que la convertirá en mula, cabalgándola por los alrededores de la ciudad. Esa mujer en las noches de luna llena, se transforma en Runamula, una Mujer Centauro, mitad hembra y mitad caballo. En esas noches, ella, convertida en Runamula galopa, frenética, y los hombres temerosos y mujeres despechadas se esconden con ramas, con palos… y, cuando ella pasa muy cerca, la hieren y golpean. A la mañana siguiente, nuevamente convertida en mujer, se despierta en su cama la runamula, sangrando, con heridas, y ella no sabe porqué… pero la gente si sabe lo que ha pasado y la miran con cierto temor.
Pero lo que la gente no sabe es que en algunas de esas noches de luna llena, la Runamula, guiada por su maestro el demonio, salta…y arranca la luna del firmamento con sus propias manos y pasea a la Luna por los cinco rincones del planeta y que, en esas noches de Luna llena, ella, vestida de novia y va hasta un puerto, a un embarcadero, donde llegan todas las canoas que surcan los Caminos de la Vida para orientarlos o espantarlos.
La gente maldice a la runamula pero ella, ella no se sabe runamula, ella se sabe amante, poeta, soñadora, compañera de todos los que transitan los senderos infinitos del amor.
Sobre este fenómeno hay un texto literario que dice lo siguiente:
“Cuando no hay luna y la noche sin estrellas provoca miedo al más valiente. Cuando el ruego de los mecheros tiembla agitado por la brisa que estrella silbidos contra los techos de hojas de shebón, cuando los zancudos flojean buscando su diario alimento; cuando el sabio Urcututu llora tristezas ajenas y el Maquía murmura oraciones inventadas quien sabe si por Dios o el diablo, entonces una furtiva sombra cruza las calles, rozando levemente el suelo con sus pies descalzos.
Busca la Iglesia cuya cruz blanquea en la oscuridad. Una puerta se abre y la sombra entra a la parroquia. Entonces, el Urcututu, cuyos ojos ven el destino, vuela hacia el campanario y ora largamente. De repente, otra sombra cruza la plazoleta, casi arrastrándose entre las pomarrosas, mientras se abre una ventana. Compadre por aquí, y la sombra repta como una serpiente por la pared de madera. Comadre ¿y dónde está él?, hablan bajito. Se fue a chapanear. Entonces el Urcututu, que todo lo ve, se posa en la pomarrosa más alta de la Plaza y llora su agorero canto. El miedo se apodera de los que duermen cuando se oye un relincho cerca de la Iglesia. Calla, le dice Joshé a la mujer que está desvistiéndose, el cura y la Pirica están saliendo.
Salen a galope, hacia la trocha de la orilla del rió, una hermosa yegua negra, un blanco jinete. La Pirica, hermosa morena beata que todos los días reza, y el cura que la confiesa, un español colorado, van juntos en el pecado.
De pronto, otro galope alborota la Plazoleta. Es la Mañuca con su compadre Teocho. Dice: Joshé, recia yegua negra, jineteada por un bulto negro, que brinca locamente sobre los matorrales. Ven aquí y deja a las runamulas en paz, dice la mujer, apretando sus labios rojos, carnosos, sensuales. Y mientras Joshé, completamente desnudo, entra al mosquitero, siente muy cerca la fragancia de las blancas y duras carnes de su comadre Teresa Poiquiñas. Sonríe excitado. Entonces el Urcututu, pájaro de la noche que todo lo sabe, posándose en el techo de esa casa, llora, larga, burlonamente”.
Las runamulas andan sueltas, vamos a dormir, dicen los viejos cuentistas, enviando a todos a la casa, mientras ellos se dirigen al puerto para ver si se encuentran con alguna runamula.

domingo, 10 de mayo de 2015

LAS SIRENAS EN LA AMAZONIA

Existen los testimonios de personas que pudrieron haber entablado conversaciones con estos seres, y en algunos casos hasta una efímera amistad. En algunos casos existen testigos de toda una comunidad que dan fe del posible encantamiento de una sirena a una persona, como así lo afirma el relato de un extraño acontecimiento ocurrido en la comunidad nativa de "Shintuya" en la Provincia del Manu, en años pasados:

TESTIMONIO N° 01.- Una mañana del año 1987, en la comunidad de Shintuya (Rio alto del Madre de Dios, Prov. del Manu), el señor Luís Kiramo de 65 años de edad se encontraba trabajando en su chacra; pero alrededor de las 02.00pm, regreso inquieto a su casa, cogió su machete y sin decirle nada a su mujer regresó a su trabajo, para luego desaparecer por dos días.
Alertados los moradores de la comunidad, acuerdan ir a buscarlo y luego de 05 horas de caminar por el bosque, encontraron huellas de su paso en base a hojitas y ramitas quebradas; luego de seguir las huellas lo encontraron sumergido en una laguna (cocha), del cual solo se veía su rostro arriba de la superficie (se encontró que solo comía platanillo (Heliconias) mientras caminaba), la gente tenía miedo y nadie quería ingresar. Armados con sus escopetas, solo se atrevieron a sumergirse los señores: Juan Wiesse y Mario Korisepa (Mario Viejo) quienes se acercaron y le hablaron: … ¿Qué haces allí?..... Vamos a la casa,….. tus hijos te esperan,…… tu mujer está llorando;…….. El Señor Wiesse cortó una rama del árbol de topa (palo balsa) y le alcanzo, diciéndole que se agarre de ella. El hombre sin agarrarla dijo: …….espérate, ……espérate, ……..voy a devolver la vestimenta que me han prestado. Hizo un movimiento dentro del agua como si se quitaba la ropa y luego agarró la rama de topa y salió del agua. Lo llevaron todos en grupo, nadie se quería quedar atrás por miedo a que la "madre de la cocha" los jale. Kiramo quedo hipnotizado durante casi una semana, durante todo ese tiempo su mujer no lo quería recibir; sus ojos estaban muy rojos, como asustado; callado y sus hijos le tenían miedo.
Pasado un mes Luís Kiramo, contó lo sucedido diciendo que mientras él trabajaba en la chacra se le acercó una joven muy bonita, y le dijo que quería "intercambio de raja" (sexo), que él era un hombre muy simpático y trabajador y que quería casarse con él y que le quería llevar a su casa. El hombre siguió a la chica rumbo a su casa por un camino muy ancho, hasta llegar a una casa que tenía un canchón (patio) muy amplio. Cuando llegaron había mucha gente en el canchón festejando una fiesta y cuando Kiramo quiso ingresar le salió al encuentro un tremendo perro negro que le ladraba y no le dejaba pasar. Al ver esto la mujer le riñó al perro y el hombre pudo entrar. El papá de la joven le invitó a pasar a la casa pero Kiramo no aceptó y solo se quedó en el canchón, a donde la joven, que tenía mucho dinero, le traía "masato", le abrazaba y le besaba, diciéndole mi papá te llama, pero él no quería entrar.
Kiramo afirmaba haber caminado por una amplia y despejada trocha (sendero) para llegar a la casa, siempre guiado por la extraña joven (pero en realidad, los hombres que lo siguieron, afirmaban que dicho sendero estaba cubierto de abundante vegetación espinosa de "pachaquilla", que causó muchos rasguños entre los rescatistas) pero lo extraño es que Kiramo no tenía ningún rasguño. Asimismo Kiramo afirmaba haber ingresado al canchón de una casa, pero en realidad había ingresado al interior de un lago o cocha no explorada, y el perro que afirmaba Kiramo, en realidad era un gran caimán negro que pudo ser observado por los rescatistas dentro del lago Al año Kiramo padeció de cáncer a la cara y murió a los 04 años de haber sucedido estos acontecimientos.
Asimismo son interesantes, pero escasos los testimonios de amistad ocurridos entre sirenas y humanos. Al respecto he logrado registrar la historia de una señora de nombre "Elena", quien afirmaba haber tenido un supuesto caso de amistad entre ella y una sirena, ocurrido en el sector de Chonta en la Prov. de Tambopata.

TESTIMONIO N° 02.- En el año 1976, en el sector de Chonta, por el río Tambopata, Elena tuvo una extraña experiencia. Un día mientras estaba lavando su embarcación, se le apareció una linda jovencita que venía surcando en una pequeña canoa a lo largo del río; al llegar, la joven se le acercó, le saludo y se sentó al lado de Elena para conversar. Luego de la plática, le jovencita, se despidió de ella, diciéndole que su nombre era Rogelia y que vendría a visitarle otro día.
La extraña jovencita era muy bonita. Tenía la piel bien blanca, los cabellos muy rubios, los ojos de color verde intenso y vestía un lindo traje verde, con zapatitos de tacos bajos. Luego de tal sorpresa, Elena terminó de lavar su ropa y se fue a su casa.
Al día siguiente Rogelia se volvió a aparecer; Elena le invito desayuno y luego de conversar largo rato, la jovencita se fue. De esa fecha en adelante, las visitas se repetirían todos los días en horas de la mañana.
El esposo de Elena, de nombre Heliodoro, se dirigía al campo a trabajar temprano por las mañanas y no se daba cuenta de las visitas que hacía Rogelia a su mujer, quien llegaba después de que él se iba. Un día Elena le contó a su marido que le visitaba una amiga llamada Rogelia, y a quien quería presentarle; pero que siempre se retiraba antes de que él llegue a la casa. El marido no le creyó y mucho menos le dio importancia al asunto.
Un día cuando el marido llegó, Elena salió de la casa y le dijo: "...Heliodoro, justo a horita se acaba de ir la Rogelia...". El marido ya aburrido de tanto nombrarla y sin tener indicios de la existencia de tal visitante, solo atinaba a responderle con palabras groseras a su mujer.
En otra oportunidad, cuando Rogelia llegó a visitarle, encontró que el hijo de Elena estaba con una fuerte diarrea; al ver esto Rogelia le dijo:
- ...Elena, mira mi mama es una doctora, ¿por qué no le llevamos a tu hijo para que le cure?...;
- ....ya pues…, contestó Elena y juntas se fueron a la orilla del río a embarcarse en la canoa de Rogelia. Cuando Rogelia empujó la canoa; Elena que estaba ya sentada sintió como se hundía en el agua; esto le dio miedo y de un ágil salto se pasó a la otra canoa que estaba atada en la orilla. Elena ya no quiso ir, y solo atinó a decirle: "..... Hay Rogelia, tu canoa es muy chica, se va a hundir mejor otro día vamos,,," y se regresó corriendo hacia su casa.
Otro día, a eso de las 10am, el esposo de Elena regresó temprano a su casa y encontró a su mujer, quien extrañamente parecía que conversaba con alguien, pero el no veía a nadie. Al llegar al umbral de su casa, este arrojó el machete que cayó clavándose en el suelo. Al ver esto Elena le reclamó diciéndole: "...Heliodoro, casi le cortas su pie de la Rogelia...", supuestamente el machete había caído muy cerca de los pies de la jovencita; pero el marido no veía ni escuchaba a nadie y solo atino a decir groserías, sin hacerle caso a su mujer. Rogelia le dijo: "...ya me voy Elena...".
Siempre cuando el río estaba crecido Elena veía a Rogelia navegando en su canoa por el río y cuando estaba su marido cerca le decía "...Heliodoro, mira halla esta bajando la Rogelia..."; pero el marido, como siempre no veía nada.
Un día que Rogelia llegó a conversar con Elena, le dijo, "...Elena sabes que, el hijito de tu vecina me gusta, quisiera robármelo...". Su vecina era Ernestina y cuando Elena le visitó le dijo que tenga cuidado porque se querían robar a su hijo.
En otra oportunidad, Rogelia llegó a donde Elena y le dijo, "......sabes he visto a tu vecino anoche, estaba sentado en la popa de su canoa, ensuciando en el agua, y justamente en ese bote, me he olvidado mi machetito; lindo mi machetito ¿cómo me he olvidado?...". Al otro día cuando Elena, fue a mirar a dicho bote, en realidad había un machetito, pero bien viejo y oxidado dentro de la canoa, no como dijo la jovencita. Elena se lo llevó y lo guardó.
Cuando conversaban sobre temas relacionados con el río, Rogelia le decía: "....Elena dentro del río hay tierra, hay casas; si entras va a ver que es igualito como acá...". Pero Elena le respondía: "... ¿Qué va ha ser Rogelia?, mas bien me ahogo..."; "... No Elena, es igualito como acá, hay de todo...".
En otra oportunidad Rogelia le obsequió una piedra a Elena diciéndole: "...Elena te voy a dar esta piedra, guárdala...", pero nunca le dijo ¿para qué servía la piedra?. Elena guardó la piedra para siempre.
Un día Rogelia le dice, "...Elena, ¿sabes qué?, vamos a hacer un pacto..., porque yo no quiero ya venir....."; "....pero ¿Qué pacto vamos a hacer?.." replicó Elena. "...Ya, mira, yo voy a venir a medianoche, te voy a silbar y tu sales para realizar el pacto...", y así fue; a la medianoche, Elena escuchó los silbidos, pero no salió de su casa porque le dio miedo y siguió durmiendo. En sueños, vio a Rogelia que le hablaba y le decía: "...Elena ¿porque no haz salido?, yo no quería hacerte daño, yo no te quiero molestar, yo solo quería hacer un pacto contigo para que tu puedas vivir bien; pero no te preocupes ya no voy a ir mas a tu casa...".
Luego de este suceso que duró casi dos meses, Elena nunca volvió a ver otra vez a Rogelia. La extraña jovencita nunca más regresó a la casa de Elena y pese a que se hicieron las consultas, nunca nadie mencionó haberla conocido.
También se habla de algunos casos de adulterio cometidos por mujeres que vivían a las orillas del rio, con preciosos hombres que venían a seducirlas luego que su marido se fuese a trabajar. Estos hombres, de piel blanca y cabello rubio, venían donde la adúltera trayéndoles abundante pescado; luego de tener sexo con ella, se retiraban de la casa antes de que llegue el marido.
3. Encantamientos, Secuestros, Desapariciones y Apariciones
No existen testimonios de agresiones directas causadas por las sirenas a los moradores humanos. Algunos datos recogidos de algunas personas que experimentaron el fenómeno dan fe que las sirenas pueden "encantar" o hipnotizar a sus victimas y atraerlas hacia las profundidades de los ríos y lagos.

Muchas personas afirman que la desaparición de sus parientes en las aguas de los ríos, no se debe al ahogamiento, si nomas bien a secuestros causados por las sirenas, quienes se llevan a la victima a sus dominios bajo el agua, manteniéndolos cautivos por el tiempo que ellas consideren necesario.


TESTIMONIO N° 03.- Hace aproximadamente 15 años atrás (por los años 90) en el sector de Rompeolas (Tambopata), se produjo un accidente extraño que fue atribuido al posible accionar de una serpiente anaconda o de una sirena.
En ese año un grupo de estudiantes de una escuela pública de la ciudad de Puerto Maldonado, decidieron, junto con sus profesores realizar un paseo a dicho sector para bañarse en la playa, ya que era meses de sequía, periodo donde se forman las playas en los ríos. Los estudiantes estaban dispersos en toda la playa y un grupo de niñas había decidido apartarse del grupo central. Ana, compañera de la victima, fue una de las testigos presénciales, quien formó parte de ese grupo que se apartó. Mientras jugaban en la orilla, una de las compañeras de Ana había ingresado sola al agua para bañarse, sin que las demás se percataran de ello porque estaban distraídas en el juego. Al rato, Ana escuchó que la niña le gritaba desesperada, pidiéndole auxilio: "…Ana. Anita. Ayúdame, algo me esta halando…" y manoteaba en el agua desesperada como si algo en realidad le halaba dentro del agua. Ana corrió y se metió en el agua para ayudar a su amiga, pero todo fue inútil, impotente pudo observar como la niña desaparecía dentro del río, arrastrada por algún objeto misterioso. Pese a todos los esfuerzos por buscarla, la víctima nunca fue encontrada.
Ana nunca pudo recuperarse de tal impresión, hasta el día de hoy vive atormentada por los recuerdos de ese día, y entre sollozos, lamenta mucho no haber podido salvar a su amiga.
Según se afirma sobre los secuestros, los cautivos solo pueden ser liberados de su prisión en las profundidades acuáticas, gracias a la acción de ciertos "brujos" o "hechiceros" especializados. Si una victima logra retornar al mundo humano, lo hace en otras regiones (en otra ciudad o país), totalmente desnudo y desorientado, como si estuviera ubicado en otros tiempos y circunstancias, es decir luego de muchos años de habérsele dado por perdido o muerto. Uno de estos casos corresponde al siguiente testimonio:

TESTIMONIO N° 04.- Hace muchos años, un tal Zacarías, luego de tomar Ayahuasca, desapareció sin dejar rastros. Luego de 2 años y cuando ya la gente se había olvidado de él, fue encontrado en lo que antes era una enorme laguna del sector de Mallea, por el río Tambopata.
Un día, cuando el Sr. Antonio, fue armado de su escopeta, a su arrozal para cazar a los "ronsocos" que se comían el cultivo, observó que entre las plantas de arroz, algo se movía y pensando que eran esos roedores, le apuntó con la escopeta. Cuando estaba a punto de dispararle se dio con la sorpresa de que no era un animal; era un hombre totalmente desnudo. Al acercarse a verlo mejor, el hombre reaccionó y le dijo: "……..hay paisa, estoy desnudo….". Don Antonio quien había reconocido que era Zacarías, le dijo: "….paisa, no importa, vamos a la casa…", y cogiéndolo del brazo se lo llevó a la vivienda.
En la casa de Don Antonio, Zacarías comenzó a exclamar: "…. Paisa ¿recién me sueltan?....", "..Feliz yo vivía ahí adentro, pero lo que no me gustaba era el lobo, había sido malo paisa; el lobo es gente, la boa es la hamaca, todos son cosas así de la vida normal…", "… yo entré al agua, de ahí los enemigos me querían matar, y en eso sentí que estaba en otro mundo, pero respirando aire…".
Zacarías afirmaba, que hace dos años, había ingresado al interior del río Tambopata, donde encontró un mundo interior muy parecido al de nosotros los humanos, pero donde el lobo de río, las boas y los caimanes eran personas, pero que posteriormente, por alguna razón desconocida fue devuelto a nuestro mundo, apareciendo en el sector conocido como "lago de Mallea", a muchos kilómetros de donde había desaparecido.
6. Efectos psíquicos y corporales luego del contacto con la entidad
Otros aseguran que algunas de las personas secuestradas por las sirenas pueden retornar al mundo físico pero con poderes curativos otorgados por ella, convirtiéndolos en expertos curanderos, los cuales nunca revelan de donde proviene su poder curativo.
Algunos síntomas físicos de los testigos que pudieron presenciar o tener contacto con las sirenas, se traduce en malestar, fiebre, dolor de cabeza y susto, que luego debe ser curado por los curanderos, quienes tienen que "humearlos" es decir soplarles humo de "tabaco" por todo el cuerpo, para lograr que les pace el "susto". También algunos tienen pesadillas, donde supuestamente la sirena se les "revela", es decir que se les presenta en el sueño y entabla conversación con ellos.
7. Sonidos y cantos
Son muchos los testimonios de personas que dicen haber escuchado música salir de las profundidades del río, lago o arroyo (quebrada), como si en su interior existiese en una gran fiesta, con mucho jolgorio.
Algunos testigos afirman nunca haber visto a la sirena, pero si haber escuchado sus hermosos y melodiosos cantos en la oscuridad de la noche provenientes de algún lago, rio o arroyo (quebrada). Los cantos estarían acompañados de sonidos de "guitarra", "mandolina" o "arpa", sobre todo en noches de luna llena.

TESTIMONIO N° 05.- En 1992, el señor Raúl Calcín y su esposa, quienes habían migrado del departamento de Puno, se fueron a su nueva propiedad, un terreno que le había sido entregado en titulación por el distrito de Iñapari. El fundo estaba ubicado al final de los otorgados y tenía como uno de sus límites una quebrada de nombre "Primavera".
Luego de algún tiempo, cuando los esposos comenzaron a realizar las labores de roce y tumba, fueron sorprendidos al escuchar unas lindas melodías que provenían del interior de la quebrada. La música que era entonada con guitarra y arpa, era tan atractiva que sintieron muchas ganas de ir a ver, pero a la vez sintieron un temor interno que les hizo desistir de su curiosidad.
Cuando indagaron si por ese lugar habitaban otras personas, comprobaron que no vivía nadie y que ellos eran los últimos del sector titulado. La música continuaba siendo escuchada; pero ellos por temor tuvieron que retirase del lugar, hasta el día de hoy.
También hay testimonios de personas que dicen haber visto a la sirena, cantando y tocando su guitarra en esas condiciones nocturnas. Tal es un caso sucedido en el Lago Valencia, por el bajo río Madre de Dios.

TESTIMONIO N° 06.- Entre los años 1957 y 1959, el Sr, Yabar, pudo ver algo en el Lago Valencia, que le dejó desconcertado toda su vida. Una clara noche de verano, iluminada fuertemente por la luna llena, el Sr. Yabar sintió mucho calor y alrededor de las 10 pm., salió a sentarse al borde del lago. Mientras meditaba mirando el cielo, escuchó muy claramente que a unos 100 metros de la orilla, alguien cantaba y tocaba una guitarra. Al escuchar, sintió curiosidad por saber de donde venía el sonido y quien tocaba esa guitarra. Trató de observar bien a esa distancia, pero al no poder apreciar nada, cogió su bote y decidió acercarse hasta el lugar.
El canto y el sonido de la guitarra provenían de una gran roca plana en forma de meza que emergía fuera del agua en el lago. Yabar avanzó en su bote hasta la roca y cuando ya le faltaban unos 20 metros para llegar a ella, pudo ver con claridad la figura de una mujer sentada sobre la roca, de espaldas hacia él. Sorprendido siguió remando, pero luego de un descuido y al tratar de mirar con más detalle a esa mujer, ésta ya había desaparecido (fig. 02).
Un lugar vinculado a este fenómeno de emisión de vocalizaciones o sonidos, es el origen del nombre del sector "Condenado" ubicado en el río Tambopata.

TESTIMONIO N° 07.- Se afirma que años anteriores (1950 a 1970) en que los "tanganeros" *, transitaban por el "Río Tambopata", podían escuchar, en el sector conocido actualmente como "Condenado", una serie de gritos y alaridos lastimeros en el fondo del río, fenómeno que era explicado por ellos como el lugar donde habitaban los "condenados", es decir aquellos pecadores castigados por Dios. Esta sería la razón del origen del nombre de dicho lugar, donde se podían observar "cachuelas" (afloramientos de rocas) que lo hacia un poco peligroso para la navegación.
8. Nacimiento de Sirenas
Existen algunas personas que afirman haber sido testigos del nacimiento de niños sirenas, provenientes de madres humanas normales. En algunos casos estos niños llegaban a morir al momento de nacer, como el siguiente acontecimiento:

TESTIMONIO N° 08.- Por los años, 1960, cuando la Sra. Elvira, tenía 10 a 12 años, escuchó a sus mayores que hablaban preocupados por el parto que había tenido una mujer de nombre Guillermina. Esta señora vivía en el sector del Triunfo, por la margen izquierda del río Madre de Dios, y todos los días cruzaba el río para asistir a la escuela y así estudiar. Según el testimonio, la mujer tuvo un parto muy difícil, porque el bebé no podía nacer. Cuando lo hizo, todos los que la atendieron se asombraron de que la criatura nacida, era un varón que tenía la mitad del cuerpo, desde la cintura para abajo, una larga cola en forma de pez. El niño luego de una hora murió.
Otros casos de niños sirenas, provienen de aquellos testimonios de personas que afirman haber visto pequeñas sirenas capturadas en el rio por algunos pescadores.

TESTIMONIO N° 09.- Aproximadamente por el año de 1975, Daniel Peinachi, de 40 años, fue testigo de que en el centro del poblado de Iberia, se exhibió a una pequeña niña sirena capturada en el río Tahuamanu. Otra persona que probablemente también estuvo presente y que fue testigo de tal acontecimiento, según el testimonio de Peinachi, es el Sr. Alberto Chitahuari, quien vive actualmente en Puerto Maldonado. La persona que la capturó, mostró a la niña en un triciclo y muchas personas la vieron. Luego de ser observada por el público, la devolvieron a su sitio aguas abajo del río Tahuamanu, en el sector conocido como Miraflores. La niña estaba serena en el triciclo y en ningún momento pretendió escapar.
9. Efectos sobre la pesca
Algunos testigos afirman de que las sirena no les deja pescar demasiado en un solo lugar y por un periodo determinado, como dando un mensaje de aprovechamiento racional. Los pescadores afirman que la sirena "les mezquina sus pescados" y exige "que dejen descansar a la pesca". Un caso interesante del fenómeno fue el siguiente:
TESTIMONIO N° 10.- ** Leoncio Vela, quien fue testigo de un hecho formidable, había contratado a un pescador para que le extraiga pescado en el sector de la "Cachuela" (Río Madre de Dios, Distrito de Tambopata).
En los inicios de su labor el pescador extraía abundante pescado en la red, que extendía entre las peñas de la cachuela. Pero extrañamente al llegar al 8° o 10° día de faena, la red que era extendida por la noche, amanecía depositada en la playa bien amarrada con todos los aparejos de pesca, como si alguien la hubiera retirado de las aguas y depositado cuidadosamente en la orilla.
El Sr. Vela, pensaba que el pescador no quería entregarle el pescado, y que para ello había inventado el cuento de que "no había pescado porque la red, alguien la retiraba del río", así que decidió verificar el mismo y para ello se fue al lugar junto con su hermano Rodrigo, decidido a dormir en la canoa, cuidando la red que habían templado en el río. Para ver quién era el que sacaba la red, Vela inclusive trató de quedarse toda la noche agarrándola; pero vencido por el cansancio se quedó dormido y la soltó; al despertarse se percató de que la malla no estaba en el río. Despertados todos se fijaron en la playa y pudieron ver que la red estaba cuidadosamente depositada sobre la arena con todos sus aparejos.
El fenómeno se repitió en 2 o 3 oportunidades.

Carlos Velásquez Sánchez