sábado, 29 de octubre de 2016

EL YACURUNA : SEÑOR DE LAS AGUAS


El Yacuruna, uno de los seres mitológicos más importantes de la selva baja, es una criatura que ha sido representada infinidad de veces como un ser anfibio que emerge de las profundidades de los ríos o lagos, adornado por algas, cangrejos, calzando caparazones de tortugas, y muchas veces montando en un enorme lagarto negro. La tradición oral representa a esta criatura híbrida como un ser que sale de las aguas para raptar muchachas y llevárselas consigo a las profundidades de los ríos de donde nunca más regresan, Se cree que de estos "Señores de las aguas" y las humanas raptadas surgen las "Yaras", o sirenas selváticas.
Y a pesar de que los brujos y curanderos de la amazonia, muchas veces pactan con estos hombres acuáticos (a causa de su gran poder sobre los ríos) para llevar a cabo sus curaciones, maleficios o salvar la vida de algún desaparecido, se puede adivinar que tras la presencia de estos seres se esconde algo mucho más oscuro y aterrador, siendo la principal incógnita su procedencia...
¿Serán los Yacurunas seres de otros mundos que llegaron a este planeta desde tiempos remotos para vivir en las profundidades de los ríos amazónicos?

 Carlos Velásquez Sánchez

martes, 25 de octubre de 2016

MARUSHA : LA CURANDERA



Era un niño de 03 años que no caminaba y que apenas hablaba.
Al parecer padecía de un fuerte raquitismo, el niño no comía, estaba tan “ etequito” que su piel parecía pegarse al hueso, lloraba continuamente y sufría de una terrible diarrea.
Ya nada podían hacer para sanarlo, tampoco podían diagnosticar su mal.
El padre pasaba malhumorado continuamente por causa del niño, que día a día iba acabándose y muriendo en vida.
La pobre madre lloraba tanto y no podía hacer nada al ver a “wawa” en ese estado.
El padre no quería saber de brujos ni curanderos, estaba perdiendo la paciencia con el infeliz niño y abiertamente pedía a Dios que mejor lo recogiera para que dejara de sufrir.
Viendo esta dolorosa, un día la abuelita se compadeció y pidió a los padres que le permitieran que ésta le llevara a su casa, para que en persona se dedicara a su nieto y así lo hicieron.
La abuela, con más experiencia y con más creencia en sus costumbres, no esperó ni un día más y fue directo donde su comadre que curaba por medio de los espíritus.
Comadre Marusha –le dijo – quiero que en la próxima sesión del viernes veas a mi nieto, él está muy mal.
Después de escuchar todo el vía crucis que el niño estaba pasando, la curandera ó “banquito” como se les conoce en la selva a las personas que hacen de médium en estas sesiones espirituales, aceptó la proposición de la abuela, invitándola para una siguiente sesión.
Y llegó el día, la abuelita acudió puntualmente llevando al niño. Había varios pacientes sentados en el suelo haciendo un círculo.
A la hora de comenzar el trabajo se apagaron los mecheros, dejando uno encendido al extremo de la habitación.
La sala quedó en penumbras al centro del círculo, el “banquito” se acostó boca arriba sobre una estera, concentrándose después de relajarse brevemente.
A un extremo , alguien movía las “shacapas” lentamente, acompasado, produciendo un sonido característico en estos rituales.
Al cabo de un rato, el rostro del “banquito” cambió de expresión y en ese momento se escuchó un rumor de voces como una multitud que estuviera flotando en el espacio de la sala.
Un ruido seco seguido por una voz grave se escuchó utilizando el cuerpo del “banquito”: “ buenas noches queridos hermanos” fueron sus primeras palabras.
Todos se sobresaltaron porqué les agarró de sorpresa:” comencemos el trabajo” y le dijo a la abuelita: “dígame¿ Qué es lo que desea?.
La viejita explicó con detalles lo que padecía el niño, mientras el espíritu curandero le escuchaba.
Está bien, abuelita…vamos a curar al niño con tres sorbos (brebaje) que Ud. va a recibir en 06 botellas.
Las dos primeras serán para la diarrea, las dos siguientes para que tenga apetito y las otras dos restantes serán para que camine.
Ahora , quédese hasta el final para recibir las dos primeras botellas, en la próxima sesión, venga a decirme como sigue el niño y se llevará las dos botellas siguientes.
Vendrá una tercera sesión y se llevará las dos últimas botellas.
Ahí habremos terminado el tratamiento y el niño no volverá a enfermarse hasta que llegue el día de su muerte.
Dicho y hecho, con las dos primeras botellas el niño quedó curado de la diarrea, las dos siguientes le despertaron el apetito y con las dos últimas el niño volvió a caminar.
Todo ocurrió en menos de que cante un gallo, tal como le dijo el espíritu del curandero.
Carlos Velásquez Sánchez




sábado, 22 de octubre de 2016

E L C O N J U R O D E L Y A C U R U N A


En una chacra de Ampato, se encontraban reunidos un grupo de pobladores para tomar el ayahuasca, bajo la tutela de Juan Pérez Lozano, curandero famoso.
Era de noche y formaba parte del grupo Jorge Cahuasa, campesino de la zona, acompañaba a su mujer  para ser tratada de un embarazo anormal, adquirido según ellos por contacto del arco iris o arco blanco, cuando ella trabajaba en un día lluvioso en las aguas del río Huallaga.
Juan Pérez Lozano, decía que podía curarla, por eso habían venido a la cita para la toma del ayahuasca un martes por la noche.
Después de las recomendaciones y tomando las precauciones debidas, empezó a icarar el recipiente que contenía el ayahuasca.
Eran las 9.00 p.m. y los convocados se sentaron con las piernas cruzadas, se apagaron las luces y en completo silencio las personas se acomodaron en torno a Juan, llamó uno por uno a los participantes de la sesión en esa noche, luego empezó a cantar sus mariris acompañado de versos y cánticos propios del ritual, de rato en rato tomaba sorbos de ayahuasca y fumaba un mapacho que lo había encendido en la oscuridad, echando humo que inundaba el ambiente con un olor fuerte a tabaco negro, de rato en rato interrumpía sus mariris e invocaba a sus bancos y a sus runas para que le ayudaran a curar los males de las personas participantes en la sesión.
Recogiendo el recipiente de la ayahuasca hervido en un pocillo u huingo pequeñito, repartía las porciones invitando a todos los presentes.
La sesión continuó y en el silencio de la noche se podía escuchar con nitidez el canto del mariri que penetraba en el alma de cada uno, dejando una reacción frágil, para caer por fin en el dominio absoluto del ayahuasca.
Los presentes alucinados presenciaban extasiados paisajes maravillosos  jamás vistos, animales que provocaban miedo, valor y osadía, personajes fantásticos, pero siempre con la compañía del mariri, canto que les recordaba el lugar donde estaban.
Luego llegó el turno a Eloísa mujer de Jorge, Don Juan Pérez Lozano comenzó con el conjuro invocando al yacuruna acompañado del mariri, con palabras y nombres extraños para los asistentes y fumaba su mapacho.
De pronto, se escuchaba pasos procedentes del río dirigiéndose hacia el ritual, se escuchaba con nitidez el chasquido de ropa mojada y pasos, era un ser con piel oscura, sus ojos parecían dos carbones encendidos, llegó al grupo y saludó al brujo y le dijo; Juan ¿Qué tenemos que hacer hoy?
Disculpa taita – le dijo Juan – te llamé para que cures a Eloísa.
El yacuruna le contestó: Recoge agua de la quebrada de Juanjuicillo al amanecer, vas a utilizar una tinaja y un pate nuevo, calientas una bola de sal, le sumerges en el agua fresca hasta que se disuelva totalmente.
Una vez fría, que tome tres sorbos y con el resto que la bañen sobre una batea limpia. Que se cambie de ropa y guarde cama todo el día, su comida será tres plátanos asados que no sean gordos y un pocillo con agua.
Esto se repetirá durante siete días y quedará completamente sana.
Dicho esto, el yacuruna se puso de pie y se despidió de Juan Pérez Lozano dirigiéndose nuevamente al río, terminando sus pasos en un fuerte chapuzón.
La sesión duró hasta las 3.00 a.m. Con respecto a Eloísa, al cabo de 08 días retornó a su casa flaquita y palidosa, tambaleando, pero totalmente sana.
El falso embarazo que provocó el embrujo del arco blanco, desapareció.

Oliver Tarazona Vela.

E L M A L I G N O


                      ( Oliver Tarazona Vela )
Cuentan que en las noches oscuras, vagan por los aires espíritus o almas de las personas recientemente muertas.
Dicen que cuando una persona muere, el espíritu debe recoger sus pasos por todos los lugares donde anduvo cuando estuvo vivo, antes de ir al cielo o al infierno y a ese espíritu se le conoce como “difunto”.
Sin embargo, si la persona fue mala, su espíritu queda vagando, errante por la tierra¸ pena por todos los  lugares porque no puede entrar al cielo y a este espíritu se le conoce como “maligno”.
Pero el “maligno” tiene una última oportunidad, si quiere entrar al cielo tiene que atrapar un alma buena o sea a un difunto u depositar todos sus pecados para quedar libre y entrar al cielo.
Es por ello que por las noches se escucha que el “maligno” persigue al “difunto” silbando furiosamente volando por los aires, tratando de escapar.
Cuentan que en una oportunidad, don Sixto, estaba regresando de su chapana aproximadamente a la 1.00 a.m. caminaba tranquilo cuando de pronto escuchó el silbido del temible “maligno”: ffiiiiiinnnnnnn, ffiiinnnnnnn.
Pero esta vez más cerca, estaba como a 20 mtrs. de él. El “maligno” no venía muy alto, entonces don Sixto se escondió tras un tronco de lupuna, cada vez más cerca seguía silbando y persiguiendo al “difunto”.
El desesperado “difunto” todavía iba muy bajo, casi caminando, seguramente había muerto recientemente, ya que conforme van pasando los días de su muerte va subiendo al cielo.
El pobre “difunto” lanzaba silbidos lastimeros, de pronto don Sixto escuchó que el “difunto”lanzaba gritos gangosos: “ayauuuuu, ayauuuuuuu, auxiliooooo”.
Miró con detenimiento y vio que como dos perros en el piso, se revolcaban violentamente.
Don Sixto se armó de valor y dando pena al pobre “difunto” quién pedía auxilio, sacó su correa y corrió hacia donde estaban.
Sacando fuerzas de flaqueza le dio sus correazos al “maligno” y asustado, seguramente con mucho dolor lanzando un fuerte silbido desapareció en la oscuridad de la noche, el difunto se levantó, se limpió de la tierra y un tanto avergonzado, se fue por el bosque.
Ese día don Sixto llegó a su casa como a las 3.00 a.m., se acostó y se quedó dormido.
En su sueño se le apareció el “difunto” quién le agradeció por todo lo que había hecho, diciéndole: “Gracias a ti, no estoy en el infierno”.
Al cabo de un rato se le apareció el “maligno”, para advertirle que se cuidara y que agradezca que su correa fue de color negro, puesto que a  ese color los espíritus malignos suelen temer.
Al día siguiente don Sixto, contó a toda su familia todo lo que le había sucedido y todos se sintieron orgullosos de él, enterándose de que hace dos días había fallecido un amigo.



martes, 11 de octubre de 2016

CONSEJERO MATRIMONIAL


                         (DARIO VASQUEZ SALDAÑA )
Hace muchos años en Piscoyacu había un exitoso conciliador, consejero matrimonial. Juez de paz y solucionaba todos los casos.
Una tarde llegó a Piscoyacu, un conocido pidiéndole hablar a solas.
Siéntate – compadre –le dijo – alcanzándole una silla y le vio todo nervioso.
Amigo mío – le dijo – cuénteme con toda confianza, que es lo que le ha sucedido. Algo grave debe haberte pasado.
Compadre Juan –le dijo Fidel – no sé ni como empezar a contarte lo que  acabo de descubrir.
Estoy destrozado, compadre, humillado, deshonrado ¡ Desgraciado de mí! Que por poco ensucio mis manos de sangre infame.
-Cálmate, cálmate mi querido compadre, que solo la muerte no tiene remedio, Pero, por favor cuéntame lo que pasó, que alguna solución se encontrará.
Mira pues cumpa, el maldito día que me tocó vivir hoy, te cuento. Por la madrugada fui a sembrar a la chacra, pero cual no sería mi cólera los cinco sacos de palo de yuca que dejé ayer.
Algún rato estuve averiguando por los alrededores, sin ningún resultado, se los habían robado, por lo que decidí regresar para llevarme los que quedaban en la casa.
No lo puedo concebir hasta ahora, No te imaginas compadre –decía – tomándosela cabeza con las manos –lo que pensé y sentí cuando encontré a mi vecino encima de mi mujer y en mi propia cama, ahí estaban tirando los malditos.
Busqué mi machete para atravesarles a los dos. ¡Maldita sea, lo había dejado en la chacra. Cogí mi retrocarga, pero Dios quiso evitarme el crimen, no tenía ni un cartucho.
El vecino burlador es un policía que trabaja en Lima, llegó de vacaciones hace una semana y mira el regalo que me trajo: cuernos.
He decidido acabar por lo sano esta cuestión, divorciándome de tu comadre y a eso vine a solicitar tu apoyo para que mañana mismo se dé inicio el proceso.
Tú que conoces tanto de estos menesteres compadre, estoy seguro que tu orientación será todo lo justo que deseo.
El Juez estuvo pensativo unos minutos y le dijo : Mi querido cumpita, en primer lugar, no siempre una decisión a una excitación colérica, resulta la más apropiada u correcta, en segundo lugar, un proceso de divorcio dura años y es bastante engorroso, en tercer lugar, quienes sufren como víctimas inocentes son los hijos y mi ahijado es todavía es un chiquillo que necesitará mucho de Uds.  , por último esto que te digo no vayas a tomarlo mal.
¿ No sería posible que este infeliz incidente, este desafortunado desliz que no debería repetirse, se puede superar conversando también con mi comadre?
Por estos casos de mi oficio, conozco algunos casos, que por el calorcillo momentáneo se dieron un buen resbalón por una sola vez, pero que jamás volvieron a las andadas.
¡ Vamos compadre! Tú y yo somos fieles pero no tan fanáticos, en algunas ocasiones nuestras esposas, acaso no han sabido perdonar nuestros pecadillos.
Compadre – cálmate –pasado mañana espero que regreses con mi comadre para conversar con mas calma.
¡ Compadre!  Dijo Fidel, levantándose de su asiento, bastante enojado.¿ Debo entender que estás de acuerdo con que mi mujer siga poniéndome los cuernos o que te niegues a ejercer mi defensa?.
Ni lo uno ni lo otro – mi querido compadre, pero estas cosas no son granos de anís, hay que tratarles con la cabeza helada. Vente pasado mañana.
Fidel no regresó, Y al día siguiente ya tranquilo, alistando sus maletas y viajó a Pucallpa.
No bien llegó a Pucallpa encontró mujer y trabajo en un aserradero ya que era un experto en fabricar botes, canoas y aparejos de pesca.
Todo le iba de maravilla durante cuatro meses, hasta que un día encontró a su mujer con un maderero.
Y dijo: Parece que la saladera me persigue y se mandó mudar a Tarapoto.
En esta ciudad se cotizaba  muy bien su trabajo en las mueblerías. Estuvo ya por el segundo mes en Tarapoto, tratando de arreglar su vida sentimental con una nueva pareja, cuando un buen día, o mejor dicho un  mal día, no se sabe  si por la mala luna, brujería, el diablo que no duerme encontró a su mujer con un gasfitero y no le quedó otra alternativa que regresar a Piscoyacu.
Pasaron los meses y el Juez de Piscoyacu le encontró muy del brazo con su ex mujer (comadre).
Y se dijo : ¿ Como habría quedado yo de haberle aceptado iniciar el juicio de divorcio?.
Y recordó un dicho de la selva : Lavando la raca con jabón, queda bien ricombón.
Bueno eso es con ellos y cálmense.



sábado, 8 de octubre de 2016

LA FIESTA PATRONAL DE SAN PIÑON



             (Darío Vásquez Saldaña)
San Piñón es un santo que no permanece en ninguna Iglesia, es propiedad de Don Efraín Rengifo, quién lo descubrió en su fundo en el Sector Almendras, a 10 kms. de Saposoa, lugar desde donde sus devotos lo conducen a los diferentes pueblos para venerarle y festejarle.
Su nombre corresponde al de un arbusto cuya resina tiene propiedades medicinales muy conocidas en la región, sus semillas sirvieron hace muchos años atrás de eficaz purgante, así como materia prima de elaboración de jabones.
Los cultos festivos a San Piñón no tienen fecha fija y acuden a él por una diversidad de motivos como sequías, epidemias, mala suerte, matrimonios y otros.
Para llevar a cabo el culto, una comisión se dirigía al Fundo Almendras a contratar al músico infaltable para estas ocasiones; Don Lisha.
Don Lizardo Hoyos, era un anciano ciego de Saposoa quién solía tocar el violín , la quena y el didín.
La comisión llegaba soplando la “quipa”, una concha gigante de caracol marino que producía un sonido muy grave que se escuchaba a gran distancia.
Al hacer su ingreso a Piscoyacu, el sonido de la quipa era el anuncio de que estaba llegando San Piñón para su velada.
Desde las primeras horas de  la noche Don Lisha se encargaba de ejecutar las danzas de velación, siendo los niños que daban inicio a la velada danzando incansablemente delante del santito San Piñón.
Al avanzar la noche, los niños dejaban su lugar a las señoras que continuaban danzando hasta el final.
Mientras tanto en la parte exterior del local, los varones estimulados por el aguardiente y el humeante caldo de gallina jugaban casinos, otros ingresaban a danzar junto a las mujeres.
Ya pasado las doce de la noche, empezaba la música bailable con una jarana de chimaiches y pandillas, dándole un colorido especial a esta fiesta de religiosidad popular.
Es curioso darles a conocer que San Piñón atendía los ruegos de sus devotos porqué al siguiente día de la velada caía una fuerte lluvia y si esto ocurría en los meses más secos del año como Julio y Agosto, este suceso alegraba e incentivaban la fé de los devotos porque San Piñón había escuchado sus plegarias.
Una vez le preguntaron a la tía Balbina ¿Cómo es posible que se le tenga por santo a una insignificancia de madera mal pulida y que para el colmo lleva el nombre de un diarreico.
Tía Balbina respondió: En primer lugar no hay que menospreciar a San Piñoncito que es muy milagroso.
Hace años cuando don Efraín Rengifo, se encontraba trabajando en su fundo, al ponerse a desmochar una planta de piñón encontró una cabecita de madera con rasgos humanos, selo llevó a su casa y lo guardó en un rincón de la cocina.
Sus hijos, parece que a falta de leña le pusieron en la candela en la tushpa, pero la cabecita saltó del fuego antes de que se quemara, los muchachos asustados por esto, no lo volvieron a tocar.
Por la noche, le hizo soñar a don Efraín para que le complete su cuerpo y no vuelva a servir de leña en lo sucesivo.
Así lo hizo y ahí está San Piñón milagroso.
Su milagro también se manifestaron en la familia porque hace varios años se escaparon del fundo de su tío Abelardo Ríos Del Aguila más de veinte cerdos entre verracos, capones de engorde, chanchas preñadas y con crías, nunca se habían desaparecido más de un día, pero aquella vez pasaron treinta días y no se aparecían.
La búsqueda fue intensa y minuciosa pero no les encontraban.

A tanta insistencia de esposa Rosario de tío Abelardo, aceptó hacerle una velada a San Piñón y al tercer día, de pronto todos sus chanchos en fila india regresaban de nuevo a su chiquero, todos gordos y sanos ni uno menos, al contrario las que se fueron preñadas volvían con sus cuchinillos retozones y lo consideraban como un milagro de San Piñón.


domingo, 2 de octubre de 2016

VIAJE A LOS MITOS Y LEYENDAS DEL AMAZONAS


El Amazonas tiene 'yacuruna'. Esa suerte de dios animalado que manda en las profundidades de las aguas y de la selva. Una selva mágica llena de mitos y leyendas construidos por los indios durante generaciones, donde las criaturas de la imaginación cobran vida en la realidad. El Duende y la Madremonte no son un cuento para las tribus Yaguas, Cocamas o Ticunas. ¡Vaya un humano y no sepa la 'contra' y verá que esas criaturas lo embolatan del mundo cada vez que se interna en la manigua! 
Los indios lo saben. Y saben también cómo embolatar al Duende y a la Madremonte. Se ponen los zapatos al revés con la punta hacia el talón para que el silbido de ese hombrecillo o la mirada hipnótica de esa señora vestida de matorrales y sombrero, con una serpiente terciada en la cintura como cinturón, no los arrastre al corazón del bosque. 
Saben, también, que hay ríos que no pueden desafiar en la navegación o la pesca, porque tienen madre o 'yacuruna'. Puede ser una anaconda de doble cabeza que mora a 50 metros en el fondo del río Amazonas, de aguas tan turbias que no se ve a diez centímetros de profundidad. O puede ser un gran caimán de 15 metros que marca territorio en las profundidades de un lago o de uno de los tantos brazos que tiene el gran afluente. 
Las 45 comunidades indígenas que habitan el Trapecio Amazónico colombiano viven en ese universo mágico que ha construido su propio Macondo durante siglos y donde el tiempo parece haberse detenido. 
Octavio Benjumea, un empresario amazónico que dice haber venido al mundo con ayuda de una partera de los Uitotos, asegura que los indios tienen al río Amazonas como la madre. Para ellos es la culebra grande con sus vertientes zigzagueantes de donde nace toda su mitología, su fortaleza ancestral como etnia, su cultura y su conocimiento. 
De su cosmogonía conocimos un poco, vadeando ríos y selva de la mano de guías nativos y curacas (chamanes). 
La cura mágica 
Los nativos aseguran que hay elementos en la naturaleza que curan de manera mágica, que hacen cirugías sin bisturí y sin cortar la piel, solo apelando a ritos de sanación impensables para el mundo civilizado. 
Así, por ejemplo, operan la hernia. Los Yaguas utilizan el Renaco o árbol parásito que crece en la manigua. Es una especie robusta de 18 metros de altura, de formas caprichosas y retorcidas “como si la madre del bosque lo hubiera estrujado, haciendo que se asemeje a las anacondas”, según un relator costumbrista. 
En verdad el Renaco parece una gran cabellera desordenada, de la que cuelgan decenas de lianas como serpientes que se hunden en la tierra. Para operar la hernia, el curaca toma una liana y la corta verticalmente a la mitad como rasgando un músculo de arriba abajo, pero sin desprenderla del árbol. Es decir la divide en dos. Abre los dos hilos con sus manos como un pórtico por donde pasa el paciente herniado sin mirar atrás. También pasa el chamán haciendo sus invocaciones místicas y suelta tras de sí la liana sin volverse. 
A medida que la cremallera del árbol se va cerrando, la hernia del paciente también se va cerrando. “La liana pega como estaba y la hernia también”, asegura Nazareno, un indio Ticuna. La condición para que el paciente sane es que nunca jamás vuelva a pasar al lado de ese árbol, ni lo vuelva a ver, porque se le puede abrir la hernia. 
De la misma manera, los indios toman la corteza de un árbol, la raíz de otro y las hojas de uno más con los cuales hacen emplastos e infusiones para curar el vómito, la diarrea, el asma o el cáncer, en medio de ritos y resoplos de humo de tabaco del chamán. 
La Pelazón 
La llegada de la pubertad en la mujer es un rito festivo y doloroso para los Ticunas y la celebran con la Fiesta de la Pelazón. Es un convite en el que participa toda la tribu, donde se lucen atuendos hechos en plumas, mantas, collares, máscaras y disfraces. Los hombres cazan, pescan y acopian comida suficiente para la fiesta que puede durar siete días. Hacen envueltos de fariña o harina de yuca que amasan y cocinan a fuego lento. Preparan bebidas estimulantes como el masato de yuca dulce con el que se embriagan y el 'mambe' que es un polvillo extraído de la hoja de coca. 
A todas estas, la niña que se convierte en mujer con el primer periodo menstrual ha estado encerrada y sometida a preparación por sus mayores para la nueva vida. A los dos días de iniciada la fiesta se le permite participar en ella, es embriagada y empieza el doloroso rito de la Pelazón: las abuelas pasan frente a ella y le arrancan el pelo con la mano, cabello por cabello, hasta dejarla calva. Luego le cubren la cabeza con una manta y la niña es arrojada a una quebrada. Una vez en el agua, el joven que primero la toque se convertirá más adelante en su esposo. 
Los Yaguas, por su parte, hacen una celebración similar que se llama el Atuasma, pero sin Pelazón. Dura siete días con sus noches. Pero merecer esposa entre ellos tiene otro rito. El joven que quiera una niña debe demostrarle al padre de ella que es capaz de trabajar para mantenerla. Y para eso debe cortar un árbol tan duro como una piedra, tanto o más alto que una catedral y tan robusto que tres hombres en cadena apenas alcanzarían a abarcarlo. La herramienta es una punta de piedra. La tarea puede durar seis meses. 
El hombre delfín 
Al enamoramiento no escapa el delfín rosado, toda una leyenda en el Trapecio Amazónico. Aseguran los nativos que el delfín rosado que habita el río madre y sus brazos se convierte en hombre cuando se enamora de una mujer y sale del agua para cortejarla. 
Cuenta la historia que Diana, la hija del mayordomo de una finca del poblado de San José, se quedó sola en la casa porque sus padres se fueron de compras a Leticia. La niña, hambrienta, bajaba todos los días a la orilla del río a pedirle un deseo a los delfines rosados: “Delfincito, delfincito, quiero que me regales un pez”, decía. Y el delfín le regaló un bagre. Al día siguiente, movida por la curiosidad, Diana volvió al río a pedirle a los delfines que le regalaran otro pez, y los delfines le dieron otro bagre. Lo mismo el tercer día. Ella, intrigada, se preguntó: “¿por qué estos delfines me regalan peces?”... Lo que no sabía era que los delfines se estaban enamorando de ella. 
Luego la niña tuvo una visión. Soñó que a su puerto llegó un barco muy bonito y que en él venían tres personas: un niño, un joven y un adulto. Uno de ellos le preguntó que con cuál de los tres se quería ir; Diana se quedó mirándolos y señaló al más adulto. Cuando ella se iba a embarcar, se despertó asustada. 
Con un mal pálpito, trancó las puertas de la casa con pasadores y puntillas porque estaba sola. Esa medianoche subió una 'comisión' del puerto hacia la casa, subían como 20 personas y ella los vio por una hendija. Advirtió que tenían los pies desproporcionados como los de un payaso, la cabeza alargada y lucían sombrero. Rodearon la casa y le dijeron: Diana, te venimos a llevar. Ella empezó a llorar y a gritar. Los hombres golpeaban por todas partes y no pudieron entrar. Pero al día siguiente no había huellas de ellos en la tierra húmeda. Eran los delfines rosados y grises, dicen los nativos, que venían por la niña en forma de hombres. Y aseguran que ya se han llevado varias y que se aparecen en las fiestas del Atuasma y de la Pelazón como hombres simpáticos y atractivos para enamorar a las más bellas. 
Los fantasmas del agua 
Octavio Benjumea advierte que el río Amazonas es tan grande y caudaloso que aún tiene especies animales que no se han descubierto, culebras que todavía no se conocen. El Amazonas es rey en culebras grandes, como las anacondas que tienen más de 15 metros de largo y son más gruesas que un bidón de 50 galones de gasolina, sin comer. Porque si comen se tragan un novillo entero, asegura. 
Por eso no es extraño que en ese mar de selva que es el río Amazonas a veces los navegantes se choquen contra esos animales, casi mitológicos. Ha ocurrido que tropiezan la cola del motor de las embarcaciones. Pero también hay bagres muy grandes que producen accidentes. Por eso el Amazonas debe navegarse en sus horarios diurnos establecidos y evitar los remolinos. Hay troncos de árboles gigantescos que en la noche no se alcanzan a ver y si una embarcación se pega con uno de ellos puede naufragar. De hecho, cualquiera de estas pudo ser la causa del accidente de una lancha turística con estudiantes de Bogotá, el pasado 2 de octubre. 
Pero más allá de eso, los nativos aseguran que en las noches emerge un barco fantasma del fondo de un remolino del río Cacao (un gran brazo del Amazonas), extrañamente iluminado, como si en su interior hubiese un incendio. La poderosa luz ilumina la cubierta y a los marineros que lucen vestimentas antiguas y parecen disfrutar de un festín. Luego se sumerge de nuevo sin hacer ruido.Los baquianos aseguran que hace un tiempo una embarcación se metió por esas aguas y desapareció con sus 17 tripulantes y pasajeros. Se oyó un golpe seco y el barco fue succionado de inmediato por el remolino, dice el indio Nazareno con un gesto de temor. 
Para Benjumea todo es el resultado de una mala operación. Los navegantes deben seguir las normas de seguridad y no pueden meterse en los remolinos porque la corriente del Amazonas es mucho más fuerte por debajo del agua que en la superficie. 
¡Ah! y la historia de los delfines tiene una explicación científica para el biólogo John Alberto Madrid que está montando un zoológico en el Amazonas. Los delfines rosados -dice con escepticismo- son los mismos padres que tienen intimidad con sus hijas y después les nacen niños albinos y le echan la culpa al delfín. 
Sin embargo, los nativos como Nazareno, un indio Cocama criado en las aguas mitológicas del río, no tienen duda, porque esta selva y este río todavía inexplorados -dice- tienen Yacuruna: las criaturas emergen de sus profundidades y la magia brota de sus árboles. Así que nadie podrá decirles que la leyenda de los delfines no es verdad. 



sábado, 1 de octubre de 2016

LA RUNA MULA : MULA DEL DIABLO


“Ahora toca hablar sobre un mito que por siglos y siglos, desde la llegada de los colonizadores, quienes trajeron con ellos la religión y con ella a los misioneros a las vastas regiones amazónicas, se han ido pasando de boca en boca, de padres a hijos, para instruir y advertir que el pecado de la carne puede traer consecuencias muy colosales para aquellos que han decidido llevar un amor clandestino, un amorío prohibido en el cual el diablo se involucra y como regodeándose con la situación, juega a su antojo con los protagonistas infieles, como si fueran sus títeres, víctimas de la maldición que les ha impuesto.” (Fragmento de la Selva de los Tunches)
La Runamula, es el adulterio encarnado en mito, ya que su procedencia nace de la infidelidad de una mujer casada con un amante, del incesto de un padre con una hija, o de la unión a escondidas de un cura con una feligresa. Son estos amores prohibidos y retorcidos los que castigan a la infiel y al amante convirtiéndolos (a ella) en una mula que, en las noches de los martes y viernes en donde la luna llena ilumina la tenebrosa oscuridad, está condenada a trotar enloquecidamente por la comunidad cabalgada por su amante que ha sido convertido en un amorfo demonio. La Runamula, cuya denominación quiere decir: "mujer mula", y en una expresión más coloquial “La mula del diablo” ha sido unos de los mitos más avistados en muchas comunidades de la Amazonía peruana, tanto de la selva baja, ceja de montaña y selva alta, sumando así la indiscutible credibilidad de su existencia.
Muchos definen a esta criatura como un ser híbrido: mitad mujer y mitad mula (algo asi como un centauro), otros juran que es una mula blanca que suele recorrer despavorida a través la comunidad en plena madrugada, pero la mayoría de testigos coinciden en que esta criatura endemoniada se muestra como una mula negra de crin erizada que cuando se manifiesta lo hace de la manera más terrorífica: sacudiéndose como una bestia rabiosa y maniática, dando feroces dentelladas al aire, botando espuma por el hocico y mostrando unos ojos rojos como el fuego.
Muchas veces, los pobladores que saben que una Runamula deambula por la comunidad creando caos y terror, deben vencer el miedo, ponerse de acuerdo y hacer guardia en grupos madrugadas enteras con el fin de acorralar en una noche de luna llena a este ser endemoniado y darle la paliza merecida para saber al día siguiente (cuando ya la transformación ha terminado y los moretones aparecen en la piel de la infiel) quien es la amante que ha estado conmocionando con sus trotes y rebuznos terroríficos a toda la comunidad.
Carlos Velásquez Sánchez