Les cuento el caso de don Ricardo Cachique Caballero que es algo insólito.
Hace 09 años fue asesinado en San Hilarión, un pueblo arrocero, el fue propietario de un fundo ganadero, también se dedicaba a la crianza de aves de corral, cerdos y contaba con mas propiedades de valor.
Este era vigilado todo el tiempo por un vecino, especialmente cuando transaba sus negocios.
Un día Ricardo Cachique después de vender algunos animales, fue asesinado por su vecino que lo vigilaba siempre.
El asesino después de consumar su crimen, mutiló su cuerpo y los pedazos de su cuerpo lo puso en un saco de yute para después arrojarlo al rio Huallaga.
Para darle peso al saco, ató piedras a un extremo y de esa manera logró profundizar el saco y fue muy difícil encontrarlo.
Los familiares buscaron a don Ricardo sin descanso, todo intento era inútil, hasta que una semana después, el difunto hizo soñar a la viuda y en su sueño el muerto le comunicó el paradero de su cuerpo descuartizado y con nombre y apellidos delató al culpable de su desgracia.
La viuda despertó apresurada al día siguiente y fue con sus hijos al lugar donde le había dicho el muerto.
Lo buscaron y encontraron el saco de yute en la profundidad de un pozo con el cuerpo de don Ricardo, desecho y descompuesto por el paso de los días.
La familia denunció inmediatamente el hecho, reconociendo el cadáver por un reloj de pulsera que el asesinado llevaba puesto el día de su muerte.
El asesino fue capturado y sentenciado posteriormente, gracias a una cadena de oro que se le encontró puesta y que era de propiedad del difunto.
Ahora, puedo afirmar, que de alguna manera los muertos se comunican y los sueños, es pues, uno de los medios de hacerlo.
De ahí que escuchamos historias donde los fallecidos, ya sean familiares cercanos, primos, hermanos, esposa, etc. se comunican con sus seres queridos.
Oliver Tarazona Vela.
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