El sueño de los lamistos se veía
interrumpido a la hora en que la runa mula salía a las calles galopando y
relinchando cuando recibía los latigazos de su jinete misterioso.
Quien, sabia como averiguarlo, la
población lamista llego a saber que la Runa Mula salía los martes y viernes y
era una mujer que tenía relaciones con un hombre casado o con un cura.
Ishtan, afamado en toda la localidad
por su valentía, no sorprendió a nadie cuando dijo que estaba a punto de comprobar la falsedad o
veracidad de la existencia de la runa mula.
Y con este objetivo, cierta noche, s
escondió en un lugar adecuado y delante de la casa de una dama llamada Otilia,
cuyo amante era un hombre casado.
A la una de la madrugada, una mujer sale de la casa de Otilia, se
sienta y revolcándose en el pasto, se convierte en una mula y en el acto
aparece un hombre pequeño, saltando a su lomo y da inicio a su laberintosa
carrera por las calles del pueblo.
Ishtan , maravillado pensó que había
descubierto un suceso notable, aunque no muy trascendental como el que se
aprestaba a ejecutar de inmediato, identificar plenamente a Otilia, cortándole
a la runa mula. Y la ocasión no tardo en presentarse, puesto que tras escucharle
salir, Ishtan con su sable bendito se esconde tras unos arbustos.
La runa mula, después de pasearse
bullangueramente, retornaba a su Barrio, Ishtan, pone en alto su sable. La runa
mula parece que carga latas y al pasar junto a él, recibe de este un gran
sablazo en la cabeza, hasta que el espacio se aclare con las chispas que
brotan.
Al día siguiente , muy temprano,
corre la noticia de que Otilia, mujer
muy conocida en el Barrio Calvario, se encuentra en cama, herida.
¡ Que te ha pasado en la frente! le
pregunto Ishtan, visitándola.
¡ Nada ¡ don Ishtan.
¡ Y porque está amarrada tu cabeza!.
Me he caído don Ishtan.
Y fue así, como Ishtan, descubrió
quien era la runa mula en ese pueblo de Lamas.
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