domingo, 1 de febrero de 2015

Domingo,01 de Febrero del 2015

                   E L   B U F E O   C O L O R A D O


Clara estaba disfrutando de sus vacaciones escolares en casa de su hermana Juana, a orillas del rio Marañón en la desembocadura del rio Samiria. Era una chiquilla muy bonita , que acababa de cumplir sus 15 años. Todas las tardes a la caída del sol, acostumbraba ir a sentarse en una banquita que había cerca a la orilla para contemplar el paisaje y de cuando en cuando veía saltar a un pez de gran tamaño.
Cierto día que estaba en contemplación,  de repente vio sobresalir del agua, a corta distancia de la orilla una enorme caña de azúcar sostenida verticalmente por una mano,  al parecer de un ser humano, ella se quedo mirando este hecho y luego desapareció.
Clara corrió a su casa a contar a su hermana lo que había visto y su hermana le dijo: Haz visto mal hermanita o has visto visiones de tanto mirar al rio, no vuelva a ir al rio.
Pasaron unos días y la muchacha sin escuchar los consejos de su hermana, seguía yendo sola y se sentaba en el mismo sitio. Una de esas tardes, vio salir del agua una bola brillante, que parecía que era de cristal y estaba sostenido por una mano que se acercaba hacia el puerto , como invitándola a bajar para recogerla.
La chica asustada corrió a su casa y justo tropezó en el patio con su cuñado que en ese momento regresaba de su chacra, sin decirle nada le cogió del brazo y le llevo al puerto. El cuñado asombrado se  dejo llevar, sin ofrecer resistencia y le dijo ella : Ahora vas a mirar al puerto Samuel y vas a ver una bola brillante que la sostiene en el aire una mano que sobresale del agua.
Samuel miro al rio y no había nada, porque la bola había desaparecido. Este le dijo : Tú has visto visiones y todavía me haces correr para creer tu cuento. Lo que pasa es que te has quedado dormida en la orilla y has soñado, luego haz despertado y haz corrido creyendo haber visto una realidad.
La chica le conto a su hermana nuevamente y ella le dijo que era su imaginación y le llamo otra vez la atención por no escuchar sus recomendaciones.
Por la noche cuando Clara dormía, Juana le manifestó su preocupación a su marido y acordaron consultar a un compadre que era entendido en estos asuntos.
Al día siguiente fueron a buscar al compadre y le contaron todo lo que había visto la chica y este les dijo que la cuidaran mucho, porque el bufeo colorado quería llevársela y les recomendó que nunca la dejen sola, que evitara ir al puerto sin compañía y que no viaje en canoa.
Así lo hicieron, pero un día tenían que asistir a una velación y se vieron obligados a dejar a Clara en casa, acompañada de dos sobrinos menores, le recomendaron que no saliera de la casa por nada, que durmiera con sus sobrinitos y que por la noche trancara bien la puerta y que no abriera a nadie, así sea la persona conocida.
Clarita tranco bien la puerta de su dormitorio a las 6.00 p.m. y permanecieron despiertos hasta las 8.00 p.m. hora en que los pequeños se quedaron dormidos y en cambio la chica no podía dormir.
Serian las 10.00 p.m. cuando de pronto escucho ruidos y voces en el puerto, como si se tratara de viajeros que llegaban, pero ella sabía bien que su familia no llegaría hasta el día siguiente, los perros salieron a la carrera ladrando furiosamente, dirigiéndose a la orilla, luego los recién llegados se dirigieron a la casa fustigados por los perros, pero de pronto los perros corrieron a meterse bajo la casa, aullando lastimeramente, sin atreverse a salir de nuevo.
Clarita asustada oía todo, luego pudo distinguir las sombras de tres personas que subieron a la casa y tocaron la puerta sin decir una palabra.
La chica estaba callada, mientras los extraños seguían toando la puerta con insistencia y después de largo rato, al ver que nadie les abría y que todo estaba en silencio, escucho una voz que decía :”  Esta vez hemos fracasado, pero la próxima no escapara y será mía para siempre. Vámonos, antes de que venga alguien al escuchar los ladridos de estos malditos perros”.
Los desconocidos visitantes descendieron del emponado y se dirigieron al puerto, perseguidos por los perros que no cesaba de ladrar. Luego se oyó claramente la caída de tres cuerpos pesados al agua, uno tras otro y lo más extraño es que no se escucho ruidos de remos ni de canoas.
La chica dominada por la fuerte emoción sufrida, no tardo en quedarse dormida profundamente. Cuando llegaron sus familiares les conto lo sucedido, pero ellos no le hacían caso, porque pensaron que lo había soñado.
Y consultaron a su compadre el caso de Clarita, este les volvió a repetir que el bufeo colorado quiere llevarse a la chica, que tienen que cuidarla mucho y no la vuelva a dejar sola con los chicos, ni menos acercarse al rio.
Pasaron dos meses  de estos acontecimientos, todo estaba tranquilo. Hasta que se preparo una gran fiesta para celebrar las Bodas de Plata de los dueños de la casa Juana y Samuel, se lleno grandes tinajones de masato, guarapo, aguardiente de caña, mistela y se preparo los mejores cerdos y aves, se horneo gran cantidad de tortillas.
A las 7.00 p.m. comenzaron a llegar los invitados y se inicio el baile al son de las marineras, chimaichis, valses, polkas, tanguiños, etc. que sin descanso tocaba el conjunto compuesto de varios instrumentos como guitarras, mandolinas,  cabaquiñas, flautas, quenas y los infaltables tambor, bombo y platillos.
Había mucha gente y entre esta no falto desconocidos para los dueños de casa y había dos jovencitos bien parecidos que vestían iguales pantalón y camisas oscuras y una especie de gorro en la cabeza que no se lo quitaban para nada y la fiesta seguía.
En eso el compadre se acerco a Samuel y tomándole del brazo le llevo al patio disimuladamente, allí le expreso sus temores y sospechas respecto a los dos muchachos desconocidos que habían llamado su atención desde el principio y que había preguntado entre los presentes y ninguno dijo conocerlos.
Compadre, le dijo: Estos son seres de otros mundos, estos son dos bufeos colorados bajo apariencia humana, quieren logra su propósito de llevarse a Clarita y a uno de ellos ya le he visto bailar varias veces con ella.
Pero no se preocupe compadre, porque ya trace mis planes para descubrir sus verdaderas identidades y ojala no me equivoque. El plan consistía en que tres de los muchachos conocidos, los mas apuestos y fuertes, se turnarían en bailar con Clarita, sin dar oportunidad a los forasteros, mientras otro grupo de cinco personas trataran de embriagarles invitándoles a beber seguido bajo cualquier pretexto, teniendo cuidado de que alguien se encargara de echar un buen tabacazo en las copas de los dos desconocidos.
En esta forma se les haría olvidar el tiempo hasta llegar a la medianoche, ya era sabido que estos personajes eran lo que se suponía, no pueden pasar de las doce de la noche sin convertirse en lo que realmente eran : bufeos.
Todo iba saliendo muy bien, los minutos avanzaban  hasta que el reloj marcaba un cuarto para las doce y ya se les notaba muy inquietos a los forasteros, mirando a todos lados. Cinco minutos antes de las doce, uno de ellos pidió permiso para orinar, el otro quiso también seguirle, pero le invitaban a seguir tomando.
Cuando faltaban dos minutos para las doce, el primero que bajo, llamo desde el patio a su compañero, diciéndole que ya era hora de partir. Este bruscamente salió del grupo y pego un salto del emponado ante la sorpresa de todos los extraños y corrían velozmente, tambaleándose hacia el rio.
El que esperaba abajo llevaba la delantera, el otro le seguía a corta distancia, pero tropezó antes de alcanzar la orilla, cuando llegaron los muchachos a su lado para retenerlo, se encontraron con un enorme bufeo colorado que se retorcía, tratando de llegar al rio, al mismo tiempo que escucharon el chapuzón del otro que logro ganar la orilla antes de que el reloj marcara las doce en punto.
En la fiesta hubo lloriqueos, sollozos, gritos histéricos, desmayos, las mujeres se hacían las mil cruces y los hombres juraban acabar con todos los bufeos colorados.
Clarita regreso al día siguiente a la ciudad y ahora vive feliz al lado de su esposo y sus numerosos hijos.
Carlos Velásquez Sánchez


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