El Yanapuma leyenda de la selva amazónica
El Yanapuma es un felino de la selva amazónica, un otorongo que tiene un
exceso de pigmentación y que por eso su piel es totalmente negra, por ser una
criatura rara se han contado muchas leyendas sobre sus poderes, se ha hablado
que pueden ser brujos transformados en animales mediante pactos malignos,
también que este felino se alimenta solo de sangre o de cerebros de humanos
dejando el resto intacto dependiendo de la versión y la zona.
Yanapuma significa traducido del quechua puma negro
aunque también en algunos lugares lo conocen como runapuma o Puma hombre que
hace alusión a las historias sobre brujos que adoptan esta forma, veamos ahora
una de las historias sobre esta criatura:
Los antiguos contaban una historia, la de un mitayero (cazador del monte o
montaraz) que trabajaba cazando para los que se adentraban en la selva, cazaba
monos, sachavacas, sajinos, entre otros animales y es así que entro a trabajar
para unos madereros que se ubicaban a los lados del rio Pachitea.
Cuentan que un día mientras iba acompañado del cocinero en la selva, vieron
un animal de color blanco como el ganado a lo cual el cocinero dice “mira esa
novilla, ¿Qué hace por estos lados?”
El cazador que conocía varios secretos de la selva le dice “No es una
novilla, eso es un Yanapuma, un tigre del demonio”, “recomiendo que regresemos
al campamento, lo mejor es que le digamos a los demás para ir a otro sitio”.
El cocinero lo miro divertido y se burló de él diciendo que se le había
pegado los embustes de la gente de las tribus. Volvieron al campamento y el
mitayero conto a los demás lo que habían visto, sin embargo tampoco los
madereros consideraron las advertencias del cazador.
El les explico muy serio: “Este tigre blanco es inofensivo de día, pero en
la noche se vuelve un negro carnicero y ataca a las personas, el diablo se le
mete al cuerpo y ni las balas lo hieren, solo con una lanza se le puede hacer
daño”.
Los madereros sueltos de risa le dijeron: “Tranquilo, ya veremos qué clase
de mal es cuando venga a morir con nuestras balas”, “por estos cuentos que te
asustan no vamos a salir corriendo con todos estos cedros y caobas que hemos
encontrado, ¿verdad?”.
Al día siguiente el mitayero fue solo al monte para conseguir carne, se
hizo con una maquisapa y tranquilamente volvió al campamento feliz por la buena
presa que había cazado, pero al llegar vio los cuerpos desperdigados de los
madereros por todos lados, sus rifles estaban al costado, al parecer habían
sido usados.
Al comprobar el estado de los cuerpos se dio cuenta que estaban casi
intactos salvo por unas heridas en el cuello, “esto lo hizo el yanapuma”,
pensó, pues como el sabia, las marcas eran orificios de colmillos con los
cuales les extrajo la sangre.
El mitayero sintió mucho la muerte de sus compañeros, pero después se puso
en modo de alerta pues el yanapuma aun debía estar por las inmediaciones así
que subió a un árbol cercano armado con una lanza afilada y ahí espero. La
noche avanzaba silenciosamente mortal hasta que se escuchó en un algún lugar
cercano el rugido del animal.
Del follaje emergió el Yanapuma oliendo en el aire a un humano aún con
vida, quiso treparse en el árbol amenazante tomando por sorpresa al mitayero,
este por un momento flaqueo pero sacando valor ataco al yanapuma atravesándolo
con la lanza mientras este trepaba. Con un rugido que sacudió la selva cayó la
bestia al costado del árbol.
Este pensó en bajar pero por seguridad espero un momento más porque tal vez
no había acabado, “mejor aguardar”, pensó. Fue así que entre los arbustos Una
Yanapuma hembra apareció, acercándose a su compañero muerto al pie del árbol y
mirando hacia arriba con ojos llenos de furia intento subir para tomar
venganza, pero el cazador estaba bien apostado y logro darle un ataque certero
acabando con la criatura.
Espero un poco antes de bajar del árbol y mientras miraba los restos de sus
compañeros pensó en esperar el amanecer para sepultarlos sin embargo se dio
cuenta que estaba solo y lo mejor que podía hacer era no perder tiempo e ir a
avisarle a los compañeros de otros campamentos cercanos que estaban a más de un
día a pie de ahí, así que se puso en camino.
En la noche mientras avanzaba en la oscuridad le pareció escuchar las voces
de los que habían muerto en el viento, al parecer se disculpaban por no haberle
creído y solo le decían que contara a todo el mundo la desgracia que había
caído sobre ellos para advertir a la gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario