Este
espectro altamente mortal y horripilante, conocido por los moradores amazónicos
como “LA LAMPARILLA” es un ente al que le gusta deambular en plena oscuridad
cerca de lugares poblados, y sobre todo en donde impera un silencio pesado y
tétrico. Algunos creen que la hora en la que suele hacer sus paseos nocturnos
es a partir de la media noche. Incluso, muchos testigos juran haberla visto,
bien entrada la noche, ingresar en ciertas comunidades en forma de esfera
multicolor. Aunque a veces se dice que comienza su lento y macabro recorrido
cuando el sol ya se ha ocultado; pero son excepciones, ya que no es usual, sin
embargo no está demás tomar ciertos cuidados, sobre todo si es necesario salir
en plena noche con el fin de ir de caza o pesca.
Pero lo que sí es seguro, es que este aparecido va merodeando y oteando lentamente y en silencio el camino que recorre en forma de esfera luminosa, también muchos que han tenido la mala suerte de advertirla a lo lejos y camuflarse para no terminar agonizando de miedo, han caído en cuenta que la luz, que levita y cruza malezas y lianas, sisea levemente y parpadea cada instante, dejando escapar diversos colores como una intermitente señal de que la maléfica presencia es sin duda “peligrosa y mortal”. Cuando esta aparición se topa con algún distraído morador que no ha reparado en su llegada hasta que ha sido demasiado tarde, (o que pensando que la extraña luz que divisaba a lo lejos se trataba ni más ni menos que de un extraño candil portado por algún comunero, tomándolo por sorpresa al descubrir lo que era en realidad) la Lamparilla en el mismo instante del abismal sobresalto de su víctima, hace su horrenda manifestación y de la nada, a partir de la esfera luminosa que se mantiene respirando a cierta altura, comienza a formarse un esqueleto humano que se mantiene en el aire agitando sus huesos unos con otros como si le divirtiera el pavor que se refleja en la mirada y expresión del testigo, la esfera que queda a la altura del pecho de la osamenta sigue iluminando todo el horror que el cuadro desprende. Naturalmente una impresión como esta mata al desafortunado tiñendo la mañana siguiente de pavor, pues la comunidad sabrá que la Lamparilla ha cobrado una víctima, y es bien sabido, que cuando este mito mata a alguien, no descansará hasta llevarse a otros dos o tres moradores, siempre es así.
Sin duda uno de los espectros más temidos de la Amazonía peruana, el cual su solo nombre esparce un rosario de emociones de temor y angustia. Una vez más: Nunca es bueno salir de noche en la selva, pues el monte tenebroso nos tiene preparado muchas sorpresas desagradables.
Pero lo que sí es seguro, es que este aparecido va merodeando y oteando lentamente y en silencio el camino que recorre en forma de esfera luminosa, también muchos que han tenido la mala suerte de advertirla a lo lejos y camuflarse para no terminar agonizando de miedo, han caído en cuenta que la luz, que levita y cruza malezas y lianas, sisea levemente y parpadea cada instante, dejando escapar diversos colores como una intermitente señal de que la maléfica presencia es sin duda “peligrosa y mortal”. Cuando esta aparición se topa con algún distraído morador que no ha reparado en su llegada hasta que ha sido demasiado tarde, (o que pensando que la extraña luz que divisaba a lo lejos se trataba ni más ni menos que de un extraño candil portado por algún comunero, tomándolo por sorpresa al descubrir lo que era en realidad) la Lamparilla en el mismo instante del abismal sobresalto de su víctima, hace su horrenda manifestación y de la nada, a partir de la esfera luminosa que se mantiene respirando a cierta altura, comienza a formarse un esqueleto humano que se mantiene en el aire agitando sus huesos unos con otros como si le divirtiera el pavor que se refleja en la mirada y expresión del testigo, la esfera que queda a la altura del pecho de la osamenta sigue iluminando todo el horror que el cuadro desprende. Naturalmente una impresión como esta mata al desafortunado tiñendo la mañana siguiente de pavor, pues la comunidad sabrá que la Lamparilla ha cobrado una víctima, y es bien sabido, que cuando este mito mata a alguien, no descansará hasta llevarse a otros dos o tres moradores, siempre es así.
Sin duda uno de los espectros más temidos de la Amazonía peruana, el cual su solo nombre esparce un rosario de emociones de temor y angustia. Una vez más: Nunca es bueno salir de noche en la selva, pues el monte tenebroso nos tiene preparado muchas sorpresas desagradables.
Carlos
Velásquez Sánchez
que miedo
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