lunes, 30 de julio de 2018
EL DUENDE DE LAS MINAS
El muqui es un duende
minero que vive en las minas de la sierra peruana. La palabra muqui viene de la
palabra quechua murik ‘el que asfixia’. Otra traducción sugiere la palabra
mukiq, como ‘el acto de torcer’ o ‘ahorcar’, en clara alusión al silicio que
abunda en las minas, gas letal que produce la silicosis, que es una grave
enfermedad respiratoria.
Los mineros que han
logrado ver a estos duendes, los describen como un ser de estatura pequeña, que
nunca llega al metro de altura, es bonachón, asimétrico y camina como pato. Su
cabeza está unida al tronco, pues no posee cuello. Sus cabellos son largos, de
color rubio brillante y su rostro es colorado cubierto por una larga barba
blanquecina y piel llena de vellos. Su voz es grave y ronca, no concordante con
su estatura.
Dicen que su mirada es
agresiva, penetrante y hasta hipnótica. Suele vestir como minero, usa botas de
caucho, abrigado por un poncho de lana y usa casco de protección, lleva una
lampara de carburo y una shicullo (soga de pelos de caballo) atado a la
cintura. Suele ser el responsable de extraños ruidos en las minas, pérdidas de
herramientas sin explicación lógica, el agotamiento o el cambio de sentido de
una veta de mineral sin motivo aparente. Los mineros refieren que emiten
potentes silbidos, para anunciar el peligro y salvar mineros de su simpatía. Se
dice que es muy comunicativo, y hasta incluso se comunica en los sueños.
La leyenda cuenta la
historia de don Demetrio, quien fue un minero viudo y vivía con su hijo de ocho
años, llamado José. Un día, don Demetrio mandó a su hijo José a que fuera al
río a recoger agua, pues tenían una actividad en su casa y requerían de este líquido
para poder preparar la "patasca". Ya habían pasado 4 horas desde que
el padre le había dado el encargo, y el padre, preocupado, decidió ir a
buscarlo. Al encontrarlo cerca del río, lo sorprendió jugando con una pequeña
criatura, que reconoció de inmediato, era el Muqui. Sin pensar en las
consecuencias, don Demetrio se lanzó sobre el duende, tomó su shicullo lo
enredo en la pierna derecha y atrapó al muqui, quien no mostró resistencia
alguna.
Este, a cambio de su
libertad, prometió trabajar todos los días recolectando oro de una ciudad
oculta debajo de la tierra para el anciano. Desde entonces, don Demetrio se
convirtió en el minero más rico de toda su región.
Atrapar al Muqui es
ambición de todo minero, pues este capturado al pedir su libertad se ve
obligado a trabajar por el minero, en unos casos; en otros, lo hace depositario
de una determinada cantidad de oro, con la que el minero se enriquece.
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