El pescador tomó
el arpón, machete , su remo y bajo del
emponado en silencio. La canoa estaba llena con el agua de la lluvia,
comenzó a botar el agua, miro detenidamente el rio, su rostro se ensombreció y
dijo ya están bajando las palizadas y ha empezado a crecer en las cabeceras.
Cuando llego
a las cochas de las boas para cazar al
“paiche mama”, de pronto sus oídos
escucharon el leve ruido de hojarasca que se quiebra, se echo en la canoa para
“aguaytar” con mayor libertad y entonces pudo ver un hermoso venado rojo, que
nervioso con sus ojos grandes y vivaces, salía del bosque hacia la orilla del
lago.
Estiro su
cuello, olfateo el aire y elásticamente se lanzo al agua, nadaba con destreza y
rapidez, por instantes se detenía para ver la orilla, cuando de pronto algo
salto del agua como si fuera un pez y el venado comenzó a chapalear
furiosamente, desesperadamente y después de unos minutos se fue aquietando el
agua, hasta que el pudo ver que una boa lo iba envolviendo, triturando con sus
anillos y luego desaparecieron bajo las aguas oscuras.
El pescador dijo
que el venado había elegido mala hora para cruzar el lago, cuando las boas
salen a comer, debería haber pasado a medio día.
El canal estaba
cargado de una corriente de aguas oscuras, surco la corriente utilizando el
remo como tangana, prendiendo el remo sobre la tierra húmeda de la orilla del
canal, en los troncos de los arboles, en las grandes aletas de la lupuna y
finalmente salió del lago y vio que la superficie estaba cubierta por la huama
que le daba la apariencia de un campo de futbol.
Y cuando de
pronto vio la burbuja de agua que el paiche forma al respirar. Mientras con una
mano bogaba, con la otra agarraba el arpón listo para ser arrojado. Cuando de
pronto emergió el paiche mama, debía tener tres metros de largo, es decir era
del tamaño de la canoa, pudo distinguir el color plomo de sus escamas brillando
con el agua, pudo calcular los cientos o miles de paichecitos pegados al cuerpo
de la madre, protegiéndose de las acometidas de las pirañas y cuando levanto el
arpón para disparar, el paiche se sumergió junto con sus hijos.
De haber tenido
el arpón en la mano lo hubiera picado, pensó el pescador, pero se me escapo,
para otra vez será.
¿Saben como cazan las boas en
las cochas de la selva al paiche?
Disparan un
chorro de agua, expulsándolo desde el estomago con una violencia y una fuerza
de la bala de un cañón, el paiche queda atontado o muerto y la boa lo traga
enterito.
Pero las boas no
solo cazan paiches, también comen monos y guacamayos.
Como por
ejemplo, un grupo de guacamayos que estaban comiendo frutos de shiringa en la
orilla de una cocha, estando a una altura de 15 mtrs. del agua.
Hasta esa altura les llego el cañonazo de agua de
la boa.
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