El bufeo es un tipo de delfín de agua dulce y color
rosado que habita entre los afluentes del Río Amazonas. Los avistamientos de
delfines de este tipo son raros, sobre todo porque la caza indiscriminada –en
décadas pasadas- ha hecho que se encuentre en peligro de extinción. El delfín
rosado del Amazonas es hoy una singular especie protegida por las leyes, los
pobladores de la cuenca amazónica atribuyen cientos de historias y fábulas
acerca de esta especie, casi todas las leyendas coinciden en que los bufeos
fueron una vez humanos y que viven en pequeñas colonias en las profundidades
del bosque, cambiando de aspecto –sea humano o delfin- solo para atraer nuevos
miembros en la colonia.
Esta es la historia de Marco, un joven profesional
cuyo trabajo era visitar las comunidades selváticas a lo largo y ancho del Río
Huallaga, a fin de realizar proyectos de capacitación social con los habitantes
de esos alejados asentamientos. En su trabajo era una cosa común utilizar un
medio de transporte a motor o mecánico, para cruzar las caudalosas corrientes
del Río Huallaga. En uno de sus viajes la embarcación en la que cruzaba el río
fue golpeada por un pesado tronco que hizo que los ocupantes perdieran el
equilibrio por el fuerte impacto. Algunos cayeron al agua y fueron salvados,
pero Marco no tuvo la misma suerte y fue rápidamente arrastrado por las turbias
corrientes del gran río marrón.
Por un momento vio como la embarcación se alejaba
de su alcance, su esfuerzo de nadar contra la corriente era en vano y su
instinto de conservación hizo que enfrentase la dura dificultad de seguir
respirando para vivir. Marco era un excelente nadador, por ello pudo sortear
–en un principio- las olas desiguales y las muyunas –remolinos- que salían a su
paso. Su única esperanza era de salir nadando hacia la ribera más cercana
empujado por la corriente. Para su mala suerte un pedazo de tronco –a modo de
proyectil- golpeó su cabeza y perdió la consciencia, mientras ello ocurría vio
que la luz de la superficie lentamente desaparecía y la oscura profundidad del
río comenzaba a envolverlo. Su vida entera pasó por su mente en segundos,
estaba al borde de la muerte.
Para su suerte –justo antes de antes de morir- fue
salvado por un bufeo que lo condujo hacia la ribera más próxima, cuando Marco
se repuso se percató que se encontraba semidesnudo acompañado de una linda
mujer desnuda de largos cabellos de color azabache y aroma atrayente. La
belleza y encanto de esta joven mujer lo sedujo por completo e hizo que borrara
toda memoria anterior. Marco no recordaba nada, en su mente todo era mágico,
con luces de colores, bosques maravillosos y animales fantásticos. La mujer
delfín lo condujo a las profundidades de su reino, en donde habitaba una
pequeña colonia de bufeos, la gente de este lugar no hablaba, no tenían
necesidad de hacerlo pues se comunicaban telepáticamente. Marco era el nuevo
integrante y había sido aceptado por todos. Aprendió muy rápido las artes del
delfín rosado, se transformaba en delfín o humano y jugaba con su singular
compañera de la cual se sentía perdidamente enamorado.
En una noche de luna blanca Marco tuvo un inusual
sueño, pues vio que la profundidad del río lo devoraba y tragaba agua hasta
ahogarse, despertó y huyó despavorido del bosque encantado, su aterrador sueño
había hecho que recobrase la memoria y una vez consciente solo pensaba en huir.
En su travesía por pantanos, quebradas y ríos caudalosos fue consciente de las
ventajas de ser delfin, su agilidad y rapidez era a prueba de toda dificultad,
esta vez el gran río marrón no era caudaloso ni turbio para él, ya que podía
nadar velozmente y saltar por sus aguas y hasta tenía una especie de radar para
distinguir –en aguas profundas- todo a su paso. Antes de abandonar la selva y
retornar a la civilización de hombres se detuvo por un momento recordando a su
compañera delfín, a quién comenzaba a extrañar. Era el momento de tomar la
decisión de su vida. Su mente le impulsaba a avanzar, pero su corazón le
impedía hacerlo. Cuando Marco decidió regresar por ella, es decir al mundo del
bufeo rosado, ya no pudo convertirse en delfín, era solo humano. El hecho de
cruzar el gran río marrón había sido un viaje sin retorno a su naturaleza
humana, por más que intentó nadar desde la orilla todo era en vano.
Cuando regresó a la ciudad –para todo el mundo era
una gran noticia encontrarlo con vida- sus familiares y amigos hicieron una
gran fiesta en su honor. A pesar de la alegría de los presentes, Marco no podía
ocultar su tristeza y nostalgia por la mujer delfín que lo salvó de una muerte
segura. En aquella noche de luna llena, cuando todos bailaban, bebían o reían,
Marco observó que una hermosa mujer de vestido rosado ingresaba a la fiesta con
otras amigas, fue inmediatamente a su encuentro, no la conocía pero
increíblemente tenía un parecido a su mujer delfín, con cabellos de color
azabache y un atrayente aroma. El flechazo fue inmediato, cuando se saludaron
con un beso en la mejilla ella le dijo al oído: “tu amor me ha llamado”. Marco
no la dejaría jamás, ella sería en adelante su único destino.
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