lunes, 23 de septiembre de 2013

EL OSO


Una vez una joven soltera, de unos 16 años de edad, llamada Mariela, se fue al monte a buscar leña, seguía caminando por la selva hasta que se perdió en un barranco de una quebrada, la joven pensó que el camino continuaría al otro lado de la quebrada y la atravesó en su búsqueda, miro de una lado a otro, sin hallar huellas de nada.

Llego la noche y Mariela, no podía continuar ni sabia regresar a su casa, estaba perdida, se sentó al lado de una copaiba a llorar y esperar el amanecer para volver a su casa, En esos momentos se le presento un joven vestido con una cushma y le pregunto .” ¿Qué haces aquí? ¿Por qué lloras? Mariela le contesto :”Me perdí en el bosque” y el joven le invito a que le siga y le siguió.

La luz de la luna entraba por entre las ramas de los arboles iluminando sus pasos. El joven desconocido iba adelante y Mariela detrás, pisando sobre las huellas del hombre, pero en un claro de la selva, la luna ilumino de una manera clara las pisadas del joven, no eran pisadas de hombre sino de oso con dedos delgados y uñas largas.

La joven se asusto, se detuvo y pensó en regresar, pero el oso la miro con sus ojos encendidos y la obligo a seguirla. No tardaron en llegar a la casa del oso, que estaba en la aleta de un árbol y metió en ella a Mariela.

La joven debería vivir como mujer del oso, tenía toda clase de comodidades y comería ricas carnes que su marido el oso cazaría y nunca más se le ocurrió escaparse de la casa del oso. Llevaba ya 10 años alejada de la casa de sus padres y tenía con el oso 08 hijos, los padres le habían buscado, pero inútilmente y la dieron por muerta.

Cierto día, un nativo fue al monte de caza, se interno tanto en la selva que fue a parar a la casa del oso, allí oyó hablar a la mujer. El cazador pregunto a la mujer:¿ Qué haces aquí?. Ella le contesto .” El oso me secuestro y soy su mujer”.

Entonces el nativo que conocía a Mariela y su desaparición, disparo una flecha al oso y lo mato. De este modo pudo llevar con él a Mariela para entregársela a sus padres.

Pero esta mujer , ya no podía vivir fuera de la selva, ni en casa, ni en compañía de sus paisanos.

Huyo de nuevo al monte y hoy vive dentro de la selva como una mujer errante buscando la felicidad, pero sin encontrarla.

Carlos Velásquez Sánchez

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