En una casita de techo de hojas de
shapaja y cerco de cañas bravas vivía una anciana. Esta viejita vivía sola y no
tenía miedo.
Un día la viejita estaba durmiendo y
de pronto llegaron cerca de la casa bastantes pájaros malignos que cantaban así:
tu-a-yu. Tu-a-yu.tu-a-yu. Tan fuerte cantaban que la pobre viejita no podía
dormir y los pájaros seguían cantando su triste canción.
La viejita se levanto de su cama.
Cogió un palo y lo tiro con rabia a los pájaros para que se callasen y ahí
mismo los pájaros dejaron de cantar.
Después de lanzar el palo, la viejita
regreso a su cama y se quedo profundamente dormida. Los pájaros malignos
estaban callados, esperando que la viejita durmiese y cuando escucharon sus
ronquidos, se acercaron entre todos, agarraron a la viejita con toda su cama,
la levantaron y se la llevaron.
Y muy despacito, para que no se
despertase, dejaron la cama sobre las ramas de un gran árbol.
Los pájaros malignos de nuevo
empezaron a entonar sus canciones tristes : tu-a-yu.tu-a-yu-tu-a-yu. La viejita
entonces se despertó otra vez y se dio cuenta que su cama estaba en lo alto del
árbol.
Y pregunto en alta voz:¿ Quien me ha
dejado aquí en este árbol? Creo que voy a morir de hambre por falta de
alimentos. Y la viejita con mucho trabajo y sufriendo se fue bajando del árbol,
cuando llego al suelo se puso a llorar fuerte y mientras lloraba miraba al
cielo.
Los pájaros malignos escuchaban que
lloraba la viejita y seguían cantando más fuerte. Al poco tiempo, la viejita se
murió.
Y desde aquel día, cuando alguien de
la selva escucha cantar por la noche al pájaro maligno, piensa que le esta
avisando que pronto va a morir.
Al pájaro maligno, los habitantes de
la selva le llaman también pájaro de mal agüero, porque siempre canta
tristemente y anuncia que alguien va a morir.
Carlos Velásquez Sánchez
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