Insignificante
roedor, de donde sacas que el rey de los animales es el hombre. Acaso tiene
buenos colmillos y garras tan fuertes como las mías.
Oye
gatito, lo que te digo es cierto, él reina en la tierra y posee armas que ni te
imaginas.
El
tigre se enfureció y cogió al ratón del rabo y le dijo: Ahora sí, te comeré.
El
ratón al sentirse prisionero, decidió recurrir a su astucia y le dijo: Lo que
cogiste con tus garras es una serpiente pequeña, ja, ja, ja. Y el tigre al
escuchar esto, le soltó asustado. El ratón al verse libre escapó riéndose y diciéndole.
Eres más tonto de lo que imaginé y ¿Así
pretendes ser el rey? Tás bien Huamán, te lo vuelvo a repetir. Es el
hombre, búscalo y mide tus fuerzas con él, ja, ja, ja.
Y
el tigre decidió buscar al hombre, tengo que encontrarlo, hombrecitos a mí.
Al
llegar a una colina se encontró con la carachupa y le dijo: Ahora sí, te como
sobrino carachupa, luego seguiré buscando al hombre, para demostrarle que soy
el único rey de los animales y lo cogió del rabo a la carachupa para comerlo.
Tío
tigre, que tonto eres, cogiste la raíz de la caña brava y no mi rabo como crees
y así dices que eres más inteligente que el hombre. Al escuchar esto, el tigre
lo soltó y al verse libre la carachupa, dijo: ja, ja, ja, como puedes pensar
que en este cerro va a haber caña brava, si solamente éstos crecen a las
orillas de los ríos, gatito tonto y se escapó.
El
tigre siguió su camino en busca del hombre y de pronto vio a dos “cashacushillos”
(puercos espines) y se abalanzó contra los indefensos animales, luego comenzó a
rugir de dolor, a la vez que intentaba sacarse las patas y de la boca las
afiladas púas de los animales.
Y
mientras se sacaba las púas, un mono que lo observaba atentamente desde lo alto
de un árbol, bajándose le dijo: Tío, si lo deseas, te saco las espinas que te
molestan.
Muchas
gracias, sobrino, te lo agradeceré toda la vida, el mono le sacó las espinas,
luego que terminó, el tigre cogió al mono y le dijo: Ahora te como mono, no es
nada personal, pero tengo mucha hambre.
Tío
tigre, ¿Por qué eres malagradecido y me quieres comer? ¿Acaso no te quité las
espinas que te atormentaban?. Mira sobrino mono, soy el rey de los animales y
hago lo que se me da la gana, porque soy la máxima autoridad.
El
mono dijo al tigre: Eso, solo lo hacen los humanos, son malagradecidos. Cuando
están en campaña electoral te ofrecen miles de cosas. Al ser ya autoridades
desconocen a aquellos que votaron por ellos. Peor aún, si son jefes de fuerzas
militares o policiales, se vuelven prepotentes y tratan mal a los ciudadanos.
Olvidándose que gracias a ellos que pagaron sus impuestos pudieron hacer su
carrera. Claro, también hay otros que si
verdaderamente cumplen con las sagradas obligaciones que les impone el
Estado.
Tío
tigre, no puedes portarte igual que ellos, porqué tú eres el verdadero monarca.
Bueno
sobrino, gracias por reconocer a tu verdadero rey. Te dejo en libertad.
Y el tigre siguió su camino, siempre en busca
del hombre y caminó, caminó sin descanso y vio en lo alto de un cetico a una
yonca, pelejo o perezoso comiendo y le preguntó: Yonca, deja de comer y dime
¿Conoces
al hombre? Si es así ¿ Dónde le puedo encontrar?.
Oye
tigre, primero se saluda, luego se pide, por favor algo que se necesite
preguntar, insolente, gato travieso y bruto, le contestó lentamente el
perezoso.
Pero
dime , ¿ Para que buscas al rey de los animales?.
Disculpa
yonquita, es que estoy de mal humor y todo por culpa del hombre, a quién no
tengo suerte de conocer, para demostrarle que yo soy el soberano.
Bueno,
sí, conozco al hombre y muy bien. Es el depredador número uno de la naturaleza
que nos rodea. Destruye nuestro s bosques, sabiendo que está acabando con el
pulmón de la humanidad. Destruye a muchos de nuestros hermanos con el único
pretexto de extraerles la piel a algunos y a otros por simple deporte.
Lamentablemente
es el rey de los animales, domina el fuego a voluntad, puede volar como las
aves en naves gigantescas, imagínate que
hasta llegó a la luna nada por las aguas como los peces, se desplaza por la
tierra mucho más veloz que los venados o tu mismo.
Tío
tigre posee armas destructoras que muchas veces lo utiliza para asesinar a sus
semejantes, es como un mono gigantesco, vive en colonias a los que llama ciudad
o en el campo al cual labra, para sembrar sus alimentos o en los bosques
cazando y cortando leña y lo distinguirás perfectamente con todos los datos que
te dí.
Gracias
yonquita, estoy en deuda contigo y continúa comiendo, que yo voy en busca de mi
destino. El tigre caminaba y caminaba y encontró en la rama de un árbol , durmiendo
a un chusqui.
Sobrino
chusqui, baja, que quiero preguntarte algo con la sabiduría que posees, me
podrías indicar lo mejor.
Mira
tío tigre, contigo es mejor guardar la distancia. Que quieres.
El
tigre le preguntó: ¿ Sabes quién es el rey de los animales? Por supuesto que
sí, todo el mundo lo sabe y comenta: es el Hombre.
El
tigre le dijo : ¿ Hasta tú afirmas que es él? El rey de los animales: Soy yo,
loco.
Tío
tigre, eres orgulloso como algunos humanos, que se creen bacanes cuando tienen
un carguito, nunca dudes de la capacidad de otros a quienes no conoces. Así que
sereno moreno y cálmate.
El
hombre acostumbra pasar por aquí en las mañanas y en las tardes camino a su
chacra o al pueblo. Tú deberías escucharlos primero y aprender de ellos, gato
chivo y luego que conozcas sus secretos podrás enfrentarlos. Escóndete allí y
atento, no salgas por ningún motivo.
Seguiré
tu consejo, sobrino chusqui, muchas gracias y momentos después llegaron tres
jóvenes y escuchó el tigre.
Descansemos
bajo la sombra de este árbol. Pero, ¿Alguno de Uds. trae arma para
defenderse de algún tigre que se nos
aparezca?.
Yo,
solamente tengo mi cuchillo, dijo el otro.
Yo
traigo mi revólver y le meto bala hasta por los ojos.
Yo
poseo mi inteligencia, con ello no le tengo miedo ni al diablo y luego
partieron.
Entonces
el tigre salió de su escondite y le preguntó al chusqui, por las armas que
decían poseer y si ellos eran los hombres. Les falta poco para serlo, son
jóvenes todavía, tienes que esperar un poco para estar frente al hombre.
Y
el tigre siguió su camino y encontró a un niño, al que le preguntó:¿ Eres acaso
el hombre? Aún soy niño pero pronto lo seré.
Si
no eres el hombre, no me interesa luchar contigo, tengo que conservar mis
fuerzas. Te hago una pregunta ¿ Conoces la inteligencia? ¿ Dicen que lo posee
el hombre?.
Si
lo sé , pero no te diré, yo también lo poseo y si te enfrentas con él lo
sabrás.
Siguió
caminando el tigre y encontró a un leñador partiendo troncos de madera.
Este
debe ser el hombre, le preguntaré, para no equivocarme. Perdone, amigo ¿Es por
casualidad Ud. el hombre?
Si
soy el hombre le contestó de mal humor el leñador.
Asi
que eres el hombre, ja, ja, ja. Pensar que este mono lampiño pretenden llamarle
el rey de los animales. ¿ Cual es aquella arma que Uds. denomina inteligencia?.
Después
que me lo digas, tendrás que luchar conmigo para enseñarte quien es el
verdadero monarca de los animales.
Mira,
gato eteco, no tengo tiempo para atenderte, pero ya que quieres pelear conmigo,
tendrás que ayudarme un momento y de un fuerte hachazo partió la mitad de un
tronco. Pon tus manos en el centro, que voy a sacar a mi hacha, le ordenó al
tigre.
En
cuanto lo hizo, sacó su hacha y las mitades volvieron a su sitio original,
aprisionando las zarpas del confiado tigre, el mismo que rugía de dolor e
intentaba por todos los medios de librarse, pero sin conseguirlo.
Esta
es la inteligencia, que nos diferencia del resto de los animales, le dijo el
leñador, a la vez que le azotaba con una rama de shahuinto. Allí lo dejó
aprisionado cuatro días y luego lo liberó, después de darle una paliza al
tigre.
El
tigre apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie. Muerto de hambre y
cansancio, llegó a la orilla del río que tenía que cruzar.
Le
pediré a mi sobrino lagarto que me haga cruzar. El me teme y por congraciarse
conmigo, tendrá que hacerlo. Primero rugiré poderosamente para asustarle y en
vez de un rugido le salió un aullido de dolor.
Sobrino
lagarto, hazme chimbar a la banda.
Con
el mayor placer, tío tigre, súbete a mis espaldas que te haré chimbar.
Al
llegar al centro del río, el lagarto le dijo: ¿Recuerdas tío tigre, que
rugiendo fuertemente te comes a mis hermanos?
Ah.
Ahora,
tás bien cojudo, tigre, ahora nos toca a nosotros comerte a ti, esta vez ni tu
rugido te salvará, por pendejo.
Y
seguidamente el lagarto buceó y el tigre se ahogaba rápidamente y en ese
momento un grupo de lagartos encabezados por su líder lo devoraron en un
santiamén, que no quedaron ni sus bigotes.
Y
así murió devorado el tigre devorado por los lagartos el tigre, por Pendejo.
Carlos
Velásquez Sánchez
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