EL YACURUNA
El yacuruna es el espíritu amazónico del
agua por excelencia, etimológicamente el nombre se ha recogido del quechua pues
yacu equivale a agua y runa a gente o persona. Las numerosas versiones
extendidas a lo largo y ancho de la Amazonía peruana coinciden en señalar su
titularidad en espacios fluviales, cochas y ríos, de los cuales dirige a
voluntad a otros seres míticos menores. A través de los numerosos cuentos y
relatos recogidos se conoce que tiene aspecto humanoide de color verduzco y se
desplaza montado de un enorme lagarto de color negro y otras veces sobre el
lomo de una gran anaconda, además se adorna con collares y cinturones de boas
negras y presenta como calzado los cascos de tortugas taricayas o charapas.
El yacuruna ocupa un lugar privilegiado
dentro de la cosmovisión amazónica, viene a representar el espíritu tutelar de
seres mitológicos como sirenas, bufeos, animales marinos, peces y de los
humanos que habitan en las profundidades de la selva, sobre todo en las laderas
de las cochas y ríos. Los curanderos invocan a este espíritu durante las
ceremonias rituales de ayahuasca a fin utilizar su fuerza y viajar con ella a
las profundidades de las aguas, en donde se obtienen las respuestas necesarias
para el bienestar y la vida cotidiana de la comunidad. Se dice además que el
yacuruna posee un poder hipnótico sobre las mujeres sobre todo cuando ingresan
a la selva en plena menstruación, que luego de seducirlas bajo estado de trance
las conducen a sus moradas para transformarlas en sus princesas, lo cual supone
que dichas mujeres escogidas no regresarán a sus hogares.
A continuación una historia inspirada en
este personaje mitológico.
EL YACURUNA QUE PERDIÓ LA MEMORIA
Por Arnaldo Quispe
Érase una vez un capo de familia que al
morir repartió su territorio en sus dos únicos hijos, Tafuén el mayor
gobernaría de la márgen derecha del río y Sifuén el menor de la parte
izquierda. Entre los dos Tafuén era el más ambicioso y anhelaba poseer el poder
de toda la zona, sobre todo recuperar su casa y sus papayales que le quedaban
del márgen izquierdo en territorio de su hermano. Sifuén a pesar que era el
hermano menor era de estatura enorme, corpulento y el más valiente de los
guerreros, aunque lo único que deseaba era la paz con su hermano y llevar una
vida de familia.
La paz duró poco tiempo y algunos
enfrentamientos esporádicos en las riberas del río señaron el inicio del
conflicto, las mujeres que recogían frutos de la otra parte del río no podrían
desplazarse más, las familias no podrían realizar sus trueques cotidianos de mercancías
y los niños no volverían a jugar juntos con sus canoas.
La situación se agravaría cuando Tafuén
con algunos de sus guerreros incursionaron en territorio ajeno para cazar
venados, lo cual alertaría a los pobladores, que al comunicar el suceso al capo
Sifuén, este fue contrario a batallar por un hecho tan simple como cazar
animales. Como Tafuén no vió resistencia en el territorio de su hermano,
incursionó al día siguiente con sus guerreros esta vez para recoger muchas
papayas de frondosos papayales. Sifuén nuevamente se mostró reacio a combatir
con su hermano. Al tercer día Tafuén haciendo de las suyas esta vez ingresó de
la márgen izquierda para raptar mujeres vírgenes para su pueblo. Sifuén
enterado de los hechos esta vez decidió actuar y salir al alcance de su
hermano, cuando las tratativas habladas fallaron los bandos se enfrentaron con
sus flechas, dardos venenosos y hasta lanzas. Al final de la batalla ambos
bandos perderían para siempre a sus mejores guerreros.
El gran capo de una tribu vecina ajena al
conflicto, enterado de este hecho decidió invadir ambos territorios, al hacerlo
no encontró mayor resistencia en el lado de Tafuén, que al defender a su
familia cayó derrotado, muriendo en el acto. Luego cuando los invasores
cruzaron el río y llegaron al territorio de Sifuén encontraron que éste con
sus guerreros les librarían batalla hasta morir, cuando la contienda se inició
y a pesar de la clara ventaja numérica por parte del enemigo, Sifuén con sus
guerreros derrotó al invasor, cuyo capo en su huida y en señal de venganza mató
a la esposa de Sifuén.
Sifuén muy dolido y en contra de sus
principios decidió salir a vengar la muerte de su esposa, reunió a los
guerreros sobrevivientes y rápidamente se internaron en la selva tras las
huellas de los asesinos de su esposa. Justo cuando estaba por alcanzar al
homicida le cayó un enrome tronco de Tangarana en la cabeza, con lo cual perdió
el conocimiento y la memoria para siempre. Tras las picaduras fatales de las
hormigas del Tangarana su espíritu sería siempre guerrero y errante entre las
aguas, además siempre viviría con la sensación de querer luchar por una causa,
pero que nunca recordaría el motivo. Será por esto que se ofrece de utilidad
cuando es requerido, de asistente cuando se trata de causas justas en bien de
una comunidad, pero que esto no garantiza la integridad de mujeres las cuales
parece querer seducir y secuestrar, probablemente hasta encontrar la mujer que
una vez perdió cuando todavía era humano.
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