( Oliver Tarazona Vela )
Cuentan que en las noches oscuras, vagan por los aires
espíritus o almas de las personas recientemente muertas.
Dicen que cuando una persona muere, el espíritu debe recoger
sus pasos por todos los lugares donde anduvo cuando estuvo vivo, antes de ir al
cielo o al infierno y a ese espíritu se le conoce como “difunto”.
Sin embargo, si la persona fue mala, su espíritu queda
vagando, errante por la tierra¸ pena por todos los lugares porque no puede entrar al cielo y a
este espíritu se le conoce como “maligno”.
Pero el “maligno” tiene una última oportunidad, si quiere
entrar al cielo tiene que atrapar un alma buena o sea a un difunto u depositar
todos sus pecados para quedar libre y entrar al cielo.
Es por ello que por las noches se escucha que el
“maligno” persigue al “difunto” silbando furiosamente volando por los aires,
tratando de escapar.
Cuentan que en una oportunidad, don Sixto, estaba
regresando de su chapana aproximadamente a la 1.00 a.m. caminaba tranquilo
cuando de pronto escuchó el silbido del temible “maligno”: ffiiiiiinnnnnnn,
ffiiinnnnnnn.
Pero esta vez más cerca, estaba como a 20 mtrs. de él. El
“maligno” no venía muy alto, entonces don Sixto se escondió tras un tronco de
lupuna, cada vez más cerca seguía silbando y persiguiendo al “difunto”.
El desesperado “difunto” todavía iba muy bajo, casi
caminando, seguramente había muerto recientemente, ya que conforme van pasando
los días de su muerte va subiendo al cielo.
El pobre “difunto” lanzaba silbidos lastimeros, de pronto
don Sixto escuchó que el “difunto”lanzaba gritos gangosos: “ayauuuuu,
ayauuuuuuu, auxiliooooo”.
Miró con detenimiento y vio que como dos perros en el
piso, se revolcaban violentamente.
Don Sixto se armó de valor y dando pena al pobre
“difunto” quién pedía auxilio, sacó su correa y corrió hacia donde estaban.
Sacando fuerzas de flaqueza le dio sus correazos al
“maligno” y asustado, seguramente con mucho dolor lanzando un fuerte silbido
desapareció en la oscuridad de la noche, el difunto se levantó, se limpió de la
tierra y un tanto avergonzado, se fue por el bosque.
Ese día don Sixto llegó a su casa como a las 3.00 a.m.,
se acostó y se quedó dormido.
En su sueño se le apareció el “difunto” quién le
agradeció por todo lo que había hecho, diciéndole: “Gracias a ti, no estoy en
el infierno”.
Al cabo de un rato se le apareció el “maligno”, para
advertirle que se cuidara y que agradezca que su correa fue de color negro,
puesto que a ese color los espíritus
malignos suelen temer.
Al día siguiente don Sixto, contó a toda su familia todo
lo que le había sucedido y todos se sintieron orgullosos de él, enterándose de
que hace dos días había fallecido un amigo.
FELICITACIONES EXCELENTE ME ENCANTO
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