miércoles, 26 de noviembre de 2014

EL BRUJO

Desde la puerta de su choza, profiriendo exorcismos echa violentas bocanadas de humo de cigarro a la lluvia don Santiago Shupa.

Don  Shanti es brujo y esta icarando a la lluvia o sea conjurándola para que se vaya, para que cese. El brujo icara con humo de tabaco no solo a la lluvia, a las tormentas sino también a las enfermedades, aleja los males que agobia a los hombres. Igualmente pone en fuga al demonio que se ha apoderado de alguien.

Como se comprende en el vasto mundo de la selva con flora monstruosa: arboles, lianas, arbustos, cortezas, hierbas, flores, frutos, raíces ha cundido lógicamente a la práctica del curanderismo en base a vegetales. En consecuencia en nuestra selva abundan los curanderos y los brujos.

Hay brujos malos y buenos, Brujos que hacen daño a un prójimo que le ocasionan enfermedades y brujos que curan a estos y otros males.

-Una noche en casa de mi abuela, el brujo nos hizo salir a todos, quedándose en la sala semioscura con mi tío enfermo. Este decía sentir agudos dolores en el brazo, el cual estaba hinchado y no podía moverlo, desde hacia tiempo sufría esa enfermedad, impidiéndole trabajar y ningún remedio casero le aliviaba.

Mi abuela le decía a mi tío: Todas estas noches esta riéndose el maldito chusqui en los arboles de la huerta, a lo mejor es el Yachay de algún brujo, Niler. Te han brujeado, seguro que te han brujeado.

Y convinieron en acudir a un brujo para que lo curase y este esa noche trato a mi tío, después de icararle y otros ritos, le chupo el brazo varias veces, sacándole algunos finos virotes de chonta, que según el y nos mostro le producían esos tremendos dolores y que fueron clavados por algún brujo desde una larga distancia, a través del aire en una forma invisible, luego el curandero se dirigió a la huerta e increpo al chusqui maligno, arrojándole a la vez bocanadas de humo de cigarro contra los arboles y así mi tío sano.

-También a mi padre le curo un brujo. Mi padre padecía cuchipe, fea y cruel enfermedad tropical, le aplicaban solimán y piedra lipes (sulfato de cobre) y piedra infernal (nitrato de plata) que le provocaban dolores desesperantes que toda la casa se estremecía con sus gritos.

Mi madre que ya a su vez había sanado de ese mal, pero, como una secuela sufría de lajas (rajaduras horribles en los pies) que las curaba con el tallo de la venenosa patquina, aplicándolo recién sacado de las brasas.

Acordó con mi padre la conveniencia de recurrir a un brujo y un hombre aindiado llego por la tarde con un manojo de tallos delgados de sanango, planta medicinal y alucinógena. Mi padre hacia días estaba a dieta y el brujo le dio de tomar el brebaje medicinal y también con el tiempo sano.

-En nuestra selva existen brujos ayahuasqueros, aquellos que dan de tomar la ayahuasca y los brujos ayasangueros, aquellos especializados en hechizos de amor, todos estos brujos están dotados de cierto poder, realizan sus prácticas en viviendas aisladas en los bosques y algunas gentes les miran con temor.

Desde luego además de ellos, están los simples curanderos que mediante plantas y otros elementos, entre las cuales figuran mujeres, generalmente ancianas, que por ejemplo, antes para curar la tos ferina o sipicuso, una tos tan fuerte que hacia peer. Expresión quechua: tos que ahoga, tos que mata.

Y estas curanderas al que tenia sipicuso o tos ferina le daban de beber orines guardados de varios días el cual les daba resultado.

Es del caso, resaltar hoy en día el surgimiento de sabios curanderos con indiscutible conocimiento amplio de las propiedades vegetales o sea la Medicina Natural.

Carlos Velásquez Sánchez