lunes, 29 de abril de 2019

Y A N A P U M A



El yanapuma regresó a su cueva, cogió a sus cachorros y se internó en la selva rumiando su tristeza.
Caminó por senderos agrestes, alejándose lo más que podía hasta que el cansancio la doblegó.
Enseguida rodeó a sus crías con su débil cuerpo y se quedó dormida.
Ya habían rodeado la cueva, hacía varios días que la perseguían subiendo por abismos y despeñaderos, permaneciendo escondidos entre los arbustos.
Una verdadera cacería y por fin la tenían cerca, lanzaron antorchas hacia el interior de la cueva con la intención de obligarlos a salir.
Ella estaba a punto de parir y ya no podía continuar huyendo, era necesario quedarse allí.
Entonces decide salir a enfrentarlos, sabe que la atraparán. Pero tiene como misión salvarlos y era la única esperanza de que su especie no se desaparezca, porque solo quedaban ellos.
Los hombres estaban tirados esperando a sus presas y cuando vieron que uno de ellos se asomaba a la entrada de la cueva, sus ojos se enrojecieron, revisaron su retrocarga, quitaron el seguro y dispararon.
Una bala se incrustó en una extremidad superior y otra en el lomo. La bestia intentó volver a la cueva arrastrándose y a través de su mirada suplicaba piedad, más sus cazadores no la temían.
Se acercaron presurosos y la atraparon, arrastrándola con fuertes sogas, ya era imposible escapar.
¡Lo han muerto, Felipe!  Dijo uno. No hombre está vivo, pero ya morirá.
Mañana regresaremos por el otro y ganaremos una fortuna con sus pieles, respondió alegre.
Y los tres hombres se alejaron, pero sucumbieron ante el cansancio y se durmieron.
Al día siguiente regresaron a la cueva y al no encontrar lo que ambición desmesurada buscaban, se alejaron maldiciendo el silencio del lugar.
Un brujo se acercó a la bestia, cogió a sus crías, los colocó en una alforja y a ella la cargó en la espalda y se los llevó.
Era una noche en que la luna resplandecía. Al llegar, decidió que era el momento, tenía que hacer  algo a esta especie o desaparecería.
La colocó en un lugar en donde la luna le iluminaba totalmente.
Le dio de beber una pócima, el brujo entró en trance pronunciando palabras extrañas, luego un silencio sepulcral, el conjuro ya estaba hecho.
Abrió los ojos, recorrió con su mirada el lugar, nunca había estado allí, recordó a sus crías, se levantó apresurada, aura sí. ¡Que le había sucedido, ya no era la misma. El brujo la observaba desde un rincón oscuro.
Cálmate – le dijo – No te asustes, pero que me pasó , preguntaba sorprendido.
Te has transformado, ahora eres  uno de ellos, sin embargo no te quedarás así.
Puedes volver a ser la antes cuando quieras, respondió el brujo. Ahora irás  a buscarlos y ya sabrás que hacer.
Ella comprendió. Buscó a sus cachorros, los miró tiernamente, mientras volvía a ser ella, los sujetó con la boca y se los llevó.
Ya en su guarida nuevamente los amamantó con ternura mientras limpiaba sus cuerpos y después que se durmieron partió.
Lo vio bañándose en un riachuelo cercano a la choza, donde se refugiaban, era el primero.
Se le acercó y en su mirada se reflejaba un odio disimulado, disfrazado de seducción, la tenía muy cerca y le hipnotizaba.
Lo llevó hasta la cueva, en la entrada quiso retroceder, pero era demasiado tarde, dos faros con un brillo espeluznante le miraban  le miraban fijamente, el miedo le inmovilizó, la bestia saltó sobre él, mordiéndole el cuello, le arrancó la cabeza con un odio desenfrenado y lo arrastró hacia la oscuridad, era un cuadro sangriento.
Dos cachorros tenían su primera cena con carne humana.
Felipe y Remberto esperaban angustiados la llegada de Josías, pues había salido al atardecer y decidieron ir a buscarlo.
El silencio era extraño, de pronto escucharon un rugido detrás de ellos, voltearon y lo vieron.
Era un animal descomunal, los ojos le brillaban como chispas de fuego, sus cuatro patas se aferraban al terreno rocoso.
Después dio unos pasos alrededor de ellos  con una astucia felina como hipnotizándolos, les mostró sus enormes colmillos en actitud amenazante. No hubo tregua, se lanzó sobre ellos.
Remberto logró escapar, mientras que Felipe fue atrapado en sus brutales fauces y de un violento tirón le arrancó la cabeza, el cuerpo quedó tirado en el suelo, la cabeza a un costado y la bestia se alejó.
Sabía exactamente a donde ir y a quién buscar, él era un mozo fornido y formaba parte del grupo que provocó la sangrienta cacería, le había reservado para el último, era el elegido.
Ahora, él estaba solo en el tambo intentando calmar su pánico, ella se acercaba, ingresó al lugar, bastó con mirarla, sus ojos brillaban con un rojo intenso y no tuvo tiempo de reaccionar, le rodeó con sus brazos y lo sedujo, le cogió de la mano y la siguió.
Se perdieron en la selva, cuando despertaron  se encontraba en la guarida.
La vio acercarse con su caminar contorneante y le dijo: Bebe.
De pronto entre imágenes borrosas la vio convertirse en un enorme yanapuma que venía rugiendo espantosamente mostrando sus colmillos filudos, intentó correr, sin embargo su cuerpo no se movía, la bestia le miraba y caminaba alrededor de él, lentamente, vigilándole.
Entonces Remberto empezó a transformarse, su piel ahora era de un negro intenso y aulló de una manera espeluznante, ella se acercó y ambos compartieron un rugido espantoso, ya no estaba sola.
Ahora la especie estaba asegurada.
En la quietud de la selva, dos yanapumas caminan acechando a esos seres que se internan en la selva, se miran los dos, conspiran y atacan, mientras que las dos crías esperan hambrientos la llegada de su ansiado, pero macabro alimento humano.

sábado, 20 de abril de 2019

S A N A P I Y O Q U I


                                        (MUJER LUNA)
Reydelinda se bañaba en el río con sus cuatro hermanitos
El caluroso anochecer estaba iluminado por una luna llena que invitaba a refrescarse, por lo que Reydelinda no dudó en llevarse a los niños monte Adentro, donde les esperaba una pileta natural formada por grandes rocas.
Mientras sus hermanos chapoteaban en el agua, ella subió a una piedra para peinar su larga cabellera.
Los chicos erran hijos del Apu Nahwiri Pizango que dirigía  comunidad Shawi. Por ese motivo del descubrimiento del felino causó tal revuelo en el poblado, que la noticia corrió como un reguero de pólvora por toda la zona de Papaplaya. Esa noche en el río la algarabía de los pequeños, contrastaba con la tristeza de su hermana mayor quién pensaba en Nurubé Huansi, el hombre al que dejó plantado una semana antes de su boda.
Cuando todos los preparativos estaban listos para la boda, una súbita intuición la obligó a cancelar su matrimonio.
Sin dar mayores explicaciones salvo a su madre y al novio, Reydelinda puso punto final a su historia de amor.
La noticia generó en el pueblo una ola de rumores y Pizango estaba dolido por este misterioso cambio de rumbo que tomó su hija.
Ella aún lo amaba, pero él ya no era la misma persona y llorando se lo contó a su madre. La mujer le aconsejó que lo pensara bien.
Cuando se armó de valor para comunicarle a su prometido su decisión, la reacción de éste fue terrible y furibundo prometió vengarse.
Con su violenta actitud, la joven terminó confirmando sus sospechas, su intuición no le engañaba, él se había transformado en alguien irreconocible.
Nurubé era tres años mayor que Reydelinda, sin embargo crecieron juntos, desde niños jugaban e iban a la escuela bilingüe.
Al llegar a la pubertad se volvieron inseparables, los dos se preocupaban por los problemas de su pueblo, eran muy amables con todos , ayudaban a los  niños en sus tareas escolares, atendían a los ancianos si lo requerían, participaban en las labores agrícolas y pesca de la comunidad.
Fueron años maravillosos para la comunidad shawi de Santa Sofía.
Pronto surgió el amor entre ambos y nadie se sorprendió cuando anunciaron el compromiso.
El con su porte de guerreo parecía tener la fuerza necesaria para defender a su pueblo de un ejército. Ella con su voz dulce cantaba a los niños y su anhelo era ser maestra de escuela.
El agua der río Huallaga seguía refrescando a los niños que esa noche jugaban sin parar.
De pronto Reydelinda c reyó escucha a lo lejos entre el silbido de las hojas una popular canción shawi SANAPI YOQUI, una canción que le dedicó Nurubé, el día que pidió su mano.
Buscó en el matorral, de dónde provenía esa canción, pero en medio de las sombras lo único que vio fue una mirada felina o sea los ojos del yanapuma.
Sin darle tiempo a reaccionar, el animal dio un salto ligero, apareciendo muy cerca de donde se bañaban.
Los niños dieron un grito ensordecedor, tan agudo que el murmullo lejano del pueblo de Santa Sofía calló de golpe.
Rey atrajo a los niños hacia ella, instándoles a permanecer en silencio mientras el puma negro tan negro como la noche oscura, exploraba la forma de llegar a ellos y dar el zarpazo final.
Parecía que la muerte estaba echada para los chicos y solo esperaban que el yanapuma entrara al agua.
Sin embargo un arbusto de floripondio que estaba a unos metros distrajo al felino.
Rey y sus hermanos vieron como el puma jugaba dando manotazos a la planta y comenzó a comer las flores blancas.
No pasó mucho tiempo para que el efecto alucinógeno del floripondio se hiciera presente.
El felino comenzó a retorcerse con una mezcla de placer y dolor, giraba sobre la hierba de un lado a otro, con visiones que el solo podía ver.
Fue en ese momento, que los niños aprovecharon para huir hacia la comunidad nativa, dejando atrás la amenaza que estuvo a punto de quitarles la vida.
Un año ante de esa noche de luna llena, Santa Sofía comenzó a sufrir infinidad de atropello en sus tierras.
Primero fueron unos madereros que utilizando grandes motosierras, comenzaron a talar los árboles de las chacras muy alejadas de la Comunidad.
Todo el pueblo se unió  para expulsarlos y los capturaron, los saqueadores fueron obligados a irse con las manos vacías, no sin antes recibir como escarmiento sendos latigazos.
Un día los jefes de las comunidades aledañas de Santa Rosa y San Manuel de Nashatauri, llegaron sin previo aviso a Santa Sofía.
Nahuel Maarichi con Odilio Yumbato llamaron a la vivienda de Pizango, solicitando una audiencia urgente con el padre de Reydelinda.
Pizango no se encontraba en el pueblo, estaba de viaje. Los visitantes les dijeron a los muchachos que volverían pronto con los jefes de otras comunidades Shawi, para tratar un asunto de suma gravedad.
Pasaban los días y la esperada reunión se llevó a cabo de acuerdo a lo previsto: Mariche, jefe de Santa Rosa, Yumbato jefe de San Manuel de Ñashatari, cumplieron el rol de coordinadores, trasladando a los demás jefes hasta Santa Sofía.
Llegaron los Apus de los Centros Poblados de Santa Rosa de Alto Shambira,Nuevo Nauta, Nuevo Alianza, Pijuayal, Nuevo Pizana y Nuevo San Martín.
Allí los esperaba Pizango con la comunidad en pleno, las mujeres llevaban flores en el pelo y los varones se arreglaron con sus mejores atuendos.
Después der ña bienvenida, Pizango llevó a los hombres hacia a una maloca alejada del pueblo para comenzar la reunión.
Pizango le hizo participar a Nuribé, les dijo a los jefes que el joven muy pronto sería su yerno, por lo tanto era necesario que apoyara en las decisiones de la comuna y nadie se opuso.
Rey también quiso ir, pero su padre le dijo que era una reunión de hombres.
Comenzó hablando Isidro Chanchari, apu de Santa Rosa de Alto Shambira quién estaba muy afectado por el tráfico de tierras que venían sufriendo en el Distrito de Pongo del Caynarachi.
Nuestras Comunidades Nativas no tienen Títulos de Propiedad, estamos en posesión de nuestros territorios ancestrales, pero solo tenemos reconocimiento legal.
No es justo que las tierras estén valoradas en 80 céntimos cada Há.
Me ha llegado esta notificación, Isidro mostró un papel arrugado. Hay buna Empresa Coreana “Ecoamérica” que está reclamando 72,654 Hás. de nuestro territorio a un Juez de Yurimaguas.
Cuando dijo esto, el silencio de los demás hombres se rompió. Comenzaron los sentimientos de enojo y súbitamente el miedo se apoderó de todos.
Pizango los trató de calmar, pero los cuchicheos no cesaban debido a la desconcertante noticia que acababan de recibir.
Y Nurubé con habilidad les controlaba, hablándoles con tanta afinidad, que todos los jefes le quedaron mirando.
A pesar de su juventud mostró una soberbia seguridad.
Contó de que sueño era de que los pueblos shawi es tuvieran unidos no solo cuando existan problemas.
Pizango lo quería como un hijo, por eso no dudó en apoyarle cuando planteó la creación de la Federación Regional Indígena Shawi , para hacer respetar los derechos de las Comunidades.
Cuando terminó de hablar, los apus sorprendidos vieron en él  la reencarnación de su Dios convertido en piedra: Kumpanamá.
Los apus y comuneros aceptaron el Plan de Pizango.
En uno de esos viajes a participar en reuniones con los apus, Nurubé conoció a Isael Mijahuanca, un brujo de Chazuta que lo invitó a una sesión de ayahuasca.
Le dijo que él solamente obsequiaba el brebaje a personas que lo merecían.
Isael era muy respetado y temido, sus curaciones eran milagrosas, pero se murmuraba que sus maleficios eran mortales.
Cuando lo familiares de Nurumbé, se enterarron de que estaba frecuentando al brujo, no estuvieron de acuerdo debido a su popularidad por practicar estas artes oscuras.
Rey comenzó a notar los primeros cambios en su novio, se volvió dominante y le notaba con signos de ambición por su liderazgo entre los shawis.
El brujo buscaba un heredero al cual transmitirle sus poderes y había encontrado en Nurumbé el candidato ideal.
El brujo astutamente le había convencido diciéndole que la mejor manera de luchar contra los explotadores de tierras era a través de los poderes mágicos.
Para lo cual, ambos se internan durante dos meses en el monte, con el fin de purgarlo e instruirlo en el ocultismo.
Todos en Santa Sofía estaban intrigados con la desaparición del muchacho, incluso algunos pensaban que ya no volvería.
Su familia era la única que sabía dónde se encontraba, pero advertidos por Nurumbé no revelaron el secreto.
Cuando regresó fue recibido con algarabía por el pueblo y pocos advierten su transformación, se le veía fiero, con el rostro adusto, su piel había adquirido u bronceado inusual, estaba convertido en todo un hombre.
Fue en ese momento que Rey decide cancelar la boda. Cuando estaban los dos solos, no podía recocnocerlo, parecía que se había convertido en otro hombre.
El liderazgo de Nurumbé siguió en aumento, cada vez más aguerrido, en el pueblo lo comienzan a ver como un salvador, incluso se oyen rumores malsanos en contra de Pizango.
En una de esas reuniones, persuadió a los jefes apus para invitar a los representantes de le Empresa Coreana a una reunión en Santa Sofía.
Les propuso preparar una cena y llegar a un acuerdo sobre el litigio.
Los invitados de Eco América, dos funcionarios y un abogado llegarán a la Comunidad cerca de las 7.00 p.m.
Los jefes apus los recibieron con frialdad, pero con cortesía en las instalaciones de la Escuela.
En una rápida acción aquí aprisionó a los hombres, sin que se dieran cuenta, pero antes había hecho salir a los jefes.
Los apus fueron llevados por el muchacho a la casa de Pizango, advertidos de no salir de ahí y ni se imaginaban lo que iba a ocurrir.
Nurumbé desapareció en las sombras de la noche.
Los tres hombres, al advertir que fueron abandonados en la escuela, intentaron  salir pero no podían.
La comunidad se había quedado a oscuras, porque un apagón llenó de sombras el lugar.
Por fin se dieron cuenta que la invitación había sido una trampa, se miraron inquietos y llamaban a Pizango pidiendo auxilio.
Luego lograron divisar en medio de las tinieblas unos ojos rojos como llamas, era el yanapuma que los miraba desafiante.
Y fueron brutalmente atacados, uno a uno los tres hombres murieron por certeros colmillos que se incrustaban en sus cuellos.
Todo el pueblo escuchó los gritos desgarradores provenientes de la escuela y por temor nadie se atrevió a salir de sus casas. Fue una masacre.
El puma negro después de matarles se comió sus cerebros. Algunos pobladores lo vieron salir de la escuela velozmente dejando en su caminar huellas de sangre, luego desapareció en la espesura de la selva.
Alumbrados por alcuzas, Pizango y los demás jefes corrieron a verificar lo ocurrido, el lugar estaba hecho una carnicería, desperdigados por el patio del colegio los hombres yacían desfigurados.
Buscaron a Nurumbé, creyendo que él también podría estar herido, pero no lo encontraron.
Pizango estaba muy alterado con lo ocurrido, no tenía palabras para expresar lo que significaban estas muertes en su Comunidad y podrían acusarlo de asesinato.
Después de comprobar que toda la población no había sufrido daños, dio una orden de dar con el paradero del animal y matarlo, no importaba el precio que costara, él pagaría por la cabeza de la fiera.
Rey le dijo a su padre que el animal era el mismo que le atacó a ella y a sus hermanos en el río.
Esa misma noche se armó un escuadrón que daría muerte al yanapuma.
Todos los hombres del pueblo, prepararon lanzas, machetes, algunos cargaron rifles con municiones para peinar toda la zona.
Antes de salir, el viejo chamán del pueblo les advirtió que la única forma de matar a un yanapuma era con una lanza o bala que apuntara directo a su corazón.
Fueron más de 50 hombres armados que se internaron en la selva.
Caminaron durante horas, bordeando el río, soportando picaduras de insectos y exponiéndome a la mordedura de las víboras y no había señales del animal.
Pizango e Isidro Chanchari con su grupo encontraron a la bestia, lo vieron revolcándose en la hierba de una forma juguetona y la fiera no advirtió la presencia de los hombres.
Se hicieron señas entre ellos para acorralarlo, Pizango tenía el rifle cargado así que apuntó directo a su corazón como les dijo el chamán,
Estuvo a punto de apretar el gatillo, cuando de pronto los ojos rojos del yanapuma lo avistaron.
Fueron segundos de tensión, el apu sintió que el animal lo miraba de una forma suplicante.
Cerró los ojos para no dejarse cautivar por esa fascinante mirada, disparó y se oyó un roñoso maullido.
Los hombres de los otros grupos que estaban esparcidos por toda la zona, corrieron para ver lo ocurrido.
Grande fue su sorpresa cuando encontraron en lugar del yanapuma a Nurumbé muerto de un certero balazo en el corazón.
Nadie en toda la zona de Papaplaya, Santa Sofía y lugares colindantes no creían lo sucedido.
Algunos en el pueblo pensaron que fue una equivocación, que mataron al muchacho por accidente.
La noticia no sorprendió a Reydelinda, ella si estaba segura que el yanapuma era Nurumbé Huansi, si, el hombre al que amó y que pagó con su vida su desmedida ambición.