martes, 16 de junio de 2015

LA MALDITA BUFEA

Navegábamos por el rio Ucayali y decidimos acampar en una amplia playa. Los bogas que eran seis, clavaron diestramente las horquillas para tender los mosquiteros y luego prendieron una inmensa hoguera con  el doble fin de cocer los alimentos y ahuyentar a las fieras.
Y después de una suculenta cena. Compuesta por una sopa de sachapato, pescado fresco a la hoja, mono ahumado, yucas, plátanos sancochados y una buena taza de café, nos quedamos sentados  alrededor de la  hoguera.
De pronto en el bosque lanzo su canto el urcututo. ¡ Maldita sea tu estampa!- dijo colérico Santiago Freire, antiguo montaraz,  amenazándole con el puño cerrado a dicha ave nocturna.
¿Qué te hace esa pobre ave para que lo maldigas? dijo Asís.
¡Que saben Uds.! Es un ave de mal agüero porque pronostica desgracias.
Entonces dije : Hay que bendecirla ,lejos de maldecirla, porque gracias a su anuncio se pueden tomar precauciones.
¿ Que sabes tú , de la selva? ¿ Conoces la pusanga? ¿ Elpiripiri? ¿ Las virtudes de los huesos del pavoncito?¿ Los efectos del clavo huasca, los del oje, lo que se puede hacer con  el achuniullo?. ¿El poder que da llevar como brazalete la “raca” (vulva) de una bufea?. Nada de eso, no conoces nada.
Bueno, bueno, interrumpióFélixTaleca, cállense, y que Freire nos hable del hueso del pavón, del piripiri, del achuni y de todo lo que sabe.
Bien y nos decidimos escuchar los absurdos que largaría Freire.
Bueno. El piripiri es una planta que crece en los terrenos pantanosos. Son varillas largas, débiles que tienen la forma de hojas de florete. Con ellas se consigue  excitar el apetito sexual de las mujeres.
Un simple afrodisiaco – interrumpióun boga.
Puede ser, la pusanga es otra cosa. Es una pequeña planta, parecida a la malva, de un aroma penetrante. También excita, pero hay algo sustancial que lo diferencia de un afrodisiaco y es que si con la mano impregnada de pusanga se estrecha la de una mujer, ella se muere de amor por ese único hombre y no por cualquiera. El resultado, es el mismo empleado por las mujeres.
Muchos forasteros que vinieron a la selva, se quedaron definitivamente, se enredaron con cualquier muchacha y se quedaron en la selva olvidando a su familia, posición, intereses, todo.
Esos hombres habían sido pusangueados.
Bien, seguimos, todos conocen el achuni, ese animalito que parece un osito. Pues bien , se mata un machito, se le extrae el miembro viril y se le seca completamente.
El polvillo que se saca raspando ese órgano, bebido con cualquier líquido, es suficiente para que el hombre más calmado y gastado recobre su potencia sexual.
Con el clavo huasca, que es un vegetal, sucede otro tanto. De ahí, que los Curacas de las tribus salvajes conserven el afecto de las mujeres de su etnia hasta cuando tienen ochenta años.
¿ Que hay de los huesos de los pavoncitos? interrogo Asis.
-Miren, el pavoncito es un pavito real en miniatura que vive a orillas de los ríos y es maravilloso.
Se coge el hueso  plano que forma el omoplato y se le abre en el centro un pequeño hueco como una mirilla y  cuando se quiere que una mujer se enamore hasta la locura basta mirarla largamente por esa mirilla y el éxito es seguro, un flechazo. El amor que se despierta es fuego.
¿ Y con las bufeas?
Bueno, las bufeas.
Freire callo. Desde el rio llegaba algo asi como un lamento desgarrador. Asís dio un salto y cogió una linterna y un remo, al mismo  tiempo que exclamaba: Alguna canoa ha naufragado y piden auxilio: Vamos pronto y emprendió la carrera hacia el rio, pero le detuvo la voz de Freire.
No corras, porque es la MALDITA.
Es la malditabufea que me persigue. No tardara en gritar en la misma orilla.
Efectivamente, el lamento, seguido de un bufido que se dejóoír al lado de nuestras canoas.
Así va a estar toda la noche. Hace ya seis años que me persigue, pero un día de estos la voy a liquidar de un balazo.
Entre esta maldita bufea y yo, hay una historia larga de amor y muerte.
Todos se rieron.
Por lo visto se te ha partido el seso para que vengas con el cuento de que entre esa bufea y tú hay una historia de amor.
No es entre los dos únicamente, también fue parte de …
¿ Quiénmás?
Sabes quién : Ge-rar-do Cas-ti-llo.
Un campesino que tuvo un extraño fin.
Yo soy el único que conoce el secreto de su muerte. Yo y esa bufea, que fue su asesina.
Estás loco, mandate ver  por un médico.
Digan lo que quieran. Cuando termine mi relato podrán juzgar y los que quieran me oyen, los que no, se van a dormir.
Y Freire comenzó a hablar :
Los bufeos, por si no lo saben, son mamíferos cetáceos. Los naturalistas los conocen con el nombre vulgar de pez mujer, porque las hembras tienen el busto y el sexo iguales a las mujeres.
En toda la selva se sabe que el bufeo macho sigue largos trechos a las canoas cuando en ellas hay una mujer que esta con su menstruación.
Hay veces que se aproximan tanto a las embarcaciones, que al dar el volantín que acostumbran, lo hacen debajo de ellas y provocan un naufragio. Rara vez se salva la mujer objeto de la persecución. Se dice que el bufeo la arrastra a su reino debajo de las aguas.
Los indios de la selva y los mestizos, seducidos por la semejanza  femenina, cuando cae una bufea en las redes realizan sexo con ella. Y el hombre que hace el acto sexual con la bufea, debe tener a su lado un compañero para que lo arranque, si es preciso a palos, porque el espasmo de la bufea es tan intenso y tan largo, que puede morir el hombre encima de la bufea en medio del más intenso placer.
Inclusive algunos indios tenían la costumbre de pescar bufeos para acoplarse por turno.
Gerardo Castillo y yo habíamos constituido una sociedad en el shiringal de San Pedro en el Tapiche para explotarlo.
Trabajamos con el mayor entusiasmo, ya que el jebe había alcanzado el precio más alto que se conociera y caía de improviso en los puertos para controlar a los peones.
Pero, de pronto Castillo cambio por completo, se levantaba muy tarde, parecía inquieto y no se preocupaba por nada útil, al mismo tiempo que comenzó a adelgazar y a empalidecer.
Yo creía que teníaparásitos intestinales y le insinué que hiciera un viaje a Iquitos para ponerse bajo tratamiento médico, pero el rechazo colérico mi insinuación.
La habitación de Castillo estaba junto al mío y esto me permitió darme cuenta de que mi socio casi todas las noches abandonaba su lecho y volvía después de dos horas.
Cuando una noche, escuche en el rio el mismo lamento que hoy oímos y veía que Castillo salía precipitadamente de su cuarto. Esto se repitió varias noches.
Y una noche le seguí en su marcha hacia el rio y escuche voces: la de Castillo y otra, femenina.
Me acerque todo lo que pude y vi que Castillo tenía en sus brazos  a una mujer bellísima, desnuda con una cabellera que despedía reflejos dorados.
¿De dóndevenía? ¿ Quién era entonces la desconocida amante de Castillo?
El instinto debió avisarle a la desconocida que alguien la observaba, Porque volvió inquieta su cabeza.
Permaneció inmóvil conteniendo el aliento, luego me deslice hacia el rio, hundiéndome en el, hasta que solo mi cabeza quedo afuera del agua-

Escuche el rumor de besos y suspiros, después sentí un chapuzón como de alguien que se lanzaba al rio y Castillo con pasos vacilantes regresaba a su habitación.


Desde entonces, cada vez que oía el lamento que llegaba del rio, le seguía a Castillo para ver si descubría la personalidad de la desconocida y l manera como llegaba.
La salud de Castillo iba de mal en peor, cada día estaba máspálido y más débil,  a punto de que apenas podía caminar, pero cuando oía el lamento, no sécómo sacaba fuerzas y corría a la balsa, de donde volvía dando traspiés como un ebrio.
Comenzó a sufrir de cólicos hepáticos que le hacían rugir de dolor y le puse una inyección de morfina y se quedó dormido.
Mientras el negocio se venía abajo, el jebe había bajado de cotización, la producción disminuía y las deudas crecían.
En eso sentí que llegaba el lamento de la desconocida y corrí a la balsa.
En ella, estaba la bella mujer, sentada completamente desnuda y con los pies hundidos en el agua. Sus tibios brazos se ciñeron en mi cuello y sus labios se prendieron a los míos.
Fue una noche de amor muy interesante y dulce que he vivido.
Luego la mujer me miró fijamente a los ojos y dio un grito, pero, luego sonrió.
¿ Cómo te llamas? le pregunte. Ella sonrió sin darme una respuesta, de pronto canto el gallo y la mujer se sobresaltó, porque ya amanecía.
Es hora de que me vaya. No puedo estar más le dije. ¿Cuándo vuelves?. Mañana, me respondió y se lanzó al rio, emergió después su cabeza y aquí fue horror ante mis ojos, su hermosa cabeza se iba transformando en una horrenda bufea.
Dio un bufido y se hundió para reaparecer más lejos y seguir alejándose dando saltos sobre el agua.
No séqué me paso, estaba atontado, como loco, me di palmadas en la cara para convencerme  de que no estaba soñando. Dios mío, ¿Un hada? ¿ Un demonio? Era algo horrendo.
Mientras tanto, Castillo se moría, débil, extenuado, apenas podía levantar la cabeza. En tanto, todas las noches se  escuchaba el angustioso llamado de la mujer pez, de esa maldita.
Yo, para alejarla, clave una cruz en la balsa y ahí estaba sentada, mirando la casa, era bellísima, atrayente, seductora. Sentí que todas mis ansias me empujaban hacia ella, pero supe contenerme.
No, No, Nunca más y viaje al Ucayali.
Deje a Castillo al cuidado de la cocinera, doña Santos, de su hija Isolina y del viejo Pizango, trabajador que vivía con nosotros. Regrese a los dos días y me dieron la noticia de la muerte de Castillo. Había muerto de una manera extraña.
El , que apenas podía moverse, fue encontrado completamente desnudo en el centro de la playa en la banda opuesta.
¿ Cómo había podido llegar hasta ese lugar? ¿ Quién lo llevo, pues no faltaba una sola canoa? Alguien debió hacerlo.
El viejo Pisango me conto que esa noche no podía dormir, se levantó y vio que una mujer blanca como un rayo de luna, viniendo del rio entro al cuarto de Castillo y abrazados se dirigieron hasta la balsa, más tarde lo buscaron afanosamente y un peón todo asustado dio a conocer que el Señor Castillo estaba muerto en la playa, con la cara mirando al cielo y con una expresión de dicha.
Hubo algunos rumores- dijo Taleca- se llegó a decir que tú lo habías envenenado para quedarte con todo Jai Alay.
Sus herederos recibieron hasta el último centavo que les correspondía. Que crimen ni niño muerto. Te digo que fue la bufea.
Ella le exprimió la vida y desde entonces la maldita me persigue por todas partes.
Voy al rio Tapiche y allí esta ella, llamándome con su voz dulce, que parece un suspiro, una queja y con su bufido que parece una amenaza.
Voy al rio Amazonas y allí esta, tarde o temprano siempre me encuentra y de esto ya son seis años, hasta que un día cuando le vea dar un volantín, el voy a meter cuatro balas en el cuerpo.
Bien, mejor es que nos vayamos a dormir, pues tenemos que madrugar.
A las 4.00 a.m. después de desayunar bien, nos repartimos en las canoas y seguimos rio abajo.
Cuando de pronto, un enorme bufeo colorado comenzó a dar volantines y a seguirnos, cosa que no le dimos importancia y nos adelantó.
Minutos después oímos  gritos y voces de auxilio y vimos la canoa de nuestros compañeros volteada y sus tripulantes aferrados a ella.
Al fin nos pusimos en contacto y los náufragos estaban ya en tierra cuando llegamos y vimos la cara de terror y mirada de locura que tenían.
¡ Y Freyre?, pregunte, no viéndole en el grupo.
Los náufragos inclinaron la cabeza. Mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Y Freire , pregunte nuevamente.
Muerto. Desaparecido Fue la bufea, dijo Asís, hablo mientras los sollozos cortaban su relato.
Allí esta la maldita, dijo Freyre.
La bufea dio un volantín a menos de 100 mtrs. de la canoa. Freyre, copio una carabina de repetición y con los ojos enrojecidos por la cólera miro por todas partes esperando que reapareciese.
La bufea no tardo en dar un volantín cerca de la canoa y antes de que se hundiese. Freyre disparo dos tiros, luego un nuevo volantín de la bufea hizo voltear a la canoa.
Todos caimos al agua, lanzando maldiciones y nos cogimos de la embarcación.
Freyre , era el único que se reía,  y no es mentira, ni fantasía, lo jurare hasta en la hora de mi muerte.
Vimos cerca de Freyre, asomar saliendo del rio la cara de una mujer bellísima de cabellos dorados, hiso ver sus senos y abrazo a Freyre, obligándolo a soltarse de la canoa, ella le besaba, nosotros gritamos y Freyre y la mujer se hundieron para siempre.
Asís, se hizo la señal de la cruz y dijo : Hay que buscarlo.
Pero, había que llegar a Iberia y pedir el auxilio al dueño don Heli y empezamos la búsqueda en dos botes. Ojala le encontremos, porque el rio Ucayali no devuelve a sus víctimas. Cuando de pronto en una playa vimos a dos cuerpos tirados en la arena, cerca de la orilla.
Saltamos de la embarcación y nos dirigimos hacia ellos. Y con asombro y terror vimos el cuerpo de Freyre, completamente desnudo y estaba con los brazos apretados al cuerpo de una bufea, que presentaba sobre el lomo, cerca del cuello las heridas producidas por los dos balazos.
Allí mismo en el bosque los sepultaron a los dos en una misma fosa a Freyre y a la bufea y le pusimos una cruz, para que los dos reposen juntos.
Debe ser  tan dulce morir en los brazos de una sirena o vivir con ella.

Humberto Del Águila Arriaga

1 comentario:

  1. Cierto. En la selva peruana hay bastantes misterios. Gracias x el relato.

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