miércoles, 15 de julio de 2015

LA LEYENDA DEL ACHIOTE Y DEL HUITO

En tiempos muy antiguos, luego que apareció el arco iris sobre los cerros, surgieron en la amazonía dos mujeres jóvenes de extraordinaria belleza. Eran las vírgenes de la selva .La una de cabellos claros y su compañera de pelo negro azabache, recorrían los bosques en busca de novio. Cierto día se encontraron con el gavilán ¨tijera hanga¨, que era el espíritu del hombre cazador, que tenía su morada al interior de la montaña. El ave rapaz se puso a conversar con las sumak warmis (mujeres hermosas) que cedieron ante sus lisonjas y accedieron a ir a su casa de la gran lupuna milenaria.
¨Tijera hanga¨ les dijo que para que no se pierdan en el camino pondrá señales con plumas de su cola. Sin embargo, escondido tras un viejo tronco, otro cazador muy malo escuchaba la conversación de ¨tijera hanga¨. Se trataba nada menos que del ¨apangura puma¨(puma sucio), un animal apestoso que andaba comiendo cangrejos. El ¨apangura puma¨ se adelantó por el bosque y tomando las plumas dejadas por el gavilán, las cambió con dirección a su guarida. Las jóvenes no dudaron en seguir ese equivocado sendero.
El malvado cazador las tomó como esposas a las dos muchachas, pero ellas se sentían defraudadas y sucias. Sintieron el rechazo de todos y en su desesperación acudieron al gran espíritu de la selva ¨ARUTAM¨ que tiene la eterna juventud y le pidieron las convierta en planta que sean útiles a todos los habitantes de la región para en esta forma limpiar sus cuerpos y ser aceptadas por los cazadores y la gente. Entonces el ¨gran espíritu¨ tuvo lástima de ellas y decidió que la de cabellos claros se convierta en manduro o achiote y la de cabello negro en el emblemático árbol de wituk o huito.
A partir de ese momento, esas plantas se encuentran por toda la Amazonía para uso y disfrute de sus habitantes.


Carlos Velásquez Sánchez


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