jueves, 7 de abril de 2011

MISTERIOSA SELVA


De la selva, solo tenía algunas referencias : que hacía un calor maldito y llovía mucho, que sus mujeres ardientes y hermosas podían enloquecer a los hombres. Algunos amigos me contaron bellas y terribles historias de amor, si te descuidas, me dijeron : la selva te puede atrapar con sus encantos y yo les decía que no eran más que creencias, puras leyendas.

Jamás imaginé que podría vivir en el agua sin resfriarme, aquí el ambiente selvático era agradable y surcar los ríos de la selva. Con mis amigos Shemeco, Bolches y Rafico armábamos la timba y en las noches de lluvia, los lugareños narraban historias inagotables en la que los chullachaquis juguetones y chichas agoreras compartían el monte con los tunchis y los yacurunas, mientras las botellas con extrañas cortezas maceradas en aguardiente pasaban de mano en mano, afloraban los secretos del monte: pusangas para conquistar a la mujer esquiva, bufeos que se llevaban a sus parejas escogidas o los poderes de muerte del árbol de la lupuna.

Los sábados había que bajar al pueblo al Bar de la Negra, allí la conocí y me impresionó su belleza selvática, su juventud y tristeza que habitaba en su rostro y me enamoré de ella con locura, mejor dicho nos enamoramos los dos y comenzamos a vernos a escondidas en el monte. Veía que la obsesión de ella por el río era constante y en la quietud del bosque parecía entender el lenguaje que provenía de sus aguas. Y esa noche, ella mirando al río me dijo:”Mi amor, un día, nos iremos para siempre”. Pero, yo estaba decidido a sacarla de la selva y llevarla conmigo a Trujillo y cuando le decía esto, solamente sonreía.

Una noche, junto al río contemplábamos en silencio el cielo iluminado, de pronto una manada de bufeos colorados apareció, y comenzaron a saltar sobre las aguas y ella mi “negrita” presa de un extraño temblor se apretó contra mi cuerpo buscando protección y dándome un beso en cada pàrpado me dijo: “Para que nunca me dejes “ y se fue. Al día siguiente, mi amigo Ishtán me avisó que habían visto a la Negra regresar al río a la medianoche y entrar desnuda en sus aguas. Luego de varios días de búsqueda infructuosa, el brujo en sus sueños de ayahuasca, localizó su cuerpo carcomido por los peces río abajo. La enterramos, y desde ese mismo día comencé a sentir su insistente llamado.

Abrumado por la tristeza y asustado por lo que ya presentía, solicité a la Empresa mi urgente regreso a la ciudad de Trujillo. Partí en medio de una incesante llovizna en la madrugada y en la curva del puente a la salida del pueblo, por no chocar con un camión hice una mala maniobra y caí al río,luego el silencio absoluto y la oscuridad total que poco a poco se va aclarando y una luz intensa me invita a cruzar hacia mi nueva forma. Intento avanzar, los latidos de mi corazón tienen otro ritmo, siento la necesidad de vivir en el agua, ya puedo controlar mis aletas y con las ondulaciones de mi cuerpo voy avanzando por la playa. Emito mis primeros chillidos que en el aire de la noche se entrecruzan con los de ella, mi Negra, que me espera en el agua, juntito a la arena y en el centro del río, la manada juguetona nos recibían alegres.

Yo y mi querida Negra, éramos ya unos BUFEOS felices en las profundidades de este río amazónico.


Carlos Velásquez Sánchez

2 comentarios:

  1. felicitaciones, mi estimado,...es hermoso leer cada cuento selvatico ..impresionante las escenas que se construyen en la cabeza con cada trozo de cada cuento...

    me gustaria que publicaran el cuento del hishpapoto...que lo lei cuando era un ñaño..1994 y cuyo autor no recuerdo...pero fue un hermoso libro.. el mejor que lei en mi secundaria... creo haber leido en ese mismo libro...la historia de juanjui...que se trataba de una persona llamada juan y que por alguna razon decidio huir...y de alli el nombre de juan hui---que luego fue juan jui..

    saludos cordiales

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