miércoles, 26 de septiembre de 2018

FRAILE POZO


La leyenda dice que con la colonización de los cholones e hibitos mediante las reducciones religiosas organizada por los Franciscanos, estos monjes cometieron muchos abusos con los nativos, ya sea a través de abusos físicos y sexuales o con los tributos que cobraban mediante la minka.
El incumplimiento de estos impuestos se castigaba con látigos de 12 puntas con una bola de resina endurecida en los extremos y a las víctimas les amarraban en el cepo (dos maderas largas con cavidades para apresar los pies en pleno sol.
Los frailes encargados de las tareas de evangelización quedaban al cuidado de las mujeres y niños, mientras los varones salían de caza o a trabajar forzados y abusaban sexualmente de ellos.
Cansados de tanto abuso, los nativos decidieron rebelarse sentenciando a muerte a los religiosos.
En presencia de todos, los ataron de pies y manos, arrojándoles después a un pozo profundo, sellando así el reinado de los frailes franciscanos.
El lugar que sirvió como tumba de los religiosos condenados, es conocido hoy como el “Fraile Pozo”, existiendo éste al pie de las piedras, caminando por la orilla del río Pajatén, desde la desembocadura en el río Jelache, camino al cerro Golondrina.

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