- En la Selva Alta, el pueblo afirma que hay cerros o morritos de oro que aparecen y desaparecen incitando la ambición de los hombres. Sin embargo, realmente existen algunos cerros con riqueza aurífera.
- El hítil quema a la gente que no lo saluda. Es un árbol con granos amarillos rojizos y una sustancia caústica. El hombre que en el bosque sin advertirlo se arrima a él o lo coge, sufre los efectos de la quemazón en todo su cuerpo con granos parecidos a los del árbol, hinchazón y fiebre alta. Por eso, el hombre debe andar alerta en el bosque y al descubrir un árbol hítil, saludarlo con todo todo respeto: “Buenos días o buenas tardes señor hítil”, después de la cual, dice la gente, puede hasta cortar el árbol sin que éste le haga daño.
Pero, si por desgracia ha sido quemado por el hítil, debe en el acto hacer el simulacro de ahorcarse de las ramas del mismo árbol, mediante una débil soga y dedirle: “Yo soy hítil y tu Pedro o Juan (según el nombre de la persona), pues, el hítil se contenta cuando la persona le da su nombre y éste toma la de él, luego de rota la soga con el pedazo de ella en el cuello debe correr hacia su casa, sin mirar hacia atrás. Dicen que de esta forma queda conjurado la acción maléfica del hítil.
- La gente asegura que el árbol renaco es morada del diablo (supay, shapshico o shapingo). Dicen que en ciertas horas del día o la noche, después de los aguaceros se oye el rumor de las conversaciones de los diablos en esos árboles, así como también llantos de criaturas al amanecer. El renaco es un árbol feo de la selva y asesino de sus semejantes, sus grandes raíces llamadas aletas se proyectan como opresivos tentáculos hacia otros árboles, mancornándolos y matándolos. Cuando estos árboles crecen en conjunto en terrenos fangosos, forman un fantástico engranaje de raíces dejando un espacio debajo que es madriguera de boas.
- La Lupuna, es el árbol gigantón de la selva, otro árbol feo, de madera fofa y con una enorme prominencia como barriga. La gente afirma también que en este árbol vive el diablo. Y cuando alguien muere hinchado con hidropesía, creen que ha sido embrujado con la lupuna por un enemigo suyo. Pues, dicen, que si se pone los restos de la comida de alguna persona en la barriga rajada de la lupuna, aquella persona muere hinchándose y rajándose como el árbol.
- Cuando un niño nace con la cabeza bien grande, la gente asegura que su madre en el periodo del embarazo ha tenido la mala suerte de pisar el redondo y abultado fruto del árbol “aya uma” (cabeza del muerto).
- Siempre se escuchan en la selva historias de mujeres adúlteras amarradas por sus maridos al árbol “tangarana”, en cuyo interior viven las feroces hormigas rojas, que además de picar, inoculan ácido. Estas hormigas ante los golpes dados al árbol con el lomo del hacha por el vengador, cubren inmediatamente el cuerpo desnudo de la víctima que muere sangrando enloquecida.
- El bejuco “ayahuasca” (soga de los muertos), preparado en brebaje especial tiene efectos alucinantes en el hombre, quién lo toma para ver su porvenir, mirar el pasado, el presente, para descubrir si su mujer lo engaña, a sus enemigos o para deleitarse con paraísos artificiales. Los brujos y curanderos lo utilizan en sus ritos misteriosos.
- En las noches oscuras o de luna, lloran más que cantar en la profundidad de la jungla una pareja de pájaros. Son los “ayaymaman”, su canto es un lloro tristísimo, algunos viajeros al escucharlos no continúan el viaje y retornan apenados a sus hogares. Muchos afirman que estos pájaros son negros y pequeños y que casi nadie logra verlos.
- Los “chicharramachacuys” o cigarras víboras son insectos horribles con cuerpo largo, parduzco, cabeza como de lagarto, cuatro alas con manchas oscuras, llevan un apéndice pectoral como lanceta, son ciegos y muy venenosos. En los caminos atacan a los animales y al hombre, ejecutando vuelos circulares velocísimos introduciéndoles la lanceta en el cuerpo de su víctima. La gente sostiene que el remedio es el acto sexual de inmediato, si la víctima es un hombre puede acudir a cualquier mujer y si es mujer a cualquier hombre.
- La chicua, según su canto avisa al hombre alguna desgracia o un próximo aguacero. Es el ave agorera de la selva. Cuando su canto semeja a una risa es de mal agüero.
- El huancahui mata víboras y se las come, es agorero cuando canta melancólicamente durante varios días cerca de una vivienda de alguien. Dicen que avisa enfermedad o muerte enviado por algún brujo.
- El chusqui (lechuza) anuncia enfermedad, muerte o cualquier otra desgracia, cuando vuela riéndose por sobre una casa es porque alguna mujer está embarazada.
- Un gallinazo posado en la cumbre de una casa es signo de muerte.
- El mugido lastimero de los toros frente a una casa produce pánico entre los moradores,porque es presagio de muerte.
- Cuando una gallina canta como un gallo es de mal agüero y ahí mismo hay que torcerle el pescuezo para conjurar el daño.
- Las pequeñas luciérnagas llamadas “ayañahuis” son los ojos de los muertos y hay que cuidar de que entren en las casas.
- Un pillopinto (mariposa) o un caballito del diablo (libélula) que ingresa a una casa y vuela pòr todas las habitaciones, avisa de que van a tener huésped,una visita, una carta o cualquier otra noticia.
- Encontrar un grupo de hormigas blancas en el umbral de la casa es signo de mal agüero.
- ¡Mañana voy a hacer a mi casa! ¡Mañana voy a hacer a mi casa!,dicen que el cacho o shihuín, pájaro holgazán, sin nido, promete desesperadamente cuando sufre las inclemencias atmosféricas y de la noche, para olvidarse luego cuando viene buen tiempo y seguir durmiendo durante el día en cualquier parte.Muchos hombres son como esta ave el cacho, dicen las gentes.
- Cuando las hormigas sitaracuys salen en filas de miles de sus madrigueras a los campos, a los caminos mordiendo ferozmente con sus recias tijeras a los transeúntes, a los viajeros, es porque va a llover y llueve. SITARACUY es vocablo quechua que significa: si llueve o va a llover.
- El Manacaracuy, canta en grupos en los bosques aledaños a los pueblos: Manacaracuy, manacaracuy, quechua, que se puede traducir por: no convido mi comida, no convido mi comida. Es común escuchar el canto áspero, colérico de esta ave en los amaneceres.
- Del azulado cuerpo de la hormiga isula muerta, brota el bejuco “tamshi”. El pueblo sostiene que es así, pero lo cierto es que la hormiga isula come el fruto del bejuco y lleva la semilla en el vientre, lo cual cuando muere la isula, germina y crece la planta.
- La gente de los campos calcula las horas, con el sol, con el canto de “firirín”, ave que canta matemáticamente a cada hora, con igual número de modulaciones el tiempo que señala. El firirín es el reloj de la selva.
- Cuando los chanchos frotan desesperadamente sus colas y traseros (seguramente por comezón) en las piedras, en los filos de las cosas, en los troncos de los árboles, la gente dice que va a llover. Y llueve.
- Llaman Alcalde en la selva a un pajarito de plumaje rojo y amarillo, que sobre todo después de los aguaceros recorre los caminos, los puentes, como si se preocupara por la conservación de éstos. No teme al viajero, va delante de èl cantando alegremente. Su nido es como un lindo chalet con limpios compartimientos que cuelga de la rama de un árbol a orillas de un río o lago.
Carlos Velásquez Sánchez
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