Hola soy Yacu, más conocida por todos como AGUA, nazco en los nevados, que cada vez son más pequeños; muy alegre por poder servir al mundo comienzo mi travesía. Son las séis de la mañana, estoy helada, lista para dirigirme a a la gran laguna del Dorado, la más preciosa de todas, con muchos bosques con plantas de colores y animales de todos los tamaños, pero ya hace unos años se empezó a deteriorar y el hombre empezó a destruir mi hogar favorito.
A las cinco de la tarde, estoy en la laguna, recordando mi infancia, donde jugaba con las mariposas y abejitas que vivían en los árboles, pero ya no están y pregunto al último señor árbol de la laguna ¿Dónde se fueron mis amigas? Y me responde con nostalgia, que se fueron al cielo en el momento en que cortaron a sus parientes, porque no tuvieron donde vivir.
Descanso un rato, después de unas horas el ruido de la motosierra me levanta, estaban cortando a mi último amiguito; corro para que no me ensucien pero ya es tarde, mi mano se quema con el detergente que botaba una joven señorita al lavar sus prendas. Llego a una quebrada y me encuentro con una sorpresa inesperada, estaban sacando oro de mis profundidades y mis amiguitos peces estaban a punto de encontrarse con la muerte. Me asusté mucho y tuve que acelerar mi recorrido. Luego de tanto correr, llego a las cataratas, por fin algo bonito, es la mejor parte del camino, unos buenos aldeanos lo cuidan y quieren que yo sea feliz, pero no saben el sufrimiento que tengo, porque cada vez caigo con menos fuerza en las hermosas cataratas, pero hoy estoy feliz y me voy a divertir, cierro los ojos y bummmmmmmm, fue una caída perfecta.
Cantando me dirijo al río, para saludar a mi amigo otorongo, que al verme irá a mis orillas a tomarme y con un saludo y despedida le veré alejarse, pero no lo encuentro, solo a unos cazadores llevando su piel y dejando su sangre en mi cauce como si yo fuera el culpable ¡No puede ser!
Sigo bajando y me encuentro con otras quebradas, el río se hace muy grande y al llegar a cierta parte no puedo controlarme, las lluvias aumentan mi caudal y causo desastres, lloro sin parar, no es mi culpa, yo no quiero, pero Uds. hacen que no haya más árboles que me sujeten. A veces mueren personas, otras se quedan sin casa, sin campos de cultivo y hasta veo niños sin comer y ¿Uds. creen que no sufro?, claro que sufro aunque no me vean llorar. Triste voy a los mares y la señora sal me consuela, pero yo sé que me estoy perdiendo, me estoy secando, me evaporo por el aumento de la temperatura y lo poquito que queda de mí lo están usando para cultivos y para eliminar basura que producen las casas y fábricas.
No puedo seguir así, me voy a acabar y pronto, si nos quedamos con los brazos cruzados. Ayúdenme a poder vivir, porque sin mí Uds. tampoco podrán vivir.
María José Arguedas Pinasco
A las cinco de la tarde, estoy en la laguna, recordando mi infancia, donde jugaba con las mariposas y abejitas que vivían en los árboles, pero ya no están y pregunto al último señor árbol de la laguna ¿Dónde se fueron mis amigas? Y me responde con nostalgia, que se fueron al cielo en el momento en que cortaron a sus parientes, porque no tuvieron donde vivir.
Descanso un rato, después de unas horas el ruido de la motosierra me levanta, estaban cortando a mi último amiguito; corro para que no me ensucien pero ya es tarde, mi mano se quema con el detergente que botaba una joven señorita al lavar sus prendas. Llego a una quebrada y me encuentro con una sorpresa inesperada, estaban sacando oro de mis profundidades y mis amiguitos peces estaban a punto de encontrarse con la muerte. Me asusté mucho y tuve que acelerar mi recorrido. Luego de tanto correr, llego a las cataratas, por fin algo bonito, es la mejor parte del camino, unos buenos aldeanos lo cuidan y quieren que yo sea feliz, pero no saben el sufrimiento que tengo, porque cada vez caigo con menos fuerza en las hermosas cataratas, pero hoy estoy feliz y me voy a divertir, cierro los ojos y bummmmmmmm, fue una caída perfecta.
Cantando me dirijo al río, para saludar a mi amigo otorongo, que al verme irá a mis orillas a tomarme y con un saludo y despedida le veré alejarse, pero no lo encuentro, solo a unos cazadores llevando su piel y dejando su sangre en mi cauce como si yo fuera el culpable ¡No puede ser!
Sigo bajando y me encuentro con otras quebradas, el río se hace muy grande y al llegar a cierta parte no puedo controlarme, las lluvias aumentan mi caudal y causo desastres, lloro sin parar, no es mi culpa, yo no quiero, pero Uds. hacen que no haya más árboles que me sujeten. A veces mueren personas, otras se quedan sin casa, sin campos de cultivo y hasta veo niños sin comer y ¿Uds. creen que no sufro?, claro que sufro aunque no me vean llorar. Triste voy a los mares y la señora sal me consuela, pero yo sé que me estoy perdiendo, me estoy secando, me evaporo por el aumento de la temperatura y lo poquito que queda de mí lo están usando para cultivos y para eliminar basura que producen las casas y fábricas.
No puedo seguir así, me voy a acabar y pronto, si nos quedamos con los brazos cruzados. Ayúdenme a poder vivir, porque sin mí Uds. tampoco podrán vivir.
María José Arguedas Pinasco
Hola a todos los lectores
ResponderEliminarQuiero en esta oportunidad saludar a toda la linda gente de EL MAÑANERO, por esta hemosa publicación, me refiero a LA TRAVESÍA DE YACU. Me llama mucho la atención por que de una manera tan sencilla y en un lenguaje tan coloquial el autor manifiesta su verdadera preocupación acerca de la contaminación ambiental y la destrucción de nuestro ecosistema. Creo que todos nosotros estamos en la obligación de cuidar y conservar nuestro medio ambiente. El mensaje que encierra esta narrativa (YACU)no es mas que una realidad, por que ya lo estamos viviendo y la naturaleza se está manifestando de muchas maneras. Y citando una parte de esta narrativa que dice "Ayúdenme a poder vivir, porque sin mí Uds. tampoco podrán vivir", es para que tomemos conciencia y de alguna manera divulgar, reforzar y fortalecer a travez de diferentes medios, el compromiso que tenemos para preservar y conservar nuestro medio ambiente. El agua es tan vital como todo lo que se encuentra en nuestro planeta tierra. La pregunta que todos y cada uno deberíamos de hacernos es: ¿Qué estoy haciendo para conservar mi medio ambiente?.
Abrazos de éxitos para todos
Julio Ruiz Vásquez
Maracaibo, Venezuela