lunes, 10 de marzo de 2014

EL BRUJO DORMILON


Un brujo venia contratado por el patrón de un bote hundido frente a la boca del rio Tonchima. Lleva su gran sombrero riojano y el rostro ennegrecido con jugo de huito verde, sus ojos inyectados evitan dirigirse de frente a las personas que lo reciben, para no fulminarlas con su mirada.

Este brujo, cuentan , es medio haragán y tiene fama de gran buceador, ya que de él se cuentan historias increíbles. Dicen que puede permanecer en el agua, sin respirar por más de  tres minutos , confían en el y en sus poderes mágicos para encontrar al ahogado antes de que la creciente del rio haga más difícil la búsqueda.

El brujo comienza con sus ritos y se arroja al turbulento rio. Se le ve salir a  intervalos, llena de aire sus pulmones y se sumerge de nuevo. Solo los bufeos y el dominan la técnica de bucear con perfección. El brujo vuelve a salir, se hunde una vez mas para localizar al ahogado y desaparece como tragado por las aguas,

Pasa el tiempo y aumenta la tensión, 7, 8 ,9 y 10 minutos y no aparece el brujo. En la orilla todos contienen la respiración, solo se escucha el chapalateo de la corriente en los cañaverales.

Cuando ya, todos temen lo peor, se oye la voz angustiada del patrón: ¡ Carajo! Se nos ahogo el brujo, y manda con energía: ¡ Búsquenlo! con las tanganas.

Los peones desde las canoas, van tanteando en el fondo de las aguas con sus largas cañas y nada, nada.

Uno de los tanganeros, el más empeñoso, toca un bulto y presiente que es el de un  cuerpo humano, pica nuevamente y el cuerpo sale a la superficie. Era el brujo, estaba vivo y les dice :¡ Ya pues, carajo! . Patroncito, reclama , bostezando y les dice: ¡ Déjenme dormir, por lo menos un ratito!. Así no es.

Carlos Velásquez Sánchez

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