domingo, 11 de marzo de 2018

EL DUENDE


Hoy, durante la lluvia, unos amigos contaron estas historias.
1. Jenny.
Una amiga de mi mamá, que estaba embarazada, le contó que en su casa a veces se aparecía un hombre bajito, feo, gordito y con un sombrero grande por su cocina. Siempre que pasaba por ahí veía al hombrecito corretear de un lado a otro; estaba muy atemorizada, solo con ella era la que lo veía. Le contó a su esposo, pero no le creyó “es tu imaginación” le dijo. Mi mamá le preguntó si tenía un árbol de higo y dijo que sí tenía un árbol bien bonito que daba unos higos muy grandes y ricos; además de lo del árbol le contó que no se había bautizado a pesar de que ya era mayor, entonces mi mamá le dijo que se vaya al cura para que la bautice y le pida que bendiga su casa. Así lo hizo y con eso el duende dejó de aparecer.
Después de unos meses nació su bebé. Un día la señora se fue al cuarto de su bebe y no estaba en la cuna desesperada empezó a buscarla, luego se dio cuenta que estaba debajo de la cuna, dormidito y sin llorar. El bebé era recién nacido así que no podía bajarse o caerse porque habría llorado, entonces llamó a mi mamá para que le echase el “agüita del socorro” y desde entonces nunca más volvió a pasarle nada raro ni a ella ni a su bebé.
2. Javier.
Te cuento otra historia. En la casa de mis abuelos paternos solía aparecerse un hombrecito pequeño que siempre era visto cerca de las plantas frutales que teníamos a la entrada de la casa. Sucedió que una de mis primas se enfermó mucho y entonces, por orden de mi abuelo cortaron todos los árboles por donde se aparecía el hombrecito después de eso ella se recuperó. En adelante no se volvió a ver al hombrecito (un duende, según creen); sin embargo hace poco pasó en mi casa algo muy similar a lo que cuenta Jenny: a mi sobrino sin bautizar (porque dicen que a los duendes les atrae sobre todo estos niños) lo encontraron debajo de su coche, nadie sabe cómo llegó hasta ese lugar teniendo solo un mes de nacido; en casa todos dicen que fue el duende, por eso ahora le tienen un mayor cuidado y ya van a adelantar el bautizo del pequeño, pero les voy a decir que le echen el agua esa que cuentas.
3. Carlos
Ahora que se ponen a hablar eso de los duendes, hace tiempo mi prima me contó que a su hijita, que entonces tenía 2 meses de nacida, siempre la tenían en su cama rodeada de almohadas para que no se cayese; entonces fueron, ella y su esposo, a la cocina para prepararse algo de comer; habrá sido cuestión de seis o siete minutos lo que demoraron, según dice; cuando regresaron encontraron la cama destendida y sin la bebe. Buscaron por toda la casa y nada, su esposo, alarmado llamo los vecinos, porque la niña no aparecía, pensaban que alguien pudo entrar y se la había llevado; luego mi prima le gritó:”¡Alberto, la niña está acá!”. La había encontrado en un cesto de ropa boca abajo y casi asfixiándose. Buscaron por toda la casa al “responsable” y nada, el vigilante que solía hacer la guardia en la casa de al frente tampoco vio entrar ni salir a nadie. La pregunta lógica es ¿cómo llegó la bebe de la cama hasta allí; es decir: sacar las almohadas, destender la cama, bajar, “caminar”, subir al cesto, y tirarse de cabeza, y todo con solo dos meses de nacida? Una vecina suya le dijo que seguro ha sido el duende, y es que al costado de su casa había un huerto y ¿adivinen qué árbol era el más grande y daba los mejores frutos? Exacto… un árbol de higo.
Cuando me contó su historia dije: Bueno, ha de haber sido algún maldito que quiso robar, ahora choros roban en un abrir y cerrar de ojos. Pero cuando me dijo que después de encontrar a la bebe, su esposo y un grupo de vecinos entraron al huerto para “buscar al duende” vieron que al pie del árbol de higo habían recién escarbado; al mover la tierra encontraron una de las botitas de la bebe bieeen al fondo…me quedé helado. Es decir, en cinco minutos nadie HUMANO puede hacer así como si nada todo lo que ella cuenta y ahora les estoy contando, y que nadie lo vea entrar ni salir, además de hacerle eso a una recién nacida.
Por ahí me contaron otra parecida, pero es una historia más larga, pero esa otro día les cuento.
Carlos Velásquez Sánchez

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