sábado, 27 de febrero de 2010

MITOS Y LEYENDAS DE NUESTRA REGION SAN MARTIN

EL AYAPULLITO

Se le conoce como el “pollo del muerto”; cuando en el silencio de la noche se le escucha cantar dicen que es de mal agüero, indicador de que alguien de la casa o del barrio debe morir en esos días, su canto es triste, como de un pollito con frío y dicen que vuela junto con las almas que salen del cementerio, su plumaje es negro como la noche y su cabeza pelada como la de una calavera.

EL HITIL

Se le conoce con el nombre de “árbol que quema”, tiene la propiedad de quemar a las personas que le tocan o pasan cerca de él sin saludarle; su tallo está cubierto de granulaciones rojizas, semejantes a las ampollas o ronchas que las quemaduras producen a la piel. La persona quemada por este árbol se cubre de ronchas en la piel, se le hincha la cara, las orejas, los pies y las manos, tiene fiebre alta y solo se sana bañándose una semana con infusión de hojas de paico o de papaya.
Dice que puede curarse inmediatamente haciendo el simulacro de ahorcarse colgándose en el mismo árbol y diciéndole: ”yo soy el hitil y tú eres…” (le dirá su nombre) y correrá a su casa sin mirar atrás, apenas se rompa la soga con que fingió ahorcarse.
Por eso la gente de la selva al descubrir al HITIL le saluda respetuosamente: ”buenos días o buenas tardes señor HITIL” y el árbol se queda contento, pudiendo la persona tocarlo y hasta cortarlo sin ningún peligro.

EL MALIGNO

El maligno, un alma en pena por haber cometido muchos y graves pecados en la tierra, se diferencia del tunchi por el silbido, pues éste se escucha solamente así: “fin…..fin…fin” y nada más repetido varias veces mientras pasa cerca de un ser viviente.
Es mucho más temido que el tunchi, porque según la creencia popular éste persigue a su víctima silbando cada vez más cerca de ella hasta que lo escucha, como un sonido gutural escalofriante, llegando a causarle tal pánico que le puede sobrevenir hasta la muerte, por un paro cardíaco instantáneo.
La persecución a la víctima es más ostensible y persistente cuando ésta le ha remedado en el silbido o cuando se ha burlado en alguna forma de él. También llega a materializarse como el tunchi, pero siempre bajo una forma horripilante capaz de paralizar a cualquier mortal.
Cuando una persona logra escapar a su persecución, sea por haber rezado a tiempo, por haber llegado a su casa oportunamente o por haberse encontrado con otras personas, entonces es seguro que le hace soñar por la noche diciéndole que ha salvado la vida gracias a esas circunstancias.

LA LAMPARILLA

La lamparilla es un esqueleto humano que lleva a la altura de su pecho, en el mismo sitio de su corazón una lámpara semejante a ese órgano y con una llama de color azul.
Suele presentarse a partir de la medianoche en los lugares oscuros, especialmente en los bosques, los parajes solitarios y las calles solitarias de los caseríos de la selva, se dice que es el esqueleto de un ser humano muerto que en vida tuvo mal comportamiento y que pena recogiendo sus pasos por los lugares donde transitó.

LA TANRILLA

Es una garza pequeña, muy bonita y prosista ”coqueta”, que dicen, tiene en sus finas y largas patitas un secreto para hacer encantamientos de amor.

Cuando el curandero recibe el encargo de preparar el filtro de amor, deberá cazarla mediante un tiro de pucuna ”dardo de cerbatana”,pero también deberá estar dietando por varios días.
Extraídos los huesitos de las patitas, los limpia y prepara mediante acarados ”cantos mágicos”.
Quitada la médula, estos quedan como tubitos y es a través de éstos que el enamorado debe espiar a la mujer elegida ”como si fuera un largavista”. Pero, ojo, la muchacha no debe saber que es observada. Y si la operación ha sido bien hecha, a los pocos días aceptará gustosa los requerimientos del galán.

Carlos Velásquez Sánchez

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