jueves, 31 de marzo de 2016

EL FANTASTICO AGUAJAL ( Raul Villacorta Valles)


Tomás, silencioso avanzaba por un angosto camino, percibía el olor a cocha y a pantano de los aguajales.
De pronto, se abrió ante su vista, un impresionante y fantástico bosque de árboles de aguaje. ¿Alguna vez alguien ha visto algo semejante?, se preguntaba Tomás.
Se paró un instante, cerró los ojos y las abrió lentamente para comprobar si era cierto tanta maravilla.
Allí estaba , exuberante, inmensos racimos de color marrón oscuro amarillento de los aguajes.
¡Qué cosa¡ ¡ No puede ser¡ Un escalofrío recorrió su cuerpo. Su dicha se transformó en un angustiante miedo ¿Será engaño del maldito de los pies torcidos? Pensó y pensó.
Le vino a la mente tantas desgracias sucedidas por esta causa: locos. Tarados, ciegos, chejos, muertos en vida deja el chullachaqui burlón a los distraídos solitarios que se dejan llevar por sus demoníacos poderes, entra a nuestra mente y nos lleva donde quiere.
Pensó en la Juana y sus hijitos, sus vecinos, lo malo que se porta a veces. Tomás caminaba y caminaba, se agitaba desesperado queriendo coger los aguajes que parecía tenerlos a la mano, pero éstos se alejaban y se alejaban.
Por fin llegó, los cogía, los abrazaba, los ponía en la cara, daba vueltas de contento por uno y otro lado.
De pronto, ran, sintió que los aguajes le quemaban las manos, el aguajal lanzaba rayos luminosos. Una lluvia de fuego cayó sobre su cabeza y una hilarante risotada con sonido de lejanía fue lo último que escuchó.
Se cubrió la cabeza con las manos y cerró los ojos para soportar las miles de espinas que sentía que se le clavaban en el cerebro y cayó como un tronco.
Dice la gente, que cuando escuchan un aullido hilarante en el fondo del bosque, esd que alguien ha sido atrapado por el poder mentiroso del chullachaqui.
El shapingo o chullachaqui, es nuestra propia mente que nos atrapa en la soledad cuando no la alimentamos con buenas lecturas y acciones

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