El nombre de COCHA, se da a todo lago o laguna ubicada en algún lugar de la Selva. Unas son mediterráneas y otras con salida a un río cercano a través de un caño. También hay cochas vivas y muertas.
No es una casualidad que en esta inmensa selva amazónica existan numerosas cochas muertas, que no viene sino a ser la consecuencia de algún desacomodo ecológico ocurrido en el tiempo.
Así se conoce que cuando uno anda en la intrincada selva se encuentran numerosas cochas muertas, que muchísimos años antes fueron emporio de multitud de peces, lugar de vida de grandes lagartos, de innumerables boas, de riquísimas taricayas, cupisos, charapas, así como también de vacas marinas o manatís que vivían felices disfrutando de todo lo que la pródiga naturaleza les brindaba.
Esas grandes cochas de ayer, hoy son mas que mudos testigos de las grandes riquezas ictiológicas amazónicas y restos de accidente geográficos que un día tuvieron vida y luego se convirtieron en grandes extensiones de terreno, formada de tierra movediza cubierta de piri piri, puto puto, lagarto tabaco con aguas empozadas, barro, fango, donde miles de zancudos, grillos huameros, callo callos y otras se han convertido en pródigas tierras de cultivo que el hombre de la selva las aprovecha para la siembra de productos de pan llevar.
¿Pero porqué la existencia de muchas cochas muertas?
Sencillamente por dos motivos, uno porque de aquellos lugares salieron las “madres” de los lagos y se fueron a vivir a otros sitios.
¿Pero porque salieron de su habitat?
Porqué se sintieron incómodos para el normal desarrollo de su vida.
¿Qué les incomodó?
La competencia que hace el hombre cuando pesca y coge diferentes especies indiscriminadamente y sin límites, llegando incluso al desperdicio y con ello va disminuyendo el recurso alimenticio de la gigante ” madre de la cocha”.
De igual modo el ruido de motores, el olor de la gasolina, petróleo, la pesca con dinamita o barbasco son causas para que las ”madres de las cochas” que son inmensas boas, abandonen su original lugar de vida en busca de adecuados sitios que les permita acomodar su descomunal cuerpo y donde hay abundancia de alimentos para su subsistencia.
Por eso en todo el ámbito de nuestra selva hay numerosas cochas muertas y de las que conocemos podemos citar las siguientes:
La cocha de Tipishca en Requena.
La cocha de Paca Cocha en Coronel Portillo y que a la luz de nuestros ojos hemos visto que este lago poco a poco iba perdiendo sus aguas hasta que se convirtió en una extensa zona agrícola y ahora prácticamente todo ha desaparecido y solo queda en el recuerdo lo panorámico y atractivo que fue esta laguna.
El otro motivo porque el que las cochas se están extinguiendo es ocasionado por el hombre, por el sedimento de las aguas servidas que van a dar a las lagunas como ha sucedido con el Lago de Moronacocha en Iquitos y casi como está pasando con el majestuoso Lago de Yarinacocha en Pucallpa cuya extinción es inminente.
En Saposoa, también desapareció la famosa Cocha Grande, la del Dios Sapo, y otras lagunas y lagos que con el tiempo irán desapareciendo por la acción del hombre con su tala, quema indiscriminada y el envenenamiento de los recursos hídricos de nuestra Amazonía.
Carlos Velásquez Sánchez
No es una casualidad que en esta inmensa selva amazónica existan numerosas cochas muertas, que no viene sino a ser la consecuencia de algún desacomodo ecológico ocurrido en el tiempo.
Así se conoce que cuando uno anda en la intrincada selva se encuentran numerosas cochas muertas, que muchísimos años antes fueron emporio de multitud de peces, lugar de vida de grandes lagartos, de innumerables boas, de riquísimas taricayas, cupisos, charapas, así como también de vacas marinas o manatís que vivían felices disfrutando de todo lo que la pródiga naturaleza les brindaba.
Esas grandes cochas de ayer, hoy son mas que mudos testigos de las grandes riquezas ictiológicas amazónicas y restos de accidente geográficos que un día tuvieron vida y luego se convirtieron en grandes extensiones de terreno, formada de tierra movediza cubierta de piri piri, puto puto, lagarto tabaco con aguas empozadas, barro, fango, donde miles de zancudos, grillos huameros, callo callos y otras se han convertido en pródigas tierras de cultivo que el hombre de la selva las aprovecha para la siembra de productos de pan llevar.
¿Pero porqué la existencia de muchas cochas muertas?
Sencillamente por dos motivos, uno porque de aquellos lugares salieron las “madres” de los lagos y se fueron a vivir a otros sitios.
¿Pero porque salieron de su habitat?
Porqué se sintieron incómodos para el normal desarrollo de su vida.
¿Qué les incomodó?
La competencia que hace el hombre cuando pesca y coge diferentes especies indiscriminadamente y sin límites, llegando incluso al desperdicio y con ello va disminuyendo el recurso alimenticio de la gigante ” madre de la cocha”.
De igual modo el ruido de motores, el olor de la gasolina, petróleo, la pesca con dinamita o barbasco son causas para que las ”madres de las cochas” que son inmensas boas, abandonen su original lugar de vida en busca de adecuados sitios que les permita acomodar su descomunal cuerpo y donde hay abundancia de alimentos para su subsistencia.
Por eso en todo el ámbito de nuestra selva hay numerosas cochas muertas y de las que conocemos podemos citar las siguientes:
La cocha de Tipishca en Requena.
La cocha de Paca Cocha en Coronel Portillo y que a la luz de nuestros ojos hemos visto que este lago poco a poco iba perdiendo sus aguas hasta que se convirtió en una extensa zona agrícola y ahora prácticamente todo ha desaparecido y solo queda en el recuerdo lo panorámico y atractivo que fue esta laguna.
El otro motivo porque el que las cochas se están extinguiendo es ocasionado por el hombre, por el sedimento de las aguas servidas que van a dar a las lagunas como ha sucedido con el Lago de Moronacocha en Iquitos y casi como está pasando con el majestuoso Lago de Yarinacocha en Pucallpa cuya extinción es inminente.
En Saposoa, también desapareció la famosa Cocha Grande, la del Dios Sapo, y otras lagunas y lagos que con el tiempo irán desapareciendo por la acción del hombre con su tala, quema indiscriminada y el envenenamiento de los recursos hídricos de nuestra Amazonía.
Carlos Velásquez Sánchez
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