jueves, 28 de enero de 2010

CUENTO AMAZONICO


EL AGUARUNA QUE SE TRANSFORMO EN HUANGANA

Los antiguos aguarunas y huambisas se retiraban a descansar apenas el sol se perdía en el horizonte. A las 7.00 p.m. los nativos del Alto Marañón dormían en sus rústicas viviendas.
A las 2.00 a.m. se levantaban, enjuagaban sus muelas con agua limpia, tomaban una ligera comida consistente en yuca cocinada y algún huevo cocido.
A las 4.00 a.m. salían con sus perros por delante, su pucuna al hombro repleta de flechas envenenadas y su bolsa tejida de hilos de chambira. El antiguo aguaruna bien temprano se va a montear en busca de mitayo y por trochas especiales para cazadores en busca de algún animal comestible como el majaz, añuje, carachupa, sajino, huangana o monos nocturnos y cuando no encontraban ninguna presa el aguaruna dedicaba su tiempo a matar aves como el paujil, pucacunga, palomas y pavas de monte,etc.

Así pues, un aguaruna que había salido a mitayear al monte, encontró en su camino gran cantidad de huellas de huanganas y comenzó a seguir sus huellas. De repente, el aguaruna escuchó un grito ensordecedor que iba aumentando por momentos, retumbaba todo el bosque, el aguaruna, pensó,una manada de huanganas viene corriendo hacia acá, es peligroso porque todo lo destrozan a su paso, así que será mejor que me suba a un árbol.
Y el mitayero trepó a un árbol y al poco tiempo más de cincuenta huanganas aparecieron corriendo y se les notaba enfurecidas, seguramente habrían notado la presencia de un ser humano, levantaban el hocico olfateando nerviosamente el ambiente. El aguaruna se dio cuenta de que no eran vulgares huanganas, como el estaba acostumbrado a matar y comer, eran unas huanganas diferentes nunca vistos anteriormente, les llamaban “hombres huanganas”. El aguaruna se dio cuenta de que dentro de la manada sobresalía una sobre todas las demás.

Esta huangana era como el Jefe, guiaba a las demás, les hablaba, les reunía, les daba órdenes. El aguaruna no se atrevía a bajar del árbol, se hizo de noche y se disponía a dormir acomodándose lo mejor que pudo en la rama de un árbol y de pronto observó asombrado que las huanganas se convertían en gente. Parecían personas, hablaban como hombres, hacían chistes y tomaban masato.

El mitayero, por un momento creyó que estaba soñando y de pronto escuchó la voz de una persona que desde abajo le llamaba: ”Hermano, que haces allí arriba sentado sobre una rama como un pajarito. Baja amigo, te convido mi masato”.

El aguaruna no se daba cuenta de que le estaba hablando el Jefe de las huanganas y creyendo que era una persona, bajó para tomar su masato. Luego el Jefe de las huanganas le dijo: ”Hermano, te invito a mi casa, acompáñame” Se fueron juntos y al llegar a cierto lugar, la huangana se quitó el vestido típico de los aguarunas y lo dejó bien dobladito sobre un palo caído, dejó su pucuna y su aljaba pegada a un árbol y amarrados con una soguita para que no se cayeran, luego invitó al aguaruna a que hiciera lo mismo. El mitayero se marchó con las huanganas y no regresó a casa varios días. Por eso, su mujercita, sus hijos, familiares y amigos lloraban todo el día, pensando que algo malo le había pasado y salieron en su búsqueda, pero no le hallaban. Al día siguiente, encontraron sobre un palo su vestido, su pucuna y su aljaba. Extrañados vieron huellas del aguaruna y huellas de las huanganas que se entremezclaban, le siguieron hasta que se perdieron, porque la lluvia les había borrado y todos regresaron tristes y llorando a su casa, dándole por muerto.
Mientras tanto, las huanganas se llevaron al mitayero por los cerros, le hacían caminar por lugares peligrosos llenos de espinas, él se caía al barro, poco a poco se iba acostumbrando a la vida de las huanganas.
Cuando encontraban algún árbol de frutas silvestres como: shimbillo, chambira, pijuayo le obligaban a subir y le decían que cortase con su muela para que cortase la rama de shimbillo o de cualquier árbol frutal. Y así el aguaruna fue aprendiendo la vida y las costumbres de las huanganas y él no se daba cuenta que se iba convirtiendo en huangana. Pues, ya le habían salido pelos largos endurecidos, puntiagudos semejantes a las espinas del huicungo y corría ya igual que las huanganas, o sea se había transformado en una HUANGANA.

Carlos Velásquez Sánchez

lunes, 25 de enero de 2010

LAS COCHAS MUERTAS DE LA SELVA


El nombre de COCHA, se da a todo lago o laguna ubicada en algún lugar de la Selva. Unas son mediterráneas y otras con salida a un río cercano a través de un caño. También hay cochas vivas y muertas.

No es una casualidad que en esta inmensa selva amazónica existan numerosas cochas muertas, que no viene sino a ser la consecuencia de algún desacomodo ecológico ocurrido en el tiempo.

Así se conoce que cuando uno anda en la intrincada selva se encuentran numerosas cochas muertas, que muchísimos años antes fueron emporio de multitud de peces, lugar de vida de grandes lagartos, de innumerables boas, de riquísimas taricayas, cupisos, charapas, así como también de vacas marinas o manatís que vivían felices disfrutando de todo lo que la pródiga naturaleza les brindaba.

Esas grandes cochas de ayer, hoy son mas que mudos testigos de las grandes riquezas ictiológicas amazónicas y restos de accidente geográficos que un día tuvieron vida y luego se convirtieron en grandes extensiones de terreno, formada de tierra movediza cubierta de piri piri, puto puto, lagarto tabaco con aguas empozadas, barro, fango, donde miles de zancudos, grillos huameros, callo callos y otras se han convertido en pródigas tierras de cultivo que el hombre de la selva las aprovecha para la siembra de productos de pan llevar.

¿Pero porqué la existencia de muchas cochas muertas?

Sencillamente por dos motivos, uno porque de aquellos lugares salieron las “madres” de los lagos y se fueron a vivir a otros sitios.

¿Pero porque salieron de su habitat?

Porqué se sintieron incómodos para el normal desarrollo de su vida.

¿Qué les incomodó?

La competencia que hace el hombre cuando pesca y coge diferentes especies indiscriminadamente y sin límites, llegando incluso al desperdicio y con ello va disminuyendo el recurso alimenticio de la gigante ” madre de la cocha”.

De igual modo el ruido de motores, el olor de la gasolina, petróleo, la pesca con dinamita o barbasco son causas para que las ”madres de las cochas” que son inmensas boas, abandonen su original lugar de vida en busca de adecuados sitios que les permita acomodar su descomunal cuerpo y donde hay abundancia de alimentos para su subsistencia.

Por eso en todo el ámbito de nuestra selva hay numerosas cochas muertas y de las que conocemos podemos citar las siguientes:
La cocha de Tipishca en Requena.
La cocha de Paca Cocha en Coronel Portillo y que a la luz de nuestros ojos hemos visto que este lago poco a poco iba perdiendo sus aguas hasta que se convirtió en una extensa zona agrícola y ahora prácticamente todo ha desaparecido y solo queda en el recuerdo lo panorámico y atractivo que fue esta laguna.

El otro motivo porque el que las cochas se están extinguiendo es ocasionado por el hombre, por el sedimento de las aguas servidas que van a dar a las lagunas como ha sucedido con el Lago de Moronacocha en Iquitos y casi como está pasando con el majestuoso Lago de Yarinacocha en Pucallpa cuya extinción es inminente.

En Saposoa, también desapareció la famosa Cocha Grande, la del Dios Sapo, y otras lagunas y lagos que con el tiempo irán desapareciendo por la acción del hombre con su tala, quema indiscriminada y el envenenamiento de los recursos hídricos de nuestra Amazonía.

Carlos Velásquez Sánchez

LA CACERIA EN LA SELVA


Al inicio el hombre y por cientos de millones de años fue recolector y acumulador de alimentos. En el paleolítico era un nato cazador y recién en el neolítico descubre la agricultura y la domesticación de animales y en ambas formas se les denomina de apropiación y de producción respectivamente.

La apropiación está dada por lacaza, pesca y recolección y la producción por la agricultura y crianza de animales.

La cacería es aquella actividad, fundamentalmente masculina que consiste en la aprehensión de animales salvajes con fines de subsistencia. Aclaramos también que la cacería no solamente es económica, sino que en algunas sociedades constituye un deporte y hasta recreativo. Existen dos técnicas básicas de cacería: la presencial y la no presencial.

En la cacería presencial el nativo usa lanzas, flechas, macanas labradas con chonta, pona, palisangre y otras maderas muy duras, pero el arma preferida fue y sigue siendo la cerbatana ó pucuna con su inprescindible aditamento con veneno curare. Estas técnicas están siendo desplazadas por la retrocarga o arma de fuego.

En la cacería no presencial emplean una serie de trampas hábilmente confeccionadas y dejadas en el monte, las que son visitadas luego de cierto tiempo para recoger la presa.

En la cacería el nativo se desliza sin hacer ruido, no quiebra palos secos y las hojarascas parecen no sentir su peso, su ojo avizor, oído alerta, se desplaza medio agachado, va de prisa, casi corriendo.

Inmediatamente localiza cualquier ruido o canto, con el olfato percibe las ráfagas de olor que despiden los animales, flores, lianas y bejucos. Parece inmunizado contra el miedo, solo necesita un instante y su puntería no falla.

Conoce el canto de los animales y les sigue hasta dar con ellos, saben donde están sus collpas .De noche aguarda sigilosamente a su presa, aguante la respiración y cuando el animal está en posición, prende su linterna, lo sorprende y dispara o lanza el dardo, muchas veces se ayuda con uno o dos perros.

Imita el canto del paujil, loro o pava para así atrapar a su víctima. La viveza del mono, la desconfianza del pato son superadas por la astucia y la serenidad del selvático.

¿Cómo prepara el nativo sus trampas y como cura su cuerpo?

Para preparar la trampa el nativo hace una curación de su cuerpo, lavándose bien para que el animal no perciba su olor de lo contrario no se acerca, no puede usar jabón ni acostarse con su mujer en estado menstrual. Para el baño consigue hojas de mucura: macho y hembra y lo chapea en un depòsito grande con agua, dejándole reposar una semana, madurado con orina o pichi y se baña por las noches durante una semana. Al momento de sacar las hojas de mucura, debe hacerle un discurso al bosque pidiéndole permiso dirigido al espìritu de la planta, así: ”JOKE MIA BIR, MIA ONANA IKASH”.

LOS PISHTACOS O NUNA SHIPICOS

Antes los poblados de la Selva, veían con terror la aparición de un blanco, lo confundían con los pistachos, que ambulaban según versiones con sus pelos largos y sus machetes, buscando el lubricante que necesitan las aeronaves que irán a otros planetas, y eran considerados los “mantequeros” ó “degolladores”.

El pistacho está instalado en la tradición popular desde la época de la colonia, en el Sur se le donima NANAC, en el centro y hasta en la Ceja de Selva se le conoció con el nombre de “pishtaco”.

Hay una hermosa leyenda, cargado de sabor enfermizo, en la que los Príncipes de la Casa de Austria, uno de sus hijos atacado por una mortal enfermedad, necesitaba para mantenerse vivo , de un baño diario de fresca grasa humana que podría usarse nada más que una vez y sus padres enviaron a la Amèrica a personas autorizadas para matar a los indígenas y proveer de la grasa humana a la Casa Real.

Estos eran los pistachos y se les describe como hombres blancos, fuertes, ágiles. En los primeros tiempos no degollaban a la gente sino que hacían uso de una especie de tubo mágico y extraían la grasa de la víctima. Luego en otros tiempos el pishtaco colgaba a su víctima en una cueva donde hay un gancho y coloca debajo una vela para que la grasa vaya saliendo.

En algunos sitios cuando mataban a un pishtaco le arrancaban la lengua, le castraban y encontraban en una talega: cuchillos, puñal, una caja de polvos venenosos, agujas de hierro, disfraces de mujer y hasta de guardia civil y en las cuevas donde vivía encontraban calaveras, huesos de piés y brazos humanos.

Los pistachos eran blancos, barbudos y usaban botas, como también, habían pistachos negros.


Carlos Velásquez Sánchez

EL FOLKLORE EN LA SELVA


La Selva no posee la riqueza de música, cantos y bailes folklóricos de la Costa y Sierra, en cambio la Selva tiene un copioso y fascinante folklore literario.

El pueblo de nuestra región amazónica ha recibido y recibe una influencia musical de nuestro pueblo andino, luego de la Costa, así como la brasileña, ecuatoriana y de ritmos modernos en auge, preferentemente tropicales.

Sin embargo antes y en el apogeo del caucho, las migraciones humanas andinas llevaban a ella sus músicas, cantos y bailes. El hombre de la Selva es, pues alegre, peculiaridad de su ambiente tropical.

En la región se conoce al huayno como cashua, chimaychi, chica chiquita y paisana. (Esto de paisana, por su procedencia de la Sierra, ya que en la selva se llama al hombre de la sierra: paisano, shishaco, shuco). Se baila generalmente, como complemento de una marinera. No hay marinera sin chimaychi.

En suma, se puede afirmar que nuestro pueblo amazónico no cuenta con absolutas expresiones musicales y coreográficas genuinas, típicas salvo el baile del sitaracuy, pero también con música de pandilla o huayno. Proviene del sitaracuy, como una imitación del comportamiento de las hormigas, estas negras o amarillas, salen durante el día de sus madrigueras en millares a los caminos, campos, mordiendo ferozmente a los transeúntes en sus pies descalzos. Según el pueblo, la correría de estas hormigas esa anuncio de aguacero, aunque el cielo se halle despejado.

Pues bien, el baile del sitaracuy consiste en saltos, carreras, pellisqueos recíprocos de las parejas de hombres y mujeres y gritos disimulados de dolor: ay, ay, ayau, como si estuvieran siendo mordidos por las hormigas sitaracuys.

También toma especialmente el pellisqueo un carácter picaresco sensual. En el fervor de una marinera, de un chimaychi, de una pandilla a alguien se le ocurre vocear: sitaracuy, sitaracuy y comienza el jaleo, para después reanudar el baile que venían ejecutando.

- a Danza de los Machashcas o de los Hombres borrachos, radica en bailar como ebrios, tumbándose de un lado para otro, sobre el cuerpo de las otras parejas, especialmente de mujeres. Más que, propiamente baile es una humorada, esta danza se ejecuta al compás de las pandillas o huaynos tocados con quena, clarinete y tambor.

Los pueblos sanmartinenses tienen una variedad de costumbres típicas, posee infinidad de aires musicales. Los nativos del Barrio Suchiche de Tarapoto ejecutan y bailan las Cajadas celebrando su Fiesta Patronal. Estos en grupos numerosos aparecen en las calles portando algunos de ellos pifanos de diversos tamaños, los individuos que forman el grupo llevan shacapas (semillas secas como cascabeles) y otros se disfrazan con pieles de tigres.

- La pandilla se baila recorriendo las calles en las fiestas patronales. Esta música es alegre y la ejecutan tres personas con quena, clarinete o saxo, redoblante y bombo.
La pandilla se clasifica en tres aires musicales de compases diferentes: el shami shami y el changanacuy que son bailados por parejas de hombres y mujeres y el tambaria que es bailado por mujeres solas, generalmente por viejecitas del lugar.

La pandilla, pandillada o cuadrilla es un masivo baile público ejecutado en las calles, plazas o pampas, aunque también en los salones cuando la alegría de la fiesta llega a su apogeo, a veces un hombre lleva del brazo a dos mujeres, las columnas chocan, avanzan, retroceden, se envuelven.

Un hombre desplazándose velozmente de un lado a otro, derrama botellas de aguardiente sobre las cabezas, algunas parejas se adelantan corriendo, saltando, originando un furioso remolino humano (muyuna), hombres y mujeres se enfrentan, entonces con una pierna levantada, el hombre la derecha y la mujer la izquierda entrecruzadas, bailan picarescamente con un ritmo incitador, sensual, por lo que se llama changanacuy y en quechua significa: changa = pierna y nacuy = caricia o acariciar, de repente la pandilla se suaviza, se remansa, se adormece a los compases de una pandilla lenta conocida como shami shami, también dentro de la pandilla se ejecutan marineras, cachuas y sitaracuys.

La pandilla se baila preferentemente en las fiestas patronales religiosas, en ellas se cortan umshas adornadas con botellas de licor, panes, gallos, palomas, telas, las cuales en pleno baile son cortadas por una pareja mediante un hacha hasta derribarle y ésta pareja devuelve igual árbol en la fiesta correspondiente del próximo año. En las pandillas siempre hay un clásico: puntaleo, pellisqueo, siquincheo y el chillaleo.

- La concertina fue un instrumento muy popular. Los caucheros la llevaban para distraer su soledad en el abismo de los bosques y hasta se escuchaba la concertina en las canoas y en las balsas a lo largo de los ríos. Los shilicos (celendinos de las serranías de Cajamarca) eran comerciantes por excelencia, les llamaban los judíos peruanos, ellos siempre llevaban concertinas a la espalda y la tocaban en las pasadas de los caminos o en la puerta de sus tiendas, en el silencio de las noches: huaynos, tristes, yaravíes en añoranza de la nativa tierra distante.
Aparte de la concertina, los instrumentos más comunes en la selva son la quena, guitarra, flauta,acordeón, clarinete, violín, mandolina, cabaquiña, banyo, bombo, tambor y redoblante.

- En la cuenca del río Huallaga-San Martín se usa el instrumento llamado didín, compuesto de un tambor pequeño y una quena. El músico toca ambos instrumentos a la vez. El didín se toca sobre todo en los velorios de los niños y en las velaciones de los santos.

- También hay los típicos sopladores de hojas, éstos presionando en los labios, arrancan a la perfección cualquier melodía a las hojas de ciertos árboles, especialmente del naranjo y del café y muchas veces a falta de otros músicos en el pueblo, ellos son utilizados en los bailes formando verdaderas orquestas.

- Tahuampa, como ya sabemos es el terreno inundado por un río en creciente, el agua turbia barrosa metida en el bosque hasta cierta altura de los árboles.
Y también, una fiesta, un baile popular lleva este nombre: Tahuampa que se realiza comúnmente en los barrios de las ciudades, con asistencia de mozos y mozas y también de señoras de sociedad, autoridades, comerciantes, empleados públicos que acuden a estas fiestas Tahuampas en busca de un sano esparcimiento y chucumitas,


Carlos Velásquez Sánchez

sábado, 9 de enero de 2010

HISTORIA DE LOS PUEBLOS AMAZONICOS

EL ENFRENTAMIENTO ENTRE JUANJUINOS Y SAPOSOINOS

Este incidente ocurrió en el año de 1,927. Resulta de que n la ciudad de Juanjuí había un grupo de personas muy creidas de sus amplios conocimientos de abogacía, entre ellos estaba un tal Vásquez, Elías, Roberto Arévalo, Misael Salas y el gringo Kenesh.

Estos señores inducían a la gente de Juanjuí de que la Sub Prefectura pasara de Saposoa a Juanjuí y lo único que habría de hacer era quitarle los sellos a los saposoínos Organizaron una cuadrilla de 50 hombres bien armados con carabinas, llegaron a las 11.00 a.m., cruzaron el río Saposoa por La Muyuna y caminaron en fila por la cuadra 1 de la Av. Lima, por la cuadra 1 del Jr. Soledad y por las cuadras 2 y 3 de la Av .Loreto para ingresar a la huerta de la Escuela Primaria de Varones Nro. 181 frente a la Plaza de Armas de Saposoa.

Se atrincheraron dentro de las aulas apuntando sus carabinas al local de la Sub Prefectura, pocas personas observaron a los atacantes, porque los agricultores estaban en sus chacras, las madres cocinaban y los maestros en sus aulas.

En la Escuela 181 hicieron que los profesores y alumnos se tiren al piso boca abajo. Esperaban que el Sub Prefecto Juan Rivera Lozada saliera de su Oficina para pedirle los sellos y si se negaba lo mataban. El pánico se apoderó de la poca gente que seguía este incidente y comunicaron al Sub Prefecto lo que iba a ocurrir y el Sub Prefecto cerró la puerta principal.

Al ver eso los juanjuínos al mando del soldado Mamani dispararon a la puerta de la Sub Prefectura, la autoridad y algunas personas que tenían armas contestaron a los tiroteos y otras personas de Saposoa se unieron para enfrentar a los juanjuinos.

Se escuchaban los silbidos de las balas, las mujeres lloraban, aumentaron los hombres con armas para rechazar el ataque, de pronto se escuchó un grito de dolor en el interior de la Escuela: ”El soldado Mamani está herido”, luego de 03 horas de tiroteo, de pronto una mujer valiente y aguerrida cogió una tela como símbolo de paz y caminó sola por la Av. Lima. Otras mujeres de sus casas le llamaban: ”Señora no te vayas, no te vayas por favor, te van a matar”.

Era Rosaura Doñe, que daba pasos largos con bastante aplomo que denotaban seguridad, las mujeres le suplicaban que no avance más, que corría peligro su vida, los llantos de las mujeres por momentos querían contagiara Rosaura Doñe.
Ella se daba más ánimo y levantaba más la bandera blanca diciendo: ”Yo quiero paz en mi pueblo de Saposoa” y enrumbó al centro de la Plaza de Armas, allí se paró, levantó la bandera ante el asombro de los saposoínos y gritó: ”Hermanos, hermanos, quiero la paz en mi pueblo, cálmense…….”. No pudo hablar más, pues un certero balazo acabó con su vida al instante, su cuerpo yacía ensangrentado sobre el pasto. Los saposoínos dejaron de disparar y corrieron desde diferentes puntos para auxiliar a Rosaura Doñe.

Por su parte los juanjuinos salieron de la Escuela en pequeños grupos por el Jr. Arica detrás del local de la Sub Prefectura, seguían haciendo tiros y la gente de nuevo se metió a las casas para protegerse del ataque. Llevaron a Rosaura a una casa aledaña par limpiar sus heridas y llorar su muerte.
De pronto a las 4.00 p.m un disparo impactó en el cuerpo de don Fidel Tuesta Mendoza quien caminaba ajeno al incidente por la quinta cuadra de la Av Lima pensando que ya todo había pasado.

Viendo que el rescate de los sellos de la Sub Prefectura era imposible y que ya habían dado muerte a dos personas inocentes, los juanjuinos optaron por la retirada dejando escapar tiros al aire.

El Sub Prefecto comunicó de inmediato a la Superioridad mediante un telegrama y rápido se constituyó un Batallón de 100 soldados desde Iquitos a Saposoa y se creó la Gobernación Militar de Saposoa a cargo de Absalón Quevedo.

Los soldados se constituyeron a Juanjuí en busca de los cabecillas, y es así como matan a Zoilo Córdoba en Pachiza por correr al advertir la presencia de los soldados y atraparon a todos los cabecillas y los castigaron.

Después el gringo Arturo Kenesh había llegado a ser Inspector de Educación en Juanjuí y producía bastante frutas y para evitar que le robaran envenenaba a sus frutas. La población de Juanjuí se enojó por que muchos de sus hijos habían resultado intoxicados por comer algunas frutas de los Kenehs, hasta que un grupo de personas decidieron quemar la casa del gringo. Allí decían los juanjuinos, que había sido el gringo Kenesh quién mató a Fidel Tuesta Mendoza frente a la casa del Sr. Leoncio Ríos. El gringo antes vivía en Saposoa casado con la Sra. Romero, luego de separarse se trasladó a Juanjuí y compartió su vida con la Sra. Vela, y éste al notar que era repudiado por los pobladores de Juanjuí optó por abandonar dicha localidad.

Carlos Velásquez Sánchez