viernes, 6 de septiembre de 2013

EL CURIYACU


Antiguamente el rio Cumbaza, se llamaba CURIYACU( Curi : oro y Yacu : agua), porque en ese lugar aparecía de cuando en cuando una vaca lamiendo una piedra grande y que al caer sus babas en el suelo, se convertían en filamentos de oro.

Los conquistadores españoles al llegar a Lamas se admiraron de los indios motilones que llevaban macizos aretes de oro en las orejas. Y deseosos de conseguir el precioso metal, preguntaron a los indios el ligar de donde extraían el oro, estos mostrándose solícitos, les dieron noticias del CURIYACU.

Al día siguiente , una expedición marcho a explorar a dicho lugar, guiados por tres indios. Al llegar rodearon la piedra viendo con sorpresa al poco rato, aparecer del fondo de las aguas una vaca, la que dirigiéndose a la piedra empezó a lamerla, dejando caer gruesas babas en el suelo, convirtiéndose en filamentos de oro, que a su vez los indios recogían y regalaron a los españoles.

El jefe de la expedición  maravillado y sin ocultar su ambición, con sus acompañantes ordeno amarrar a la vaca y cargar a la piedra para llevarla al campamento. Y cuando los soldados iban a cumplir la orden, de pronto el cielo se cubrió de espesas y negros nubarrones, descargándose una torrencial lluvia con truenos, relámpagos y vientos huracanados que remecían los arboles.

Asustados los expedicionarios, soltaron a la vaca, la que por arte de magia desapareció para no volver a verla nunca más.

Y siempre retornaban los españoles al Curiyacu, pero nunca más apareció la vaca.

Carlos Velásquez Sánchez

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