lunes, 23 de septiembre de 2013

EL MITAYERO


En la selva, se llama mitayero al cazador, también se le conoce como montaraz. El mitayero, es un hombre que conoce el secreto de los animales, su vida, sus costumbres y características, sabe donde viven, donde paran y como se reproducen, sabe imitar sus gritos, sus cantos y silbidos.

Es un experto, tiene temple y nervios de acero y no conoce el miedo. Tiene super desarrollados  los órganos de la vista, el oído, el olfato y tiene un sexto sentido : la intuición.

Es un hombre sereno, tranquilo, paciente, observador, con gran dominio de si mismo y de reacciones rápidas. Sale al monte diariamente y regresa cargado de diversas piezas de caza..

Sus únicos compañeros son la escopeta, retrocarga y el machete. Sin embargo hay otro tipo de mitayero, especializado en la caza de ciertos animales, que se hace acompañar  por perros entrenados en la cacería de ciertos animales: añujeros, venaderos, carachuperos, etc.

                                                C U E N T O

Julio Sánchez era el mitayero del campamento, diariamente salía solo y recorría grandes extensiones de la selva en busca de caza. Con las primeras sombras de la noche regresaba, trayendo venados, huanganas, sajinos, conejos, achunis, sachacuyes, ardillas, paujiles, pavas, trompeteros, panguanas, loros, palomas, etc.

Cuando tenía la suerte de encontrar una manada de huanganas, se subía a un árbol para librarse de la furia de dichos animales y desde arriba mataba varios ejemplares. En este caso, regresaba a pedir ayuda para el transporte de los animales muertos, en igual forma procedía cuando cazaba una sachavaca grande o un otorongo.

Una vez pasando cerca de un matorral, escucho un ruido de galope a gran velocidad, entonces se escondió tras un árbol, con el arma lista a disparar, era una sachavaca, que tenia prendido en su lomo a un enorme otorongo que le trataba de dominar y Julio le disparo al otorongo, hiriéndolo pero escapo.

Luego saliendo de su escondite comenzó a seguir los rastros de sangre que fue dejando la sachavaca, de la terrible herida que le había causado el tigre, hasta que encontró a la sachavaca recostada en un tronco caído, mal herido y sin fuerzas para levantarse y correr.

El mitayero se compadeció de la pobre bestia y la llevo al campamento para curarle y domesticarle, no sin antes cubrirle sus sangrientas heridas con barro con el fin de aliviarle el dolor y paralizar la hemorragia.

Poco tiempo después, era la mascota el campamento completamente curada y domesticada.

Y es así como el mitayero abastecía diariamente de carne fresca del monte al campamento.

Carlos Velásquez Sánchez

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