jueves, 22 de julio de 2010

PLANTAS MEDICINALES MAS USADAS

( Darwin Bocanegra Tavera )

Ajo Sacha: Arbusto regional, cuyas hojas y corteza tienen un marcadísimo olor a ajo. Es empelado en condimentos. Gran calmante de dolores y en emplastos, remedio contra enfermedades renales.

Ayahuasca: La palabra quechua “ayahuasca” significa” soga de muerto”. Es una liana de extraordinario poder narcótico, que produce sicosis delirantes durante las que se ven fenómenos maravillosos.

Bejucos o lianas: Existe una gran variedad, pero por sus características especiales, merece citar la yacu huasca (soga de agua) la que produce abundante y sabrosa agua para beber. En la amazonía existen otras variedades más.

Guayaba: Las hojas tiernas de los cogollos, masticadas y exprimidas hasta hacerlas gotear sobre los ojos, curan rápidamente las conjuntivitis más agudas.

Indano: Arbol de corteza astringente, rallada y reducida a polvo, es cauterizante de heridas y hemostática. Su fruta es de sabor agridulce y sirve para infusiones en aguardiente. Similar en sus efectos también se conoce al ucshaquiro.

Lancetilla: Mezclada con huevo batido es un buen remedio contra la bronquitis y resfriados. Hervida con llantén y paico es muy buen desinflamante de heridas.

Llantén: De usos medicinales conocidos. Se da como planta de cultivo.

Ojé: La corteza produce un látex que a la vez es purgante, vermífugo y poderoso reconstituyente de la salud. Se toma una copita durante nueve días seguidos y es preciso observar durante un mes rigurosa dieta de carnes, manteca, sal, picantes y baños. Sometida la leche a un proceso de laboratorio, para quitarle algunas resinas perjudiciales. Se exporta actualmente en polvo y es administrada en cápsulas según receta médica.

Paico: Con el látex y con el jugo de sus hojas se pueden preparar vermífugos y otros medicamentos.

Sangre de grado: Mediante incisiones en la corteza se extrae esta resina roja tan empleada en la antigüedad como hemostático y astringente.

Carlos Velásquez Sánchez

domingo, 27 de junio de 2010

UN MALVADO CHAMAN


( Hildebrando García Velásquez )

En un rincón de la selva peruana, vivía un habilidoso chamán, que se dedicaba a sanar enfermos y a embrujar a los sanos. Es el caso, que en una oportunidad, un alcohólico consumado que vivía en un centro poblado, para sofocar el calor que le ocasionaba el exceso del alcohol en su organismo, fue a zambullirse en el río cercano y no fue encontrado.

Ese día, confundido con la alarmada población en la ribera, el chamán realizaba sus ritos brujeriles para indagar la razón de la desaparición del humilde borrachito. Por la noche, el chamán se acercó a la casa de la mujer del infortunado para decirle que su marido había sido capturado por los yacurunas (duendes del agua). La infeliz lloró lastimeramente, siendo consolada por el curandero, indicándole que el hará todo lo posible para devolverle a su marido sano y salvo de las garras de los yacurunas.
Los días pasaban sin resultados favorables y toda la comunidad se mantenía espectante. La mujer lloraba día y noche por la ausencia de su borrachito, que así como era, le hacía mucha falta.

Una tarde, el chamán le anunció que de acuerdo a sus ritos brujeriles, el borrachito llegará a su casa en altas horas de la noche, advirtiéndole a la mujer que la mantuviera sin luz y con la puerta del dormitorio un poco abierta. Era medianoche, la Antuca dormía profundamente después de larga vigilia, cuando sintió un cuerpo frío y desnudo que se acostó en su cama, y al mismo tiempo escuchó la voz de su marido que le dijo: Me he convertido en un yacuruna, he venido tan solo por un momento, pero siempre vendré a visitarte”. Conversaron un buen rato, hicieron el amor, después, el yacu, desapareció en la oscuridad de la noche diciéndole: “Voyá”

La pobre mujer, hasta el amanecer no pudo dormir, pensó y pensó, percibiendo un olor a lodo de río y sintiendo un frío en el vientre. Ya amanecía, cuando una gallina colorada corría y corría alborozada en el corral escapándose de un gallo carioco, y es cuando la Antuca confirmaba su sospecha que la cuestión de la noche, fue del malvado chamán.

Carlos Velásquez Sánchez

TRAGOS AFRODISIACOS

Rompe calzón (RC): Licor preparado mediante maceración de cortezas y sustancias afrodisiacas en aguardiente, endulzado con miel de abeja y polen silvestre.

Siete Raíces: Licor reconfortante y curativo hecho a base de cortezas y raíces: chuchuhuasi, cascarilla, cocobolo, cashaucsha, clavohuasca, mururé, iporuro, huacapurana y la cumaceba, macerado en aguardiente y endulzado con miel de abeja silvestre. Se le atribuye poderes sexuales. Es tomada preferentemente por personas de edad avanzada.

Picho Shicshina: Licor afrodisiaco para calentar a las mujeres frías.

Pico de Carpizo: Licor reconfortante preparado con sustancias afrodisiacas en aguardiente endulzado con miel de abeja silvestre.

Espérame en el cielo: Licor preparado en base a cocobolo, polen de abeja silvestre, cashaucsha, y otras sustancias afrodisiacas maceradas en aguardiente.

Clavador: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que erecta al pene con dureza.

Tumbador: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que excita al varón con vehemencia.

Anticuerno: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que permite que el varón cumpla sexualmente con su pareja en forma puntual.

Tres por noche: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que permite que la excitación masculina dure muchas horas.

Tumbasuegra: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que le pone al varón muy seductor hasta con su suegra.

Aguantanena: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que permite al varón ser muy potente al momento de hacer el coito.

Tres al hilo: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que posibilita el acumulamiento del líquido seminal, haciendo que el acto sexual dure hasta para más de tres eyaculaciones.

Tumba ullo: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que excita a las mujeres hasta lograr que el varón ya no pueda hacer más el acto sexual.

Siete cachos: Preparado con sustancias afrodisiacas de origen vegetal y animal, macerado en aguardiente que hace que el varón quiera hacer el acto sexual con diferentes mujeres a la vez.

Achuni ullo: Licor preparado mediante maceración del pene del achuni en aguardiente, endulzado con miel de abeja silvestre.

Chuchuhuasi: Corteza del chuchuhuasi macerado en aguardiente.

Carlos Velásquez Sánchez

LA LEYENDA DE SARA CHOGLLO

(El choclo: Hijo de guerreros Alimento del pueblo)

Sara Chogllo, era una mujer de raza de la misma estirpe de Mama Huaco, guerreras por naturaleza y como todas las mujeres de su raza, apoyaba incondicionalmente a su compañero Wiro en el campo de batalla.
En el calor de la lucha, una lanza flecha de bambú, encontró fatalmente el corazón de la mujer y le robó el calor de su aliento, Wiro al mirar el cuerpo inerte de su amada, se arrodilló a su lado y dejó escapar los más dolorosos lamentos y suspiros que se había escuchado en todas las montañas andinas. Un incesante río de lágrimas escapó de los ojos de Wiro con el que bañó el rostro y la herida abierta de Sara Chogllo, purificando así el paso de su compañera al mundo de los espíritus.

La ceremonia duró muchos días y muchas noches, en los que, nada, ni nadie se atrevían a alterar el sagrado conjuro de Wiro a sus dioses. La madre Quilla (Luna) y el padre Inti (Sol) acompañaron calladamente la pena del guerrero en su largo ritual. Cuando el dolor de Wiro empezaba a mitigar, del corazón de Sara Chogllo, empezó a brotar una planta hermosa que gradualmente tomaba la forma de una guerrera altiva, al cuerpo que apenas germinaba, le crecieron los dientes fuertes y sanos, como la sonrisa luminosa de una mujer, el cabello largo y lustroso bañado por el sol se tornó en una dorada caricia que llenó de fragancias el vientre en el que se gestaba la nueva vida. Las faldas verdes y lozanas volvieron con maternal ternura el retoño florecido del amor y del dolor concertado en ese instante fértil. El naciente fruto, arrimó su cabeza al esbelto bambú, que seguía fuertemente abrazado a la Pachamama y fue tomando fuerza. Cuando, el nuevo fruto estaba lo suficiente maduro, Wiro, la arrancó de su corazón. Sentía latir en su pecho el fruto de su amor que su amada le había ofrendado como última muestra de cariño.

Los hombres y mujeres del pueblo, lo recibieron con cantos de pesadumbre, Wiro, fue directamente al templo a ofrecerle a Wiracocha el fruto recién nacido del corazón de su compañera. Su sacrificio no estaba completo. Wiro, aprendió por los consejos de los Amautas (maestros andinos), que para que su sacrificio tuviera recompensa, debería devolver el fruto a la Pachamama (Madre Tierra) de donde crecería y se multiplicaría, alimentaría a los hijos de su pueblo y a los hijos de sus hijos. Haría sanos sus cuerpos y fuertes sus brazos, y haría de ellos una raza de hombres invencibles. Así lo hizo Wiro, con sus propias manos abrió la tierra y enterró grano por grano el fruto de su amor y sacrificio.

Desde entonces, año tras año, los Incas siembran el maíz, en el mes de Cápac Raymi (Diciembre), cuando empiezan a caer las lluvias y cuando han cesado las lágrimas del cielo en el mes de Mayo y que en quechua es Atun Cusqui ó Aymoray Quilla-Bienvenida lluvia y que el Padre ha acariciado con su calor por varios meses a la Pachamama.
Esta entrega a los descendientes de Wiro, porciones generosas del noble Chogllo que tiene y siempre ha tenido el sabor amargo de las lágrimas de Wiro y el dulce aroma de su eterna compañera.

Así es amigos, en el Perú Tierra de los Incas, se consume el maíz tierno, al que llaman Choclo, que es de consumo obligado en sus más afamados y deliciosos platos como el cebiche y otros.

Carlos Velásquez Sánchez

CUENTO


LOS DIABLOS
(Ernesto Jesús Flores: Caserío Almendras Saposoa )

Había una vez, un montaraz que se dedicaba a cazar animales salvajes en la selva. Cierto día, fue a mitayear (cazar), sin percatarse que era de día de carnavales, pues entonces los diablos celebraban su cumpleaños y aquel día los diablos encontraron a este cazador en su chapana.
Entonces, los diablos le dijeron: ¿Ud. no sabía que hoy es nuestro cumpleaños? Y él les contestó: No, no sabía.
Y los diablos le dijeron: Te damos un plazo de 48 horas para que nos digas: Cuántos años estamos cumpliendo, y si no sabes, te vamos a matar. Así, que ya sabes. Vete ya.
El mitayero volvió a su casa asustado, estaba muy preocupado, porque no sabía cuántos años estaban cumpliendo los diablos. Y su mujer, se dio cuenta de su preocupación y le dice: Oye mi amor. ¿Qué es? ¿Qué tienes? ¿Que te pasa? Te veo preocupado.
Nada, mi amor-le contestó él.
Cuéntame mi amor, tal vez te pueda ayudar- ¡No! Le dice él. No me vas a poder ayudar, pero, si tanto insistes, te voy a contar. Esto me ha sucedido, mi amor. Cuando fui a montear……… y le contó, pues, todo lo que le sucedió, entonces la mujer le contestó: Ay amor mío, eso, pues te preocupa tanto, dejalo a mi cuidado, yo voy a solucionar tu problema.
El hombre se alegró, porque estaba muy triste. Dime nomás, donde les voy a encontrar a esos diablos, entonces, el marido le indicó donde y la mujer se fue al monte, se paró en el camino donde los diablos iban a aparecer, y cuando escuchó el ruido que hacían cuando se acercaban.
La mujer se preparó, alzó su ropa, bajó su bombacha (calzón) y semidesnuda, se agachó, poniéndose en cuatro patas, mirando hacia atrás, bien abierta de piernas.

Entonces, los diablos aparecieron en el camino y al ver a la mujer calata agachada con la cabeza metida entre las piernas mirando atrás, los diablos se asustaron y dijeron: Oye, oye, oye ¿Qué es? ¡Ay taitito! ¡Que tene! Como dice el Mañanero en Radio Colinas ¿Qué es?, quedaron asustados los diablos y bola su ojo.
Oye, durante estos 375 años que estamos cumpliendo, nunca hemos visto un animal tan raro, con tres bocas y uno bien “barbusho” (peludo) ¿Qué es?. Vámonos, este feo animal puede ser peligroso y nos vaya a devorar en nuestro cumpleaños. ¡Vamonos ya! ¡Vami ya! ¡Vansiá!.
Es así, como la mujer, por fin: les hizo hablar a los diablos, de cuántos años cumplían los diablos.
La mujer se levantó, subió su bombacha y se fue a su casa a contarle a su marido de los años que cumplían los diablos.

Carlos Velásquez Sánchez

lunes, 7 de junio de 2010

CUENTO AMAZONICO


L A Y A C U M A M A

En quechua, significa Madre del Agua. Es una boa gigante que vive en las profundidades de los ríos y cochas, saliendo raras veces a la superficie y es en estas pocas ocasiones que puede causar daños irreparables en las embarcaciones y sus pasajeros ,haciéndoles naufragar y perecer, bien sea ahogados o atrapados por el monstruo.

Se dice que al salir el animal produce un inmenso remolino y gran oleaje, poco comunes en los ríos y cochas, dejando al descubierto su descomunal cabeza, que descansa sobre un cuello erguido que sobresale del agua a una altura de 2 a 3 mtrs., desplazándose en esta forma por el centro del río o de la cocha, zambulléndose de trecho en trecho, hasta que al final se sumerge para no volver a aparecer más. Otras veces sale a la superficie y permanece a flor de agua, atravesada de banda a banda del río, causando el efecto de un árbol gigantesco caído que represa el agua, formando fuertes correntadas que impiden a las embarcaciones menores a pasar por este sitio sin peligro de naufragar.

CUENTO

Cierta vez, Mañanero estaba tratando de arponear un paiche, que hacía más de una hora se le iba escapando porque se movía con rapidez de un sitio a otro sin darle oportunidad de lanzar el arpón.

Se encontraba en una cocha extensa, de aguas negras tranquilas muy profundas, a la que acudía desde su niñez a pescar. En su frágil canoa se desplazaba lentamente en círculo, observando las burbujas de aquí y de allá que iba dejando el paiche .

Con la mano derecha sostenía la lanza de pié, listo para arrojarla y con la izquierda manejaba el remo sin hacer ruido como se acostumbra en estos casos. Detuvo su canoa y se quedó quieto un momento, siguiendo con su mirada al paiche, para esto se sostenía con el remo en un inmenso tronco que sobresalía en parte del agua, así continuó pegado al palo por largo rato, hasta que vio que el paiche se le escapaba.

Impaciente, picó el tronco con fuerza con la punta del remo en forma casi inconsciente y entonces le pareció raro notar un ligerísimo movimiento y es así cuando volvió a mirar detenidamente al tronco y lo que vio, lo dejó paralizado y sin aliento.

El supuesto árbol caído mostraba unas grandes y gruesas escamas que cubrían su cuerpo en vez de corteza. Era, pues, una gigantesca boa con la cabeza y cola sumergidas, dormía plácidamente recibiendo la calentura de los rayos solares sobre el lomo que salía a manera de un tronco flotando en el agua y lo calculó en unos veinte metros la parte que se veía.

Reaccionando de inmediato, se dio cuenta del grave peligro que corría, si el monstruo se despertaba en ese momento, por lo que Mañanero se alejó ràpidamente del lugar, sin causar el menor ruido y no paró de bogar desesperadamente hasta alcanzar la orilla, donde amarró su canoa y saltó a tierra para esconderse entre la vegetación hasta que viniera alguien en su auxilio o que viera que la yacumama había desaparecido. Desde su escondite siguió vigilando al monstruo, que se distinguía claramente por su colosal tamaño, hasta que a eso de las cuatro de la tarde, notó que las aguas se agitaban con violencia, enseguida se abrió un tremendo remolino y el monstruo desapareció, levantando un gran oleaje.

Mañanero, se quedó asustado, cuando de pronto vio que las aguas volvían a agitarse y en medio de un gran remolino, salió la monstruosa cabeza y el enorme cuello de la yacumama con movimientos rápidos iba volteando la cabeza a uno y otro lado, como si buscara algo, avanzó y produciendo un gran oleaje, volvió a sumergirse para no aparecer más. Mañanero, no se atrevió a meterse en su canoa para volver a su casa y prefirió caminar por el monte, para de allí ir directamente a su Caserío.

Carlos Velásquez Sánchez

LOS PECES CAMINANTES


En la selva, hay dos especies de peces que tienen la extraordinaria facultad de caminar por tierras hasta grandes distancias, para emigrar de una cocha a otra en busca de mejor ambiente. Esos peces son los “shuyos” y los “shirues” que abundan en las cochas. El shuyo, es un pez cilíndrico de unos 30 a 40 cms., sin escamas, cubierto de una piel resbaladiza, de color oscuro y comestible.

El shirue es un pez pequeñito de unos 5 a 10 cms. cubierto con gruesas y apretadas escamas casi cortantes. Se mueve en tierra con agilidad, el caldo del shirue es muy tonificante, por eso es que se le emplea para el timbuchi o chilcano.

CUENTO

Cierto día, Mañanero se internó en el bosque, dirigiéndose a una cocha cercana, donde siempre acostumbraba a pescar, era época de verano, en la que los ríos, lagos y cochas disminuyen su volumen de agua.

Cuando el Mañanero se encontraba ya cerca de la cocha, de pronto vio un árbol de sachamango cargado de frutos y entonces se detuvo a coger algunos. En esos instantes, de repente escuchó una especie de murmullo lejano que se iba perdiendo poco a poco.

Era la primera vez que oía ese extraño ruido dentro del bosque y por eso le llamó poderosamente la atención. Al principio pensó que se trataba del desplazamiento de algún reptil de gran tamaño, pero, el ruido era confuso, después de largo rato de permanencia con el oído muy atento, por fin, pudo precisar de donde venía el ruido.

Mañanero, abandonó la trocha que venía siguiendo, abriéndose paso en el bosque y al fin pudo contemplar sorprendido algo insólito que no podía creer. Lo que veía eran interminables columnas de peces que caminaban en el suelo con movimientos rápidos y ondulantes. Eran una columna de shuyos y shirues, procedentes de la pequeña cocha a la que se dirigía a pescar.

Estos, pues, son los peces caminantes que se dan el lujo de emigrar de un lugar a otro, los cuales se encaminaban a otra cocha grande situada a tres horas de distancia, en busca de mayor seguridad para su supervivencia.

Carlos Velásquez Sánchez